Atlantismo
Cuando Trump se presentó a las elecciones, lo hacía contra una idea atlantista. Hace mucho que dice que la implicación de Estados Unidos en el extranjero ha sido una pérdida de dinero y no siente ninguna simpatía especial hacia Europa o los aliados europeos, y le parece que deberíamos irnos de allí.
Defensa
Espero que Europa empiece a hacer planes serios para un mundo postestadounidense. Creo que si Joe Biden gana, habrá un cambio. Se oirá en el lenguaje de la administración, y se hablará más de Europa y habrá un intento de reorganizar la alianza. Pero Trump ha demostrado que hay una gran cantidad de votantes estadounidenses a los que Europa les da igual. Esos votantes podrían volver a ganar. Es muy urgente que los europeos entiendan eso y empiecen a pensar en su propia seguridad en el futuro, en un mundo en el que Estados Unidos puede ser más distante o puede haber cambiado políticamente de formas que ahora no podemos prever. Y eso significa repensar la relación de la OTAN y la Unión Europea. Quizá significa tener un ejército europeo: ese tipo de debates deben estar ahora sobre la mesa.
Iliberales
Si Trump pierde en noviembre, los gobiernos de Polonia y Hungría se sentirán mucho más solos y habrán perdido una de sus principales fuentes de apoyo. En particular Polonia, que ha hecho un gran esfuerzo. Es posible que sienta más presión para sumarse de nuevo al mainstream europeo.
Nueva administración
Creo que una nueva administración intentará acercarse a Europa y querrá reformar y reforzar la alianza democrática. Pero recordemos que es una administración que afronta la mayor crisis económica en casi un siglo, al menos desde los años treinta. Además de la crisis sanitaria. Y eso ocurre en un momento de profunda polarización política dentro del país. No va a ser una administración que tenga mucha energía para el resto del mundo. Seguro que tendrá gente en posiciones clave que querrá renovar alianzas. Pero yo no contaría con que vayan a hacer ninguna apuesta importante por nada en el exterior.
Radicalismo
Trump tiene una actitud similar a la de la extrema izquierda: básicamente, la actitud radical. Esa izquierda manifestaba un desagrado radical hacia Estados Unidos, hacia la forma que tiene esa sociedad. Creía que nada podía rescatarse. Ahora esa visión está presente en la extrema derecha de muchos países. Y desde el punto de vista europeo es importante porque una de las cosas que no les gustan, que quieren destruir, es el papel de Estados Unidos, algo que también ha detestado siempre la izquierda. Detestaban la alianza estadounidense con Europa, el papel de Estados Unidos en el sureste asiático, en América Latina o África. Y la extrema derecha actual también: en ese sentido, se puede ver como una continuación de la tradición radical estadounidense.
El regreso del autoritarismo
El caso británico es algo distinto, pero con un elemento similar: el deseo de destruir instituciones y la creencia de que el único camino hacia delante debe ser muy radical. Podemos oír parte de ese lenguaje en el Reino Unido. No tanto en Boris Johnson, sino en algunas personas que hay a su alrededor y querrían hacer lo mismo, hay un poco el mismo impulso.
Pandemia y populismo
Al principio, cuando la gente tenía miedo y se cerraban fronteras por toda Europa, parecía que las personas iban a estar dispuestas a sacrificar la libertad a cambio de seguridad. Pero, a medida que ha continuado la pandemia, resulta que los países más capaces de tratar con ella son los países que tienen burocracias sólidas y competentes, líderes que escuchan a la ciencia. Y donde los medios crean una sensación de confianza. En países donde no hay confianza pública y donde la sociedad está muy polarizada ha sido mucho más difícil mantener al virus bajo control. Una de las historias de más éxito es Alemania, otra es Corea del Sur, mientras que uno de los fracasos más extraordinarios es el de Estados Unidos. No es porque no tenga la capacidad médica, científica u hospitalaria. Es por la naturaleza de la política estadounidense y de las decisiones que toma Trump. Es claro: los países donde el populismo y la política iliberal dominan son los lugares donde la tragedia ha sido peor. Y eso puede tener un impacto. La percepción es que durante el coronavirus queremos líderes competentes.
Degradación
Creo que puede ser muy difícil revertir la degradación institucional, y me parece especialmente complicado en términos de política exterior. Será muy difícil restaurar la confianza en el gobierno y en las instituciones. No creo que sea imposible, pero me temo que va a llevar mucho tiempo. ~
Traducción del inglés de Daniel Gascón.
es escritora. Entre sus libros están Gulag y El telón de acero, ambos en Debate. En 2017 publicó Red famine: Stalin’s war on Ukraine