Cioran con Simone y abajo con Friedgard.

Las mujeres de Cioran

Aร‘ADIR A FAVORITOS
ClosePlease loginn

en memoria de Franco Volpi

 

Estos son mis principios.

Si a usted no le gustan, tengo otros.

Groucho Marx

 

Hogar Internacional de Estudiantes del boulevard Saint-Michel, Parรญs ocupado por los nazis, 18 de noviembre de 1942. La fila para comer es larga y avanza con lentitud. Simone Bouรฉ estรก cada vez mรกs cerca de lograrlo cuando un extranjero la aborda para preguntarle cรณmo llenar el cupรณn que debe entregarse antes de recibir los platos. Ella le explica con la paciencia propia de su profesiรณn –estรก tomando un curso para dar clases despuรฉs de haberse graduado en filologรญa inglesa–. ร‰l es rumano, lleva mรกs de cincoaรฑos viviendo en Parรญs como estudiante, aunque ya supera la treintena, conoce el francรฉs a la perfecciรณn y con esta maniobra ha obtenido dos cosas: un lugar preferente en la fila y ligar con la mujer que lo acompaรฑarรก de ahora en adelante hasta el final de su vida. “Yo era salvaje y tรญmida […] ร‰l jamรกs hablรณ de mรญ […] Y yo tampoco, por nada en el mundo le hubiese hablado a mi familia de รฉl”, declarรณ Simone Bouรฉ en 1995, durante la รบnica entrevista que concediรณ a un medio francรฉs. ร‰l, E. M. Cioran, abandonรณ Rumanรญa con la excusa de una beca y unos estudios doctorales que nunca terminรณ. Vivรญa en hoteles del Quartier Latin en la รฉpoca en que costearlo no implicaba la venta de algรบn รณrgano vital. Para entonces habรญa publicado cuatro tratados sobre su visiรณn de la vida y la filosofรญa en su idioma natal, entre ellos En las cimas de la desesperaciรณn. Ademรกs de un tratadillo, La transfiguraciรณn de Rumanรญa, en el que no duda en declararse admirador de Hitler y exhibir argumentos de corte antisemita. Un libro delque se arrepentirรก muy pronto al observar el horror desatado en su paรญs por la Guardia de Hierro y por las tropas alemanas en toda Europa.

Cioran y Simone comen juntos, la atracciรณn crece, ambos comparten la misma enfermedad: el insomnio. “Para el insomneno hay diferencia entre la noche y el dรญa, sino una especie de tiempo interminable.” Se convierten en pareja, aunque siguen viviendo separados, pasean en la noche por las calles y visitan con regularidad el Cafรฉ de Flore, tambiรฉn frecuentado por Sartre, aunque con รฉl no cruzan palabra. Simone conoce a sus amigos rumanos, Eugรจne Ionesco y Benjamin Fondane, este รบltimo terminarรญa su vida en un campo de exterminio algunos aรฑos despuรฉs. Cioran, como lo confesarรก en su vejez, viviรณ desde su llegada a Parรญs, como un parรกsito de la universidad. Estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario con tal de no tener que ganarse la vida.

Al finalizar la guerra, Simone es asignada como maestra en Mulhouse, Alsacia. Cioran viaja con regularidad en bicicleta a visitarla. Trabaja en el Breviario de podredumbre y ha tomado una decisiรณn crucial: abandonar su lengua materna para escribir solo en francรฉs. El trabajo es arduo, despuรฉs confesarรก haberlo reescrito cuatro veces. “Para mรญ, era verdaderamente un desafรญo la idea de que debรญa escribir como un francรฉs, competir con los franceses en el manejo de su lengua.” Simone pronto es trasladada a colegios mรกs cercanos a Parรญs: Orleans, Versalles y finalmente al liceo Montaigne junto a los jardines de Luxemburgo. A partir de entonces ella mecanografiarรก todos los escritos del filรณsofo, pues รฉl solo escribรญa a mano.

La experiencia vital no trasciende hacia sus pensamientos y postura intelectual:

 

El amor, un encuentro de dos salivas… Todos los sentimientos extraen su absoluto de la miseria de las glรกndulas. No hay nobleza sino en la negaciรณn de la existencia, en una sonrisa que domina paisajes aniquilados.

 

Tras el Breviario, aparecerรก Silogismos de la amargura en 1952. Un fiasco: vendiรณ doscientos ejemplares en diez aรฑos, Gallimardembodegรณ toda la ediciรณn. De sus libros hoy es el que mรกs se reedita. Entonces, el autor se negรณ a seguir escribiendo y Simone se encargarรญa del sustento de ese hogar. “Si un escritor vive con una mujer que gana dinero, es un proxeneta. En ese sentido yo tambiรฉn he sido un proxeneta”, declararรก Cioran dรฉcadas despuรฉs. Gracias a Jean Paulhan, director de la Nouvelle Revue Franรงaise, quien le encargaba ensayos con regularidad, Cioran se mantuvo activo y produjo textos para posteriores libros. Lentamente sus textos encuentran lectores. Paul Celan lo traduce al alemรกn y lo da a conocer en su paรญs. Dado su extremo escepticismo y crรญtica contra todo sistema polรญtico, sus escritos son prohibidos en Rumanรญa bajo la fรฉrrea influencia soviรฉtica.

Cioran piensa y escribe con la ilusiรณn de permanecer en el anonimato y abandona su barril, como Diรณgenes, para dar largos paseos nocturnos por la ciudad (aunque Cioran iba desprovisto de linterna), y para conversar con sus amigos, Ionesco, Beckett o Michaux. No le interesa asumir ningรบn puesto acadรฉmico, ni se preocupa por dar conferencias o conocer paรญses lejanos, nunca sube a un aviรณn. “No hago nada, es cierto. Pero veo pasar las horas, lo cual vale mรกs que tratar de llenarlas.”

Simone mantiene la economรญa familiar con su trabajo de profesora y se encarga de los mรกs mรญnimos detalles del hogar. A comienzos de los setenta se mudan a un par de chambres de bonne en el sexto piso del nรบmero 21 de la Rue l’Odรฉon, a unas calles de los jardines de Luxemburgo, lugar favorito de sus caminatas. La vivienda carecรญa de elevador y estaba conformada por un baรฑo compartido con otros departamentos, un estudio, al que solo podรญa entrar Cioran, una exigua cocina y dos habitaciones que hacรญan las veces de comedor, sala y dormitorio.

El renombre del escritor solitario, apรกtrida y pesimista, del filรณsofo aullador, como se autodenominaba, se extiende por el mundo. Fernando Savater se encarga de traducirlo e introducir sus textos en nuestro idioma.

Iremos ahora al aรฑo de 1981. Cuando Cioran se encontraba en el umbral de los setenta aรฑos, una joven profesora de filosofรญa de Colonia, Friedgard Thoma, le envรญa una carta para expresar su admiraciรณn, compara algunos de sus escritos con los de Bรผchner y Walser, encuentra su trabajo “edificante y regenerador”. Contra todo pronรณstico, Friedgard recibe una carta manuscrita del filรณsofo escrita en un alemรกn bastante correcto que finaliza con una invitaciรณn a un encuentro personal en Parรญs. A vuelta de correo, Cioran recibirรก un libro de regalo, una carta en la que Friedgard hace gala de su inteligencia y cultura, y una foto (gran sutileza femenina). Misma que, posteriormente sabremos, serรก el detonante de su obsesiรณn.

El intercambio epistolar se harรก frecuente y lograrรก su punto รกlgido tras la visita a Parรญs de Friedgard. Ella se aloja en un hotel cercano al departamento de Cioran y le acompaรฑa en sus devenires por la ciudad. El filรณsofo viejo y escรฉptico aรบlla, esta vez por un amor voluptuoso e imposible; sus cartas a partir de entonces nos muestran al Cioran humano, demasiado humano, quizรกs.

 

Con usted me gustarรญa hablar en la cama sobre Lenz. Lรกstima que no viva sola cerca de aquรญ. La alegrรญa de haberla conocido se presenta como una prueba y tambiรฉn como un golpe. Me gustarรญa terminar con un aforismo irรณnico, pero no puedo.

 

La sensualidad en la senectud se proyecta en Cioran como un desgarrador canto de cisne. La imagen que habรญa construido de sรญ mismo en sus escritos se resquebraja. “Se puede dudar absolutamente de todo, afirmarse como nihilista, ysin embargo enamorarse como el mayor idiota”, desliza en una entrevista, quizรกs una forma de desahogo, pues el asunto se mantuvo mucho tiempo en secreto.

El amor incandescente de Cioran se atempera a lo largo de los meses gracias a la magistral intervenciรณn de Friedgard y Simone. La amistad se conserva intacta durante mรกs de una dรฉcada. La alemana, enferma de cรกncer, sigue recibiendo durante su tratamiento amables misivas del filรณsofo casi octogenario, que nunca la anima a suicidarse. Ella logra restablecerse, pero otra temible enfermedad empieza a devorar la memoria del viejo. En el otoรฑo de 1992 durante una visita Friedgard lo acompaรฑa al cementerio de Montparnasse, รฉl desea visitar la tumba que Simone ha comprado para cuando llegue el momento. Cuando cree encontrarla se extraรฑa de que aรบn no tenga su nombre. Es el รบltimo encuentro en la cordura. Menos de un aรฑo despuรฉs serรก hospitalizado tras caer en su hogar, para ser luego internado por demencia.

Simone, tras la larga agonรญa de Cioran que finaliza en 1995, encontrarรก los cuadernos con sus escritos de los aรฑos cincuenta a setenta y harรก la รบltima transcripciรณn para Gallimard. Una vez completado el trabajo, dos aรฑos despuรฉs, la fiel compaรฑera morirรก ahogada en el mar cerca de su ciudad natal. Aunque hubo especulaciones sobre un suicidio, Friedgard asegura que fue algรบn tipo de accidente, pues habรญan planeado encontrarse nuevamente en Parรญs.

En 2001, Friedgard publica los textos de las cartas en un libro, Un amor de Cioran. Por nada en el mundo, editado por Weidle Verlag. En รฉl da cuenta, con la objetividad y minuciosidad propia de los alemanes, de sus encuentros con Cioran y luego con Simone Bouรฉ, de quien se volviรณ amiga muy pronto. Asimismo es una fuente generosa de descripciones sobre las manรญas y los gustos del viejo aullador.

Segรบn la entrevista que hice a la otrora joven profesora, el libro molestรณ a una antigua adepta de Cioran, Verena von der Heyden-Rynsch. Comenta Friedgard:

 

Cioran tenรญa miedo de la influencia de Verena en la gran casaeditora Gallimard. No osaba rechazar las traducciones que ella hacรญa al alemรกn, a pesar de ser malas, porque consideraba que Verena era muy rica e influyente.

 

Se inicia un juicio por derechos de autor en Mรบnich, hogar de Verena. Fรกcilmente podrรกn adivinar quiรฉn compareciรณ como รบnico testigo. En la primera instancia venciรณ la filรณsofa, pero en la apelaciรณn, con la ayuda de Yannick Guillou, editor de Gallimard, quien ostentaba los derechos morales de la obra de Cioran, Verena logra que las cosas se compliquen. Una de las exigencias de los demandantes consiste en retirar ocho cartas del texto que contenรญan pasajes relativamente inocuos, confesiones sobre una inclinaciรณn a la bebida que nunca se cristalizรณ, su abandono del escepticismo, diversas expresiones dedeseos poco convencionales, algunos sexuales, otros no. No se llega a ningรบn acuerdo. El veredicto final retira de inmediato el libro del mercado.

Por fortuna la historia no termina aquรญ. Un reconocido profesor de filosofรญa, Franco Volpi, fallecido hace un par de aรฑos, reseรฑรณ la versiรณn alemana del libro en Italia. Unos aรฑos despuรฉs del proceso judicial, unos editores se pusieron en contacto con Friedgard para ofrecer una impresiรณn italiana que, gracias a algunas argucias legales, pudo incluir todos los textos. Al mismo tiempo se realizรณ una traducciรณn mรกs breve en rumano, que tambiรฉn ha causado problemas. Siegfried declara:

 

En Rumanรญa se tradujo mi libro en contra de la voluntad del Sr. Liiceanu, editor influyente y autor relacionado con Gallimard… El Instituto Rumano de Cultura de Roma impidiรณ el aรฑo pasado que diera una conferencia, y tambiรฉn una invitaciรณn a Viena fue bloqueada por una organizaciรณn rumana. Es correcto que muchos fans de Cioran lo ven como un gurรบ, que debe permanecer santo en un pedestal… Pero en mi libro no lo estรก y ese es el principal motivo del barullo armado por Verena, Gallimard, etc.

 

Friedgard tiene como gran virtud haber actuado en contraposiciรณn a la Filis seductora de Aristรณteles; ella supo convertir la pasiรณn senil de Cioran en una amistad formidable con uno de los mayores gurรบs filosรณficos del siglo XX.

Esta fue la historia de un hombre y de las mujeres que lo acompaรฑaron y libraron batallas por preservar su memoria despuรฉs de muerto. De un libro perseguido que posiblemente se traduzca al espaรฑol (ese es el final que aรบn no vislumbro). Quizรกs lo mรกs adecuado sea terminar con una nueva cita del filรณsofo:

 

Prefiero a las mujeres que a los hombres. ¿Sabe por quรฉ? Porque la mujer es mรกs desequilibrada que el hombre. Es un serinfinitamente mรกs mรณrbido y enfermo que el hombre. Resiente mรกs, incluso cosas que un hombre no puede sentir.

 

Con seguridad tras la lectura de Un amor de Cioran. Por nada en el mundo este tipo de comentarios adquirirรก un nuevo sentido.*~



* Agradezco a Friedgard Thoma por la amable atenciรณn a mis correos electrรณnicos y por facilitar el material para este artรญculo. Tambiรฉn a la filรณsofa Julieta Lomelรญ Balver, exalumna de Franco Volpi, por haberme introducido en este tema.

+ posts

(Bogotรก, 1973) es escritor. Ganador del Premio Nacional de Primera Novela Juan Rulfo por su libro La rosa de la China (Planeta, 2011).


    ×

    Selecciona el paรญs o regiรณn donde quieres recibir tu revista: