El debate público, la crítica de las ideas y la creación artística entran en ocasiones en territorios que parte de la sociedad considera sagrados. Este conflicto entre arte y religión ha existido siempre, pero se ha recrudecido y renovado en los últimos años. En nuestro dossier, Salman Rushdie realiza una vigorosa defensa de la libertad de expresión y denuncia la cultura de la ofensa que se ha extendido en el mundo contemporáneo. Michael Ignatie expresa la necesidad de un pacto que nos permita vivir juntos y solventar esta clase de conflictos. Finalmente, Ian Buruma reivindica la importancia¡ del legado liberal, una tradición que resume en tres palabras que esta revista hace suyas: libertad, moderación y tolerancia.