Foto: Sebastian Gollnow/dpa via ZUMA Press

Siria, en medio de un mundo descompuesto

ยฟCรณmo se reinventa un paรญs despuรฉs de casi catorce aรฑos de guerra y medio siglo de dictadura? No hay recetas, pero es momento de observar la dosis de esperanza que proviene de Siria.
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Son apenas dos meses. ยฟCรณmo se reinventa la vida despuรฉs de casi catorce aรฑos de guerra y mรกs de medio siglo de dictadura? ยฟEn cuรกnto tiempo? No hay receta y todo modelo o caso previo es inexacto a la hora de pensar en Siria. Ni Irak, con sus propios elementos incomparables y con la intervenciรณn estadounidense, o mucho menos Libia, sirven de referencia precisa. Si acaso, cuentan con lecciones o enseรฑanzas rescatables. Tampoco son ejemplo los paรญses provenientes de la ex Yugoslavia. Aunque la balcanizaciรณn se mantenga como un verbo de entendido comรบn donde la devastaciรณn es norma, las condiciones son en extremo diferentes y el mundo es uno muy distinto. A inicios de diciembre, cuando un grupo de origen islamista entrรณ a Damasco, no faltaron voces que buscaron vincular el futuro sirio con Afganistรกn, sรณlo para dejar claro que no estaban interesadas ni en Siria ni en las maneras deleznables de Kabul.

La cascada de eventos que han ocurrido en Siria desde la caรญda de la dictadura de la familia Assad y la integraciรณn de un nuevo gobierno, por su volumen, magnitud y posibilidad de modificar realidades del horror en un plazo breve, lleva a la fascinaciรณn. Mรกs allรก de entusiasmos o escepticismos.

ยฟCuรกles son los pasos para rehacer paรญses? ยฟCon quรฉ se empieza? En las respuestas obvias puede surgir la urgencia de elecciones, economรญa, energรญa o alimento. Todas ellas necesitan de condiciones previas y son resultado de una mรญnima organizaciรณn polรญtica y social.

Desde fines de 2024, quizรก la principal duda alrededor del grupo y liderazgos que tomaron el poder en Damasco caรญan alrededor de la autenticidad en su discurso de apertura a los no pocos sectores de la sociedad siria; dudas sobre su relaciรณn con las mujeres y la educaciรณn; sobre la religiosidad y el trรกnsito del jihadismo tradicional a un islam burocrรกtico y tecnocrรกtico, capaz de articularse en una repรบblica funcional. Aรบn no me atrevo a afirmar o contradecir si esa metamorfosis es posible y menos de manera permanente. En ese discurso, la creaciรณn de instituciones de Estado ha sido siempre el eje principal.

Siguen dudas, hay nuevas preocupaciones y reservas, pero ni el pensamiento crรญtico, ni mi insistencia secular pueden negar lo que ha pasado en tan poco tiempo.

Ahmed al-Sharaa, cabeza de Tahrir al-Sham, el grupo al frente de la expulsiรณn del rรฉgimen de Assad, abandonรณ el uniforme militar desde que se convirtiรณ en el lรญder de facto del Estado sirio. En รกrabe, puede importar mรกs la forma en que se dice algo que lo dicho. El cambio de vestimenta no fue un mero asunto cosmรฉtico.

El ejercicio de gobierno que efectuรณ Tahrir al-Sham en la regiรณn que controlaban antes de diciembre pasado ya mostraba seรฑales de su enfoque dirigido a lo local: policรญa, orden, energรญa y comida. Su estrategia de distribuciรณn de pan fue eficiente. Aaron Zellin, probablemente la persona que mejor ha estudiado y escrito sobre Tahrir al-Sham, desarrollรณ estos aspectos en su libro The age of political Jihadism. Crearon un gobierno eficaz y con ese esquema han tratado de trabajar, ampliado funciones que antes no necesitaban, como la relaciรณn con el resto del planeta. La idea de comenzar por adentro ahora tiene que avanzar simรฉtricamente hacia afuera. Cualquier evento positivo que llegue a Siria depende de entender ese equilibrio.

