Luego de bailar con ella en una fiesta, el SeƱor Korbes, un viejo avaro y solitario, invita a Gallinita a su casa. Le promete que habrĆ” un pastel, y lo hay, pero lo que quiere realmente el SeƱor Korbes es besar a Gallinita. Una historia atemporal, fĆ”bula antiautoritaria, himno coral y cĆ³mico sobre la solidaridad y la amistad frente a quienes quieren engaƱarnos.
Ocurre, algunas pocas veces, que lo que podrĆamos considerar como la obra menor de un gran autor, posee una carga de sĆ”tira social, humor negro y complejidad que surgen dudas naturales por todas partes. Lo que genera este contrapunto entre la inocencia genuina, el erotismo primigenio y la diversiĆ³n legĆtima que se transmite cuando se dibuja y escribe sin ataduras ni lastres infantiloides, nos hace creer que este libro no deberĆa ser una joya mĆ”s que carece de dolientes y que anda perdida (o a decir verdad, descatalogada) en el abismal mercado actual de los libros para niƱos.
Cuando se publicĆ³ a principios de los ochenta en Alemania Herr Korbes will Klein HĆ¼hnchen kĆ¼ssen, el autor-ilustrador Janosch ya era un consagrado por el pĆŗblico y la crĆtica, y sus libros se traducĆan a mĆ”s de 40 idiomas. La frustrada aventura sentimental entre la Gallinita y el Sr. Korbes (personaje recopilado en un cuento de los Hermanos Grimm) es su particular visitaciĆ³n de un clĆ”sico del humor alemĆ”n y de la literatura infantil. La moral naĆÆf, como en un cuento clĆ”sico, se harĆ” presente y el final serĆ” feliz, pero el halo disparatado y el humor intransferible al estilo “Janosch” permiten leer de manera sencilla una autentica deconstrucciĆ³n de las desdichas del Herr Korbes clĆ”sico. El hecho de que la primera ediciĆ³n en espaƱol publicada en 1986 por Orbis, para una de las primeras colecciones interesadas en los libros ilustrados que se conocieron en LatinoamĆ©rica (Veo Veo), fuera traducida por MarĆa Elena Walsh, me hace pensar de que alguna manera las correspondencias innegables entre ambos en temĆ”ticas e ideologĆas, proporcionaron un escenario ideal para un inusual ejercicio liberador en esta versiĆ³n.
Si bien Janosch, como hemos dicho, tiene un particular e irrepetible sentido de lo absurdo; la trepidante acciĆ³n argumental de El SeƱor Korbes quiere besar a Gallinita nos remite al cine de los Hermanos Marx o a las comedias de Richard Lester. En su mundo los personajes zoomorfos son miembros todos de una comunidad solidaria y familiar: gallina y gallo, elefantes, gatos, interactĆŗan con algunos objetos: un neumĆ”tico, un viejo zapato y un tridente, que en la tradiciĆ³n del cuento clĆ”sico, cobrarĆ”n vida y tendrĆ”n una opiniĆ³n propia, para unirse al grupo que va en camino a casa del desdichado Korbes, y que apropiadamente con su condiciĆ³n, ejercerĆ”n de instrumentos de apoyo mancomunado para darle su merecido.
¿Por quĆ© se ha olvidado esta obra? No tengo la respuesta, pero en el caso de los libros infantiles que los clĆ”sicos convivan con las novedades es una esperanza que se mantiene viva, editoriales independientes y que son por demĆ”s algunas de las mĆ”s relevantes (Kalandraka, El Jinete azul, Libros del Zorro rojo) tienen “un Janosch” en su catĆ”logo, a veces, milagrosamente el lector descubre libros de otros tiempos. Libros que son como la poesĆa, como nos recordĆ³ Borges, el ensayo de una magia menor.