Fidel y los momentos gays en Cuba: fuera de aquĆ­ Allen Ginsberg

La semana pasada comentĆ© uno de los momentos en los que a Fidel Castro le dio por remitir homosexuales a las doscientas cincuenta ā€œgranjasā€. Otro momento lo protagonizaron en 1965 el poeta norteamericano Allen Ginsberg y sus colegas de la revista literaria "El Puente".
AƑADIR A FAVORITOS
ClosePlease loginn

La semana pasada comentĆ© aquĆ­ uno de los momentos en los que al ahora ascendido a los cielos camarada y guĆ­a de pueblos Fidel Castro le dio por remitir homosexuales a las doscientas cincuenta ā€œgranjasā€ que instalĆ³ en CamagĆ¼ey que Ć©l llamaba UMAP (Unidad militar de Ayuda a la ProducciĆ³n) y que, como vimos, Carlos MonsivĆ”is prefiriĆ³ llamar ā€œcampos de trabajos forzadosā€.

Otro momento lo protagonizaron en 1965 el poeta norteamericano Allen Ginsberg y sus colegas de la revista literaria El Puente, que narra con eficiencia aquĆ­ (en inglĆ©s) la escritora Robyn Grant y de quien tomo la informaciĆ³n.

Ginsberg habĆ­a sido invitado por HaydĆ©e SantamarĆ­a (la culta dama de la revoluciĆ³n que, segĆŗn Cabrera Infante, creĆ­a que Ortega y Gasset eran dos escritores, ā€œcomo Marx y Engelsā€) para fungir como jurado del premio Casa de las AmĆ©ricas y quizĆ”s como agradecimiento a la solidaridad con la revoluciĆ³n cubana que habĆ­a manifestado junto al otro beat poet, Lawrence Ferlinghetti. Estaba encantado Ginsberg de ir a Cuba y ver ā€œel socialismo en vivoā€.

Los jĆ³venes del grupo literario que hacĆ­a la revista El Puente lo buscaron y se hicieron amigos. La revista, que naciĆ³ en 1961, habĆ­a abrazado la idea de luchar en favor del Ć”nimo revolucionario juvenil poĆ©tico y proclamaron ā€œla conciencia de los jĆ³venes poetas de una poesĆ­a que reflejase la comunidad de las personas con otras personas, personas que existen, imaginan y razonanā€.

Y sin embargo, El Puente no cayĆ³ bien. La primera crĆ­tica, luego del ā€œdiscurso a los intelectualesā€ de 1961 de Castro (ā€œCon la revoluciĆ³n todo; contra la revoluciĆ³n, nadaā€) vino el primer ataque contra El Puente por boca de un joven comunista, JesĆŗs DĆ­az, editor de El CaimĆ”n Barbudo. Los acusaba de representar mal a los jĆ³venes, ā€œempollados por la fracciĆ³n mĆ”s disoluta y negativa de su generaciĆ³nā€. Una puentera, Ana MarĆ­a SimĆ³, respondiĆ³ que

Disoluto es sinĆ³nimo de disipado, licencioso, vicioso y libertino. Es una calificaciĆ³n de tipo moral (en su sentido mĆ”s restrictivo, incluye la moral sexual). Caracterizar a un grupo de escritores con esa palabra es un acto de traiciĆ³n intelectual.

Esto no hizo sino aumentar las crĆ­ticas oficiales no tardaron en denunciar los estilos y temas de los puenteros, su negativa a escribir para el pueblo y su actitud ajena a los temas revolucionarios; los acusĆ³ de ā€œapartar al hombre de su circunstanciaā€, de escapismo, de ā€œindividualismo y liberalismo, dos pecados imperdonables para un verdadero revolucionarioā€ y finalmente los acusĆ³ de no entender las ideas del Che contra la ā€œdecadenciaā€ en el arte, que es como ā€œel hedor de un cadĆ”verā€, y de no ayudar a construir ā€œa un humano del siglo XXIā€ resistente a la perversiĆ³n moral y a los ā€œimpulsos animalesā€. En fin, nada nuevo: lo mismo que dicen los comisarios mexicanos de antaƱo y de hogaƱoā€¦ Prudentemente, los puenteros optaron por voluntariamente a huevo unirse a la UniĆ³n Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, UNEAC…

Ginsberg venĆ­a de ā€œFair Play Cubaā€ y del ambiente simpatizante de los tempranos sesentas. Si El CaimĆ”n Barbudo regaƱaba a los puenteros, la comisiĆ³n de Seguridad Interna del Senado norteamericano hostigaba a Ferlinghetti por haber escrito el obligado poema a Fidel. El Puente publicĆ³ su ā€œDescripciĆ³n tentativa de una comida organizada para promover el castigo al presidente Eisenhowerā€. Y luego publicaron Howl, el poema-bandera de Ginsberg (que por cierto recuerdo haber leĆ­do como Aullido en traducciĆ³n de MonsivĆ”is hace dĆ©cadas). Los puenteros escuchaban a los Beatles, se vestĆ­an a la moda europea y se dejaban crecer el pelo. Pero su interĆ©s en los greingos, a pesar de ser los contraculturales, seguĆ­a irritando a los caimanes y a los polizontes de la moral escrituralā€¦

A poco de llegar, JosĆ© Mario RodrĆ­guez y Manuel Ballagas (hijo del poeta Emilio Ballagas, tambiĆ©n gay) abordaron a Ginsberg en un bar. Se cayeron muy bien y Ginsberg no tardĆ³ en enamorarse de JosĆ© Mario, que le correspondiĆ³. Y no se tardaron los jĆ³venes en platicarle a Ginsberg de las redadas de homosexuales para enviarlos a las UMAP.

Ginsberg se sometiĆ³ a la agenda de los anfitriones pero no tardĆ³ en escandalizarlos. Cuando hablĆ³ de su homosexualidad, comenzaron a cancelarle las conferencias. Un dĆ­a le pellizcĆ³ una nalga a la camarada SantamarĆ­a, que lo interpretĆ³ como un agravio a la patria. Otro dĆ­a dijo que se masturbaba pensando en Fidel. SegĆŗn Cabrera Infante, Ginsberg dijo en pĆŗblico cosas que en Cuba era ilegal decir hasta en privado, como que Fidel habrĆ­a tenido experiencias homosexuales de niƱo: ā€œtodos las tenemos, Āæpor quĆ© no Ć©l?ā€. Pero al parecer, lo peor fue que ā€œle gustarĆ­a mucho irse a la cama con el Cheā€.

Y entonces ā€“le escribe Ginsberg a Nicanor Parra:

Me despertaron unos golpes en la puerta y tres milicianos entraron y me asustaron. Me dijeron que empacara que el jefe de inmigraciĆ³n querĆ­a hablar conmigo, y no me dejaron usar el telĆ©fonoā€¦ Y me dijeron que me iba en el primer aviĆ³n disponible.

Cuando preguntĆ³ el motivo le contestaron ā€œviolar las leyes cubanasā€. ā€œĀæCuĆ”les leyes?ā€, preguntĆ³. ā€œPregĆŗnteselo a usted mismoā€, le respondieron severamente. La prensa cubana dijo que lo habĆ­an echado por ā€œfumar mariguana que trajo consigo desde los decadentes Estados Unidosā€.

La otra cosa divertida fue que lo del primer aviĆ³n que salĆ­a de Cuba era literal. (No era para menos: Ginsberg habĆ­a amenazado al Che con sus fantasĆ­as.) Y el primer aviĆ³n que saliĆ³ iba hacia Checoeslovaquia. Lo bueno, dice Cabrera Infante, es que Ginsberg no tardĆ³ en conseguir un Czech Mate.

Los checos expulsaron a Ginsberg a los dos meses de haber llegado.

La revista y el grupo El Puente desaparecieron.

JosĆ© Mario RodrĆ­guez fue arrestado diecisiete veces y pasĆ³ tres meses en una UMAP.

El saldo del viaje de Ginsberg ā€œinstigĆ³ la desilusiĆ³n con Cubaā€, dice Robyn Grant, pues la sentencia fue que la contracultura norteamericana corrompĆ­a a la juventud. Ginsberg y otros poetas beats lamentaron los errores de la utopĆ­a cubana. Dijo que habĆ­a en Cuba un ā€œlavado de cerebro comunistaā€ y que su cultura era ā€œpuritana y conformistaā€. AgregĆ³ que ā€œcomo la revoluciĆ³n tiene que prevalecer a costa de lo que sea, la mayor parte de los cubanos estĆ”n dispuestos a perder libertadesā€, pero, para Ć©l, ā€œlimitar la libertad de expresiĆ³n es un precio demasiado alto que pagarle al Estado revolucionarioā€.

 

(continuarĆ”ā€¦)  

+ posts

Es un escritor, editorialista y acadƩmico, especialista en poesƭa mexicana moderna.


    × Ā 

    Selecciona el paĆ­s o regiĆ³n donde quieres recibir tu revista:

    Ā  Ā  Ā