Lo han reconocido algunos de los que envían comentarios a este blog: se trata, cuando al caso viene, de conversar, discutir, polemizar con los lectores, no de intercambiar injurias e inculpaciones aun cuando vengan envueltas en formas sinuosas y en dizque “preguntas”. Pero veo que en cuanto a la discusión de los blogs y la libertad de publicación ya estamos en un círculo vicioso, es decir discutiendo lo ya discutido y rediscutido y vuelta a la noria. No publicaré ya más en este blog lo que sea repetición de lo mismo, sino solamente lo que aporte algo nuevo al asunto. Y, por supuesto, tampoco publicaré a quienes han tomado este blog como lugar de chateo y de inculpeo e insulteo contra el bloguero o entre ellos. Y no es censura, sino el deseo de no gastar el resto de mi vida en responder a ociosos y a canallitas. Así que admitiré todo lo que sea intercambio y debate de ideas, pero esto no es un lugar público de expresión, es un blog personal, como el que puede crear para sí cualquiera que haga uso de Internet. Los impugnadores a ultranza que abran su propio espacio para darle vuelo, si eso quieren, a sus odios, rencores y vocación chantajista y calumniosa. Nadie está obligado a dejar pasar a su casa a quien en ella pretenda inculparlo de lo que sea y/o agraviarlo de una manera u otra.
[Repetiré este texto en el blog cada vez que lo considere necesario.]
Es escritor, cinéfilo y periodista. Fue secretario de redacción de la revista Vuelta.