Mohamed al-Bashir, nombrado primer ministro de la transiciรณn, ha ocupado un lugar menos visible que Hassan al-Shaybani, ministro de Relaciones Exteriores y Expatriados. Shaybani estuvo en el foro de Davos, donde planteรณ elementos del modelo de desarrollo de Singapur o Arabia Saudita en la agenda 2030, hablรณ de los esfuerzos de diรกlogo con los grupos kurdos y sobre de las sanciones contra Siria. Insistiรณ en que estaban dirigidas a un gobierno hoy refugiado en Moscรบ.

En dos meses, el nuevo gobierno sirio ha tenido un par de centenares de encuentros diplomรกticos. Armenia, Francia, Alemania, Lรญbano, la Autoridad Nacional Palestina, Suecia, Rusia, Bielorrusia, Noruega, Espaรฑa, Japรณn, etcรฉtera. Para estรกndares de cualquier Estado, es una cifra poco habitual. El 13 de febrero, en Parรญs, habrรก una conferencia internacional sobre Siria.

Por la pรฉrdida de influencia, medios relacionados con Irรกn o afines a una idea exigua de antioccidentalismo que termina por decantarse a Teherรกn, emprendieron una campaรฑa que busca refrendar el pasado islamista de al-Sharaa. Es un pasado que conoce bien la sociedad siria, y han tratado de manejarlo en conjunto con algunas acciones de las autoridades que, hasta ahora, han rectificado las declaraciones que generan mayor rechazo. En manifestaciones equivalentes a las proiranรญes han coincidido grupos islamรณfobos y el Estado Islรกmico, quienes acusan a al-Sharaa y los suyos de traiciรณn.

Hay dos gigantescas esferas que dibujar para lo que ocurre en Siria: la polรญtica de alta y mediana envergadura y la civil y del ciudadano comรบn, que llegan a cambiar dependiendo de la regiรณn.

La Uniรณn Europea suspendiรณ las sanciones en aviaciรณn, transporte marรญtimo, banca y energรญa. Jordania reabriรณ su zona de libre comercio en la frontera. La suspensiรณn estรก sujeta a la vigilancia del nuevo gobierno. Este ya habรญa dado de plazo tres aรฑos para la elaboraciรณn de una nueva constituciรณn y hasta cuatro para elecciones.

El 29 de enero, al-Sharaa se presentรณ para dar un discurso. Lo hizo con uniforme militar. En la audiencia, militares. Entre los principales puntos se encontrรณ la disoluciรณn de las instituciones del rรฉgimen, de las facciones revolucionarias, polรญticas y militares para la formaciรณn de un รบnico ejรฉrcito. Tambiรฉn de sus partidos polรญticos: la proscripciรณn del partido Baโ€™ath.

No es vestido de traje que se le pide a quienes tienen armas de una guerra que las entreguen.

A partir de ese dรญa, al-Sharaa asumiรณ la presidencia de Siria durante el periodo de transiciรณn. Ya no era lรญder de facto, sino oficial. ยฟEn ese contexto se podรญa haber hecho de otra forma? No estoy seguro de la respuesta. ยฟUrnas? ยฟCรณmo? ยฟPor quiรฉn? ยฟEntre quiรฉnes?

Las reacciones sociales a ese discurso no fueron del todo positivas, mรกs por la forma diferida en que se transmitiรณ que por su contenido. Al dรญa siguiente hubo una nueva emisiรณn. Esta vez, al-Sharaa vistiรณ traje y corbata. Refrendรณ que asumiรณ la presidencia para conducir un gobierno de transiciรณn. Hablรณ de rendiciรณn de cuentas y llevar a la justicia a las cabezas atrรกs de la barbarie. Avisรณ la disoluciรณn de la Asamblea Parlamentaria y anunciรณ un comitรฉ para seleccionar el Consejo Legislativo que llevarรก la fase transicional.

Despuรฉs de la formaciรณn del comitรฉ, vendrรก la Conferencia de Diรกlogo Nacional en la que se espera que distintos sectores generen un programa polรญtico.

En la primera parte del periodo de transiciรณn se buscarรก mantener paz y la persecuciรณn de criminales de guerra. Despuรฉs, la uniรณn del paรญs bajo una sola y รบnica autoridad, desplazando nociones de federalismo que remiten a la retรณrica Assad. Tambiรฉn, que producen fricciones en algunas zonas. Bajo esa autoridad, la restauraciรณn de la economรญa, recuperaciรณn de trabajos y servicios bรกsicos.

Mientras tanto, la zona kurda sigue en tensiรณn. Sus militares pidieron unirse al nuevo ejรฉrcito como una unidad integrada. Damasco les ofreciรณ formar parte de un todo. Querรญan mantener sus รกreas de despliegue militar, contrario a la intenciรณn de una Siria unificada.

En regiones con presencia alauita, la rama del islam chรญa a la que pertenece la familia Assad, se han dado actos de venganza y violencia. No mayores, pero evitables y que no deben ser aceptados. Ni siquiera en la conciencia de que es absurdo imaginar la asepsia en un escenario como รฉste.

Se siguen descubriendo remanentes de la industria del captagรณn (laboratorios, millones de pastillas decomisadas), la anfetamina que convirtiรณ a Siria en un narcoestado, muy por encima de lo que se tiene en Amรฉrica Latina, incluyendo Mรฉxico. El trรกfico sigue, sobre todo, a partir de esos sobrantes, aunque muy disminuido.

A Siria llega ayuda de Qatar, Kuwait, Emiratos y otros paรญses cercanos. La reconstrucciรณn, fรญsica y social, es impensable sin la participaciรณn internacional. Poco a poco, escena tras escena, el mundo ve la magnitud de la tragedia. Se desconoce el nรบmero real de vรญctimas, asesinados y desaparecidos. Al-Sharaa se reuniรณ con los Altos Comisionados de Naciones Unidas para Derechos Humanos, para Refugiados; con el fiscal de la Corte Penal Internacional. Pero la relaciรณn hacia Naciones Unidas es complicada y debe ser analizada con responsabilidad por la organizaciรณn. Durante aรฑos, fue incapaz de contener el terror. Hay un rechazo entendible que se suscribe con facilidad a la idea de reconstruir y trabajar mirando hacia el interior. Bajo esa premisa, diferentes grupos locales, de migrantes y refugiados, han articulado su trabajo con instituciones, si bien internacionales, independientes y obligadas a insistir en su condiciรณn para dialogar con modos polรญticos, tanto en adaptaciรณn como acostumbrados a figuras distantes del entendido occidental de la democracia.

En la calle se empezaron a vender banderas y fotos de al-Sharaa. Autoridades las retiraron por recordar lo que hacia la dictadura.

Estados Unidos se enfrenta a la paradoja de sus sanciones, dirigidas a un gobierno que ya no estรก, pero aplicables a uno que no les gusta. Sin embargo, el Departamento de Estado aceptรณ la necesidad de aprovechar la oportunidad de no tener a una dictadura como la Assad, ligada a Irรกn, para sus propios intereses. En el entorno provocado desde Washington, Europa y los paรญses del Golfo deberรญan verse como los principales aliados para cualquier esfuerzo local.

Quizรก la realidad mรกs complicada no sea la interna, sino impedir que el contexto geopolรญtico, con sus miserias y mezquindades, incluida la necesidad de organismos y gobiernos por dar la impresiรณn de que forman parte de algo, arruinen las oportunidades y la transiciรณn.

Mientras los humores en buena parte del planeta se respiran abrumados, sin caer en la ligereza o en la ingenuidad del optimismo, con prudencia, es momento de observar y tratar de entender esa dosis de esperanza que proviene de una parte de Medio Oriente: Siria. ~

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es novelista y ensayista.


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