Plataforma petrolera de Rapsol.

Pemex, de compras por EspaƱa

AƑADIR A FAVORITOS
ClosePlease loginn

Incluso en una economĆ­a de mercado en un paĆ­s desarrollado suele haber intentos por detener una operaciĆ³n legĆ­tima de un rival o de un socio. El nacionalismo es una  de las formas mĆ”s socorridas para hacerlo porque la xenofobia es una enfermedad comĆŗn a todos los pueblos: la gente estĆ” acostumbrada a pensar que el extranjero debe ser, por definiciĆ³n, un enemigo.

Cuando Pemex anunciĆ³ su intenciĆ³n de elevar su participaciĆ³n en la petrolera espaƱola Repsol, y al mismo tiempo establecer una alianza con la empresa Sacyr Vallehermoso, la direcciĆ³n general-presidencia de la petrolera buscĆ³ de inmediato impedir la transacciĆ³n.

Sacyr Vallehermoso, una constructora que encabeza el empresario espaƱol Luis del Rivero, es ya el accionista mayoritario de Repsol, con veinte por ciento del capital. Pemex aumentĆ³ su participaciĆ³n de 5 a 9.49 por ciento. Su alianza les permitirĆ­a llegar asĆ­ a una participaciĆ³n conjunta de 29.49 por ciento. Esto ofrece a las dos accionistas una influencia significativa en las decisiones de la empresa.

Tanto Pemex como Sacyr Vallehermoso afirman no estar buscando un cambio radical en la administraciĆ³n de Repsol. Han seƱalado, empero, que buscarĆ”n separar los puestos de director general y de presidente que actualmente ocupa una sola persona, Antonio Brufau, proveniente de La Caixa, una caja de ahorros. Esta divisiĆ³n de poderes es la norma que rige en el mundo actual segĆŗn las mejores prĆ”cticas corporativas.

Argumentos para tratar de bloquear la compra de acciones por Pemex y su alianza con Sacyr no han faltado. Que si Pemex es una empresa gubernamental mal manejada que busca allegarse secretos corporativos de Repsol. Que si Sacyr Vallehermoso es una constructora cargada de deudas que buscarĆ­a decretar dividendos exagerados para obtener recursos y cubrir sus pasivos. Que si Pemex debiĆ³ haber extendido su oferta a todos los accionistas minoritarios. QuizĆ” la crĆ­tica mĆ”s sorprendente es la que ha seƱalado que Repsol, por ser una empresa estratĆ©gica (no por el petrĆ³leo, curiosamente, sino por ser dueƱa de Gas Natural), no deberĆ­a tener una participaciĆ³n tan importante de una firma extranjera como Pemex.

Estos argumentos nacionalistas son extraordinariamente comunes en MĆ©xico donde de hecho no permitimos la inversiĆ³n privada, nacional o extranjera, en petrĆ³leo. Sorprenden, sin embargo, en el caso de EspaƱa. DespuĆ©s de todo, algunas firmas hispanas han logrado participaciones muy importantes en el mercado mexicano en campos como la banca, la hotelerĆ­a, los libros o la construcciĆ³n.

Aun los polĆ­ticos de los paĆ­ses mĆ”s adelantados pueden asumir actitudes nacionalistas. Nadie puede olvidar el caso del gobierno francĆ©s que impidiĆ³ la adquisiciĆ³n de Danone por PepsiCo en 2005 bajo el argumento de que esa empresa era estratĆ©gica, lo cual hizo que mucha gente se burlara diciendo que Danone seguramente producĆ­a “yogurt estratĆ©gico”.

Las autoridades espaƱolas, empero, se han negado hasta ahora a intervenir en la alianza Sacyr-Pemex a pesar de todos los esfuerzos de la direcciĆ³n general-presidencia de Repsol. El consejo de administraciĆ³n de Repsol reaccionĆ³ retirando el voto al consejero de Pemex, pero la firma mexicana afirma que esa medida es ilegal, ya que ningĆŗn miembro del consejo puede privar de su voto a otro.

En realidad, Pemex tiene tanto derecho como cualquier otro accionista a fortalecer su capacidad de decisiĆ³n en una empresa en la cual tiene participaciĆ³n. Con el aumento de su posiciĆ³n accionaria a 9.49 por ciento y su alianza con Sacyr, Pemex lograrĆ­a que las medidas que se tomen en el consejo de administraciĆ³n reflejen en mayor medida sus intereses y los de sus propios accionistas, que son supuestamente todos los ciudadanos mexicanos. No solo es natural que Pemex busque este objetivo, sino que es una obligaciĆ³n por la responsabilidad que la paraestatal tiene frente a sus accionistas. La Ćŗnica limitaciĆ³n es que todo proceso se lleve a cabo de manera legal, y esto ha ocurrido en este caso en particular.

En una economƭa globalizada, transacciones como la que hemos visto son cada vez mƔs normales. Lo que sorprende, de hecho, es que en MƩxico no se permita lo que en EspaƱa Pemex reclama como un derecho natural.

En nuestro paĆ­s no tendremos una controversia sobre un aumento en la tenencia accionaria o la presencia en el consejo de administraciĆ³n de Pemex de alguna empresa extranjera porque, con las actuales leyes, aquĆ­ se prohĆ­be cualquier participaciĆ³n que no sea gubernamental. Y, si bien se nos dice que los ciudadanos mexicanos somos los verdaderos dueƱos de Pemex, no tenemos ni un solo asiento en el consejo.

QuizĆ” debiĆ©ramos exigir a  los polĆ­ticos mexicanos que ya permitan que se apliquen a Pemex las mismas reglas con las que la paraestatal juega en los escenarios internacionales. ~

(19 de octubre)

+ posts

(ciudad de MĆ©xico, 1953) es periodista de prensa, radio y televisiĆ³n.


    × Ā 

    Selecciona el paĆ­s o regiĆ³n donde quieres recibir tu revista:

    Ā  Ā  Ā