No se sabe cómo ni cuándo llegaron los hopis a Arizona. Seguramente del norte, como recolectores y cazadores, igual que todos los primeros habitantes de América. Pero sus tradiciones dicen que brotaron de la tierra (y, por eso, deben ser fraternales con la naturaleza) y los sitúan en una etapa ulterior: la vida sedentaria, centrada en cultivos que llegaron del sur: maíz y frijol, originarios de Mesoamérica.
Hace casi un milenio fundaron Oraibi, que habitan todavía. En 1540, los españoles estimaron que esa aldea tenía de 1,500 a 3,000 habitantes. Hoy no llega a los 1,500.
Los hopis viven casi todos en doce aldeas de la Hopi Reservation (cerca de 7,000 kilómetros cuadrados). Jurídicamente, son una nación soberana con su propio territorio, gobierno, constitución, bandera y página web (hopi-nsn.gov).
Según el censo de 2000 eran 6,946, que subieron lentamente a 7,185 en 2010 y cayeron a 6,377 en 2020, quizá por la covid-19.
Se llaman a sí mismos hopituh shi-nu-mu (abreviatura: hopi-snm) ‘gente de paz’, y tienen fama de pacíficos. Su lengua es de la familia uto-náhuatl (también llamada uto-azteca). Se fue perdiendo en las nuevas generaciones. Para remediarlo, el Hopi Literacy Project abrió escuelas bilingües.
Emory Sekaquaptewa (1928-2007) fue el primer hopi universitario. Editó el Hopi dictionary: Hopìikwa lavàytutuveni, publicado por la Universidad de Arizona. Tiene un millar de páginas y unas 30 mil entradas.
Buscando hopi en el catálogo de las bibliotecas de la Universidad de Arizona, aparecen casi 30 mil registros. Buscando en Amazon, hay más de 2,000 libros en venta. En YouTube, hay medio centenar de videos. Una docena de páginas de la Wikipedia en inglés se refieren a ellos. El número de interesados en los hopis parece superar el número de hopis.
Benjamin Ives Gilman fue de los primeros en grabar y analizar música indígena. Pero su Hopi songs (1908) no incluye transcripciones ni traducciones de los cantos. Es un estudio musicológico sobre la complejidad de la música hopi, que rebasa la notación musical europea.
Benjamin L. Whorf (1897-1941) estudió la gramática del hopi y mostró que es distinta de las europeas: usa los aspectos verbales (el grado de realización de la acción) en vez de los tiempos (Language, thought and reality).
En las tierras desérticas, hay lluvias ocasionales que aprovechan las cactáceas y malezas que viven con poca agua. Algunas variedades de maíz y frijol están en ese caso y fueron cultivadas por los hopis, practicando lo que hoy se llama agricultura regenerativa del suelo: sembrar sin arar, haciendo perforaciones de medio metro, hasta un nivel menos seco, donde se conserva alguna humedad. Actualmente, hay tractores adaptados para esto, pero los hopis perforaban con coa y depositaban a mano la semilla en los agujeros.
El tema central de los cantos hopis es la gratitud a la tierra, la lluvia y los espíritus protectores que la conceden: los katsinas, nombre que se da también a los danzantes y muñecos que los representan, así como a sus máscaras o capuchas, y a sus bastones tallados decorativamente.
CANTO AL MAÍZ
Mañana, cuando venga,
recogeremos el maíz.
Me alegra el corazón
verlo alto y maduro
en hileras generosas.Lo cargaremos regocijados.
Quitaremos las hojas
y lo desgranaremos.
¡Cómo se alegra mi corazón!Oh, maíz, madre del hombre.
Oh, padre sol.
Gracias por protegernos.Esta es mi tierra.
Aquí vive mi gente
sobre viejas ruinas.
Ellos han sembrado aquí
como yo siembro ahora.Oh, madre maíz,
estamos contentos.
Nos has dado nombres.
Soy feliz.Teniendo nombre
puedo saludar al sol
y mi mundo empieza.
Es injusto, pero lo agradezco.Este es el espíritu del maíz.
Es la verdad del maíz.
Y el beneficio que nos da
la envoltura del maíz
en tantas cosas.Oh, maíz: es bueno
que nos protejas y proveas.
Eso nos da sabiduría,
habilidad para pensar,
entendimiento.El sol aparece cada día
y cada día se derrumba.Oh, madre maíz.
Estamos contentos.
Oh, padre sol.
Gracias por protegernos.
Oh, madre del hombre.
Fuente: Alonso Vidal, Los testimonios de la llamarada. Cantos y poemas indígenas del noroeste de México y de Arizona, Hermosillo: Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Sonora, 1997, pp. 165-166.
CANTOS DE KATSINAS
Va a amanecer.
La luz del día es hermosa.