Estimado Andrés Manuel:
El 2 de julio, un día después de la elección, México despertó con la noticia de tu triunfo. Para quienes somos activistas feministas este cambio de gobierno sin duda significa una oportunidad. Como directora del Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE) acompaño a mujeres, adolescentes, niñas (y sus familias) ignoradas, invisibilizadas y humilladas por el Estado. Te hablo de ellas porque creo que debes conocerlas, estar al tanto de sus dolorosas historias. Es porque conozco sus experiencias que me atrevo a hacerte algunas sugerencias y peticiones.
Las mujeres conformamos más del 51% de la población mexicana: no somos una minoría ni un grupo. Tampoco somos vulnerables por naturaleza; estamos en una situación de vulnerabilidad y discriminación constantes porque ahí nos coloca el gobierno al perpetuar el patriarcado desde el poder. Déjame darte algunos datos que podrían ayudar a estructurar tu plan de gobierno. De las 46.5 millones de mujeres que tienen quince años o más, el 66.1% (30.7 millones) se ha enfrentado a algún tipo de violencia al menos una vez en su vida. En el 41.3% de los casos esta violencia es de tipo sexual y en muchas ocasiones es perpetrada por familiares, conocidos y parejas. De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2016, 4.4 millones de las mujeres que hoy tienen quince años o más sufrieron abuso sexual durante su infancia. La mayoría de estas agresiones (el 78.6%) no se denunciaron por miedo, desconfianza a las autoridades y desconocimiento de los procesos que deben seguirse.
Una de las consecuencias de la violencia sexual son las maternidades forzadas, por lo que es indispensable el acceso a la anticoncepción de emergencia y al aborto legal, gratuito y seguro. Te dejo un dato preocupante: entre 2009 y 2016 se recibieron 111 mil 413 denuncias por violación en México; en contraste, el sistema de salud reporta haber realizado solo 63 abortos legales por violación en el mismo periodo (gire, 2017). El Estado debe promover y garantizar los derechos sexuales y reproductivos de todas las niñas y las mujeres para que puedan decidir de manera autónoma si quieren tener hijos y, de ser así, cuándo y con quién hacerlo.
Como la mayoría de los mexicanos y las mexicanas, como tú mismo, yo también estoy en contra de la impunidad y la corrupción. También lucho, como tú, para cerrar la brecha de la desigualdad. Sin embargo, estoy cansada de oír que la defensa de los derechos de las mujeres no es un tema prioritario para México, que primero hay que resolver otros males o que la desigualdad social es distinta de la desigualdad que hay entre mujeres y hombres. Me niego a aceptar esos argumentos: la impunidad, la corrupción y la desigualdad también inciden en nuestras vidas, y si esto no se considera, llegaremos a soluciones incompletas. El nuestro no es un tema que pueda separarse de los demás. No es un asunto menor o secundario –algo que se insinúa cuando se insiste en políticas rosas, “para las mujeres”, “para las feministas”–. Tampoco es un pendiente que pueda posponerse para atenderlo más adelante. Debido a la corrupción, las mujeres en labor de parto mueren en el sistema de salud pública –no hay insumos médicos porque el dinero se desvía de manera ilícita a otros fines–. Debido a la impunidad, hay madres que nunca consiguen justicia para sus hijas asesinadas por sus parejas. La lista de ejemplos es tan numerosa que se siente infinita, pero ayuda a entender por qué debe cambiar la manera en que los gobernantes perciben a las mujeres y trabajan por ellas.
Andrés, menciona a las mujeres. En tus discursos refiérete a nosotras. No seas parte de quienes han decidido ignorarnos o pensar que nuestras preocupaciones se solucionan en ventanillas especiales y exclusivas para nosotras (con fiscalías, institutos, delitos, centros de justicia). No necesitamos ser segregadas de las discusiones, las políticas y las prioridades del país. Al contrario, necesitamos que se comprenda que las injusticias que vivimos son parte de la descomposición general de México.
Nos alegramos por la publicación de la agenda Femsplaining, donde se exponen varios problemas como la corresponsabilidad entre la vida personal y laboral, la muerte materna y la violencia obstétrica y la falta de acceso a servicios de salud reproductiva de calidad. Esperamos que el documento se traduzca en propuestas concretas y en un trabajo conjunto con las organizaciones de la sociedad civil. Pero queremos que no se quede como una lista de buenas intenciones. El gabinete paritario es, en este sentido, una buena señal. Esperamos que sea apenas el primer paso de un gobierno que entenderá la importancia de incluir las voces y las experiencias de las mujeres en la agenda prioritaria de México, que sea un anuncio de que las mujeres no seremos segregradas de la política nacional.
es abogada feminista y hasta febrero de 2020 fue directora del Grupo de Información en Reproducción Elegida, A. C.