Propósitos de año nuevo

Ejercicios para mantener la salud mental.
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1. No leer las columnas de la gente cursi que utiliza expresiones al estilo de “La República de las letras”. Hay en este tipo de metáforas algo que me disgusta no solo por su tufillo a rancio y a lugar común, sino porque los columnistas que las emplean generalmente (y yo lo he hecho) creen que en verdad existe una República de las letras con un presidente de las letras, un ministro de las letras, contribuyentes de las letras y por lo tanto una burocracia de las letras. Para mí las letras (perdón si repito tanto esta palabra) son un territorio libre, sagrado, el de los libros, en donde gracias a Dios no hay que pagar impuestos ni hacer genuflexiones.

2. Alejarme completamente de toda esa gente que dice que escribe pero que en realidad se la pasa hablando (mal) de otra gente que dice que escribe, que a su vez se la pasa hablando (mal) de otra gente que dice que escribe.

3. Marcar como spam los correos de los que me mandan sus columnas sin que yo se los pida.

4. Escribir todo el año sin preocuparme de las siguientes tonterías: las listas de los mejores libros, las listas de los mejores escritores menores de 16 años, las listas de los mejores escritores que no estuvieron en las listas de los mejores escritores menores de 16 años, las diatribas contras las listas y los panegíricos a favor de las listas. 

5. No asistir a ferias de libros provincianas mal organizadas donde, a la manera del PRI y del PRD, las presentaciones de libros se llenan con niños de secundaria acarreados.

6. No asistir a “encuentros” de escritores donde los asistentes se encierran en la habitación de un hotel a fumar crack.

7. Abofetear a los que digan delante de mí las siguientes palabras y enunciados:  narcoliteratura, posnorteño, Canadá, fulanito de tal crea su propio lenguaje, James Franco.

8. No colaborar en “revistas de prestigio” en donde se hacen de la vista gorda a la hora de hacer los depósitos bancarios (léase Playboy). Este tipo de publicaciones se aprovechan de que hay mucha gente dispuesta a inmolarse gratis con tal de ver su nombre impreso en una publicación de “prestigio”. Estos entusiastas por otro lado son los responsables de que el trabajo de los escritores no se respete, de que dichas publicaciones tengan malos contenidos y de que vivan a expensas de una franquicia y de glorias pasadas. 

9. No asistir a fiestas organizadas por becarios o ex becarios de la Fundación para las Letras Mexicanas.

10. No pisar en un solo momento las siguientes colonias: Roma, Condesa, Escandón, Santa María la Ribera. Esto se traduce a: no tomar cerveza artesanal y mezcal; no comer tlayudas; no escuchar bandas canadienses; permanecer un año más sin leer a Murakami o al nuevo Premio Nobel (o cualquier otra cosa que esa pobre gente esté leyendo), y sin comprar una bicicleta o un cerdo vietnamita.

 

 

 

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Vive en la ciudad de México. Es autor de Cosmonauta (FETA, 2011), Autos usados (Mondadori, 2012), Memorias de un hombre nuevo (Random House 2015) y Los nombres de las constelaciones (Dharma Books, 2021).


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