Nostalgia del tabĂș

A pesar de que el sexo en las mujeres hace tiempo que dejĂł de ser tabĂș, el Ministerio de Igualdad parece echar de menos cuando no se podĂ­a hablar de la regla o de la masturbaciĂłn femenina.
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En Autorretrato, la pintora Celia Paul cuenta, entre otras cosas, sus años de formaciĂłn. Habla de performances que consisten en que la performer tiene la regla y se ve la menstruaciĂłn. Eran los años 70. Entre el feminismo del Ministerio de Igualdad se nota una cierta nostalgia de cuando hablar de la regla era tabĂș, de cuando las chicas no se masturbaban; de ciertas ideas que dicen mĂĄs de quien las pronuncia que de la sociedad. El sexo en las mujeres hace rato que dejĂł de ser un tabĂș, a pesar de los denodados esfuerzos de reconstrucciĂłn de una realidad que ya no es. Por un lado, esa nostalgia es en cierto modo comprensible: responde a la necesidad de hacer algo heroico, de “luchar” por una causa noble, etc. De 1990 es el programa Hablemos de sexo, presentado por Elena Ochoa, que durĂł solo una temporada y que hizo una importante labor educativa e informativa, tambiĂ©n de naturalizaciĂłn del sexo. Es probable que dependiendo de las familias, la represiĂłn sobre los asuntos sexuales en casa exista; pero ese tabĂș no existe, afortunadamente, desde hace mucho ya ni en escuelas, ni en institutos, ni en la sociedad. El empeño en hacernos ver que sĂ­ funciona porque la victimizaciĂłn es todavĂ­a poderosa, parece que te “carga de razones”, como decĂ­a SĂĄnchez Ferlosio. La canciĂłn de Ojete calor “QuĂ© bien tan mal” ayuda a entenderlo. 

No querrĂ­a caer en el error de elevar a experiencia universal la vivencia individual –quizĂĄ mis padres han sido mĂĄs abiertos en esos asuntos, a mi hermano mayor le gusta recordar en las reuniones familiares cuando mi madre acudiĂł al colegio del pueblo en el que vivĂ­amos, ella era la mĂ©dica, a dar una charla sobre educaciĂłn sexual y ante la pregunta de cĂłmo follaban las lesbianas, mi madre, con toda la flema aragonesa, respondiĂł: a ver, usad la imaginaciĂłn–, es posible que yo haya tenido mĂĄs suerte, que me haya escapado de las estadĂ­sticas que algunos relatos hacen imaginar. 

A las declaraciones de las representantes del Ministerio de Igualdad ha seguido un anuncio sobre el Plan Corresponsables, quiero decir que no era un chiste o algo que surgiĂł sino que estĂĄ preparado: forman parte de la agenda ministerial. Por supuesto que la educaciĂłn sexual es importante, pero inventan un problema donde no lo hay y desatienden los que sĂ­: la brecha salarial, la violencia machista, la conciliaciĂłn. Con este tema pasa como con la defensa de la privacidad, si no tienes nada que ocultar por quĂ© te importa que te investiguemos; quiero decir que la trampa estĂĄ en la retĂłrica: ÂżquĂ© te molesta de que hablemos de la regla, del sexo mĂĄs allĂĄ de los sesenta, etc.? Nada, nada de eso molesta, lo que llama la atenciĂłn es lo que subyace a eso, la falacia sobre la que se asienta: da por hecho que hay un problema, una falla, un tabĂș que vienen a cubrir. Es la misma operaciĂłn que han hecho con el asunto del consentimiento y la ley del solo sĂ­ es sĂ­: repetir muchas veces que lo han puesto en el centro, como si antes no lo estuviera. 

Para entender cĂłmo funcionan estas operaciones de manipulaciĂłn de la realidad, casi de construcciĂłn de realidades paralelas, el lenguaje es fundamental, como explica Victor Klemperer en LTI. La lengua del Tercer Reich

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