Vender la patria

Las reacciones de sorpresa e ironรญa de los espaรฑoles ante las amenazas britรกnicas por Gibraltar son una muestra del dรฉbil nacionalismo espaรฑol.
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ยฟEstar orgulloso de la falta de orgullo patriรณtico espaรฑol es nacionalista? Imagino que sรญ para un independentista catalรกn que intenta demostrar que toda crรญtica al nacionalismo catalรกn es una defensa de un nacionalismo espaรฑol. Segรบn ese punto de vista, toda crรญtica al nacionalismo peca de nacionalismo de otro lado, como si el antirracismo fuera un reverse racism o โ€œracismo inversoโ€. Esta estrategia no solo es falaz, sino que es contradictoria: bueno, sรญ, el nacionalismo es malo, pero tรบ tambiรฉn eres nacionalista.

Una modesta prueba del escasรญsimo nacionalismo espaรฑol es la reacciรณn ante las bravuconadas de la prensa britรกnica y de determinados tories respecto a la pequeรฑa crisis de Gibraltar. El exlรญder del partido conservador Michael Howard recordรณ las Malvinas y The Sun regalaba un pรณster que decรญa โ€œHands off our rockโ€. La respuesta espaรฑola ha sido un levantamiento de cejas irรณnico. La noticia ha sido sustituida por el senador de Podemos Ramรณn Espinar bebiendo Coca-Cola en la cafeterรญa del Senado despuรฉs de pedir el boicot a la bebida.

Solo Vox, un partido que no llega al 0,5% de los votos, defiende la espaรฑolidad de Gibraltar. โ€œGibraltar espaรฑolโ€ es un meme que ni siquiera la derecha se cree. En esta รบltima pequeรฑa crisis verbal, el independentismo catalรกn se ha intentado aliar con la causa gibraltareรฑa (y viceversa), para asรญ alimentar el supuesto nacionalismo espaรฑol que da legitimidad al nacionalismo catalรกn. La respuesta espaรฑola ha sido demasiado floja, por lo que tienen que seguir con sus hombres de paja.

Tampoco hablarรญa de orgullo por la falta de orgullo nacionalista espaรฑol, pero sรญ de cierto alivio. En Espaรฑa se puede respirar. El nacionalismo banal espaรฑol, ese nacionalismo de pequeรฑos sรญmbolos, costumbres y tradiciรณn, es ridรญculo. A lo que mรกs puede llegar es a ser hortera: es el protocolo, la imaginerรญa tradicional y nacional que tiene todo Estado. Los jรณvenes espaรฑoles tienen tazas y merchandising con la bandera britรกnica antes que la espaรฑola: y es porque les gusta el brit-pop. Que solo salga la poblaciรณn con banderas de Espaรฑa cuando gana la selecciรณn de fรบtbol es una buenรญsima noticia, y no es la falta de cohesiรณn y valores compartidos que ve la derecha patriรณtica. Segรบn un estudio de la UNESCO del aรฑo 2000, โ€œen un รญndice de nacionalismo, Bulgaria, Japรณn y Estados Unidos se colocan en las posiciones mรกs altas, con Italia, Holanda y Espaรฑa en los puestos mรกs bajos.โ€ Espaรฑa estรก โ€œ4 puntos por debajo de la media de la UE en sentimiento de apego a su paรญs, mientras que la excede con 7 cuando se trata de afecto a la UEโ€, segรบn otro estudio de octubre de 2015.

Es relativamente fรกcil convertir el nacionalismo banal en verdadero nacionalismo excluyente. Especialmente en situaciones de crisis. El Brexit ha despertado una preocupante nostalgia por el Reino Unido colonial. Holanda es un ejemplo de multiculturalismo, pero Wilders es lรญder de la oposiciรณn. Y estรก, claro, Trump. Incluso en los paรญses mรกs cosmopolitas siempre hay un nacionalismo latente que puede explotar. Pero no parece que un lรญder tan tibio como Rajoy pueda hacerlo. Rajoy no es una fรกbrica de independentistas, pero tampoco de nacionalistas espaรฑoles. Hay lรญderes en su partido, como el exministro Fernรกndez Dรญaz, que enseรฑan la cara quizรก mรกs siniestra de lo que podrรญa ser un nacionalismo espaรฑol hoy: el Opus Dei, los ramalazos autoritarios, el uso patrimonial de las instituciones del Estado.

Pero hay que agradecer al PP su capacidad de frenar a la ultraderecha. Es falso que esto ocurra porque estรฉ integrada en el partido, como suele decirse desde la izquierda. La ultraderecha vota al PP porque no tiene otra alternativa, pero esto no convierte al PP en un partido de ultraderecha. El partido recoge los votos de la ultraderecha pero gobierna en el centro derecha. Como afirma un estudio sobre la extrema derecha en Espaรฑa,

Los altos niveles de inmigraciรณn, la crisis econรณmica y la baja confianza polรญtica (con el debilitamiento del bipartidismo) constituyen la tormenta perfecta del populismo. Sin embargo, y a pesar de las horas bajas del PP (entre 2011 y 2015 perdiรณ 3,8 millones de votos), en Espaรฑa ningรบn grupo ha absorbido electoralmente ese descontento.

No todo el mรฉrito corresponde al PP. La relaciรณn de los espaรฑoles con su identidad nacional es muy dรฉbil tras dรฉcadas de retรณrica nacionalista en la dictadura. El nacionalismo espaรฑol no es mรกs que la Marca Espaรฑa. Es algo sanรญsimo. Como escribe Josรฉ Antonio Montano,

el temible nacionalismo espaรฑol del PP se manifestรณ asรญ: reduciendo los รฉnfasis apoteรณsicos y metafรญsicos del โ€œยกArriba Espaรฑa!โ€ o el โ€œยกUna, Grande y Libre!โ€ a un asunto civil, comercial; de producto que podrรญa encontrarse en las estanterรญas del Corte Inglรฉs. Era la constataciรณn de que el patriotismo habรญa pasado a ser algo menor, mรกs asequible: un escohotadiano โ€œamigo del comercioโ€. La idea principal, higieniquรญsima, es que a la patria hay que sacarle algรบn dinerillo.

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Ricardo Dudda (Madrid, 1992) es periodista y miembro de la redacciรณn de Letras Libres. Es autor de 'Mi padre alemรกn' (Libros del Asteroide, 2023).


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