Adiós, Madrid: la nueva normalidad será de provincias

Gracias al teletrabajo, muchos empleados podrán volver a sus ciudades de origen y las empresas podrán ahorrarse los elevados costes de alquiler de la capital.
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Cuando pase esta trágica situación de pandemia, una de las pocas consecuencias positivas que dejará habrá sido que ha resultado ser una prueba de fuego para la implantación del teletrabajo en nuestro país. Los recelos hasta ahora existentes en muchas empresas sobre cómo implantarlo y cómo sería el rendimiento de sus empleados han sido ampliamente desmantelados. El trabajo presencial ha dejado de ser imprescindible para una buena parte de trabajadores del sector de los servicios, el financiero y otros afines.

Por otra parte, muchas grandes corporaciones han comprendido que las situaciones de emergencia sanitaria, como una epidemia, deben contemplarse dentro de los escenarios de interrupción de negocio, por lo que procederán a incluirlas en sus Planes de Continuidad de Negocio (BCP, por sus siglas en inglés). Es probable que muchas empresas comiencen a ver que no es muy razonable, o al menos supone un riesgo incrementado, concentrar toda la fuerza laboral bajo un mismo techo, pues, en caso de epidemia, esta podría propagarse por toda la plantilla, provocando una interrupción de la actividad que podría poner en riesgo la viabilidad del negocio o dejarlo fuera del mercado.

Así que, ¿por qué no esparcir por la geografía diversos equipos de una misma empresa? En caso de emergencia sanitaria, estos “cortafuegos” geográficos minimizarían la afectación de la plantilla, garantizando la continuidad de la actividad. Por otro lado, la potencialidad de nuevos brotes nos obliga a replantear la actividad empresarial, contemplando estrategias de teletrabajo, pero no solo: las ciudades medianas cercanas a las grandes capitales como Madrid o Barcelona podrían tener oportunidades en el nuevo escenario.

Con el teletrabajo, muchos empleados de las grandes urbes podrían optar por regresar a sus ciudades de origen, donde podrían seguir desarrollando su actividad en la empresa de forma remota, pero mejorando notablemente su calidad de vida y poder adquisitivo. Para empezar, el coste de la vivienda en cualquier capital de medio tamaño es sensiblemente inferior al de Madrid. Según el portal Idealista.com, en 2019, el precio medio del metro cuadrado de vivienda en la Capital estaba en 3.720 €/m², frente a los 1.579 €/m² en Burgos, los 1.551 €/m² de Segovia, o los 1.380 €/m² en Palencia.

Otro tanto sucede si optamos por la vivienda en alquiler. Según el mismo portal, el precio medio en Madrid ronda los 16,4 €/m²/ mes frente a los 7,4 €/m²/mes de Burgos, los 8,1 €/m²/mes de Segovia o los 6,4 €/m²/mes de Palencia. Es decir, que un trabajador que decidiera trasladarse a una ciudad pequeña vería cómo su esfuerzo económico en vivienda se reduciría a menos de la mitad con respecto a Madrid.

Pero el beneficio no solo sería para los trabajadores que decidiesen trasladarse a “provincias”, sino que las empresas también podrían ver mejorar su cuenta de resultados trasladando sus operaciones a capitales de medio tamaño. Según la consultora JLL, el precio medio del alquiler de oficina en el Distrito de Negocios de Madrid ronda una media de los 34€/m²/mes para las rentas prime, esto es, las mejores ubicaciones. Mientras tanto, en sus mejores ubicaciones, los precios estarían en torno a los 14€/m²/mes en Segovia, 13€/m²/mes en Burgos y 10€/m²/mes en Palencia (estimación a partir de datos de Idealista.com). Esto significa que una empresa que decidiese trasladar sus oficinas a algunas de estas capitales podría reducir bastante más de un 50% sus costes inmobiliarios.

Pero aún hay más. Las recomendaciones del Ministerio de Educación para el curso escolar establecen dos metros de distancia de seguridad entre alumnos. La duda está en si esta norma se llevará también al ámbito laboral. Si esto sucediese, muchas oficinas del distrito financiero de Madrid se verían en serios problemas para cumplir con la recomendación, donde el apiñamiento de personas en oficinas es algo habitual, lo cual es normal considerando los precios de alquiler ya mencionados. Esto obligaría a las empresas a tratar de ampliar espacios, lo que plantearía un nuevo problema. Según el portal especializado BELBEX.com, la tasa media de disponibilidad de espacios de oficinas en el distrito financiero de Madrid ronda el 4,26%, llegando a menos del 1% en zonas selectas como el Barrio de Salamanca.

Esto quiere decir que, si se aplicase una norma de distancia mínima de seguridad entre empleados, muchas empresas tendrían serias dificultades para cumplirla o se verían obligadas a adquirir o alquilar nuevas oficinas, con el consiguiente incremento de costes. Por tanto, las empresas solo tendrían dos opciones: el fomento del teletrabajo mediante la modalidad de “sistema de sitios calientes”, en el que la plantilla va rotando en teletrabajo, sin coincidir físicamente, lo que reduce la necesidad de espacio; o el traslado de las operaciones a otra ciudad. ¿Por qué no trasladar las operaciones a ciudades sin problemas para acoger nuevos negocios y nueva población a mitad de precio que en la capital?

Las ciudades “de provincias” tienen la oportunidad de reivindicar su atractivo frente a Madrid y Barcelona, pero deben reunir unos requisitos mínimos para ser candidatas a recibir empresas del sector financiero y de servicios. Aquí va un decálogo para ciudades que quieran triunfar en la nueva normalidad:

1) Adecuada fiscalidad: si el atractivo para la empresas es la reducción de costes por uso de inmuebles, parece lógico querer mudarse hacia sitios con una fiscalidad igual o mejor de la que tiene ahora mismo.

2) Transporte: es una conditio sine qua non. Aunque se trasladen sus operaciones, no se pueden romper los contactos con la capital financiera del país, por lo que unas infraestructuras logísticas que permitiesen desplazarse al centro de negocios en un tiempo razonable (como para poder ir y volver en el día, o para acceder los vuelos de primera hora) parecen una condición irrenunciable.

3) Movilidad Interna: según la aplicación Moovit, la media de desplazamientos al trabajo en Madrid está en 62 minutos. El 63% de estos usuarios dedica un promedio de dos horas a sus desplazamientos diarios. Por tanto, los potenciales inmigrantes buscarían en las pequeñas ciudades una eficiente red de transporte público, y también una extensa red de vías ciclistas con criterios de movilidad sostenible y saludable. Por supuesto, estar adaptadas a la movilidad eléctrica en todas sus formas es algo ineludible.

4) Telecomunicaciones de última generación: las empresas que se trasladasen, manejarán una alta densidad de tráfico datos. Por ello, requerirán redes digitales ágiles, potentes y de máxima capacidad. Una ciudad que apostase por la implantación de la tecnología 5G tendría mucho ganado.

5) Ocio: hay que pensar que el grueso de la gente dispuesta a mudarse serán jóvenes, acostumbrados a la oferta de ocio vibrante de Madrid. Las ciudades de destino deberían ofrecer igualmente una alta calidad de ocio, y en ello entra la restauración, el ocio nocturno, el deporte, la oferta cultural, etc.

6) Esparcimiento: si hay una cosa de la que carece el distrito financiero de Madrid son los espacios verdes donde poder hacer deporte, pasear o simplemente alejarse del bullicio de la ciudad. Una urbe atractiva para los potenciales inmigrantes tendría que disponer de una buena red de espacios verdes, con rápido acceso desde el centro de trabajo y desde los domicilios.

7) Sostenibilidad: empresas y empleados están cada vez más concienciados con el desarrollo sostenible. Contar con una excelente calidad del aire puede ser el factor determinante para quien viene de una gran capital acosada por la contaminación. Pero hay más. La ciudad destino debería ofrecer espacios de oficinas diseñados con criterios de eficiencia energética, con mínimo consumo de recursos. Contar con puntos de recarga de e-movilidad será imprescindible.

8) Agilidad administrativa: las trabas administrativas innecesarias son un freno a la implantación de cualquier negocio y al desarrollo de la iniciativa empresarial. La administración digital y la ventanilla única son vitales. Una ciudad que quiera atraer negocios de la capital deberá realizar un esfuerzo en alinear (y aligerar) los trámites administrativos de todas las administraciones involucradas, local, provincial y regional.

9) Calidad asistencial de probada solvencia: ante la eventualidad de nuevas epidemias es razonable pensar que las personas que se trasladen querrán que estas ciudades dispongan de un sistema de salud de alta calidad, que garantice la mejor asistencia en cualquier situación.

10) Universidad y centros de formación profesional de calidad: el mercado laboral del área financiera de Madrid se caracteriza por estar incorporando nuevos talentos de forma continuada. Por tanto, un punto importante será que haya una oferta formativa capaz de proveer de analistas, economistas, Ingenieros, Informáticos, administrativos, etc.

En resumen, la covid-19 puede ser un punto de inflexión en la transformación de la sociedad tal y como la conocemos. La pandemia plantea grandes retos sanitarios y económicos, pero, con las políticas adecuadas, también podría revertir el efecto “aspiradora” que ejercen Madrid y Barcelona y representar una oportunidad para las ciudades de mediano tamaño. Incluso, por qué no, para la España vaciada.

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José Luis Pallarés es ingeniero técnico industrial y consultor de responsabilidad civil en Allianz Global C&S.


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