El fulminador don Norberto

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O el sermón en el penal

En un paréntesis de su sermón navideño a las reclusas del penal de mujeres de Santa Marta Acatitla el cardenal arzobispo primado de México, señor Norberto Rivera Carrera, se lanzó contra un sector del periodismo mexicano al que no se molestó en identificar dando nombres y apellidos pero al que acusó de ejercer la difamación. La descarga, no precisamente un modelo de claridad sintáctica, iba en este tono: “Ustedes encuentran en esto gente aquí, pero también gente afuera que mata la fama, la dignidad, el buen nombre de las personas, verdaderas prostitutas, verdaderos prostitutos de la comunicación que deshacen la fama de los demás”. Así el profesional de la religión dejaba caer una condena global y difusa sobre los periodistas, de modo que, en el caso de que alguno de los profesionales de la comunicación le respondiera, se le pudiese identificar como uno que “se puso el saco”.

Pero ¿qué tenía en mente el señor Norberto Carrera Rivera cuando lanzó su global y supongo que informal fulminación? ¿Los casos de pederastia, de abuso sexual en niños, y de otras linduras digamos “eróticas”, que, salidos últimamente a luz desde los adentros de la Iglesia Católica ( y no solamente desde los de la sucursal mexicana), han revelado que en ella también hay prostitutos… y además prostituidores?

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Es escritor, cinéfilo y periodista. Fue secretario de redacción de la revista Vuelta.


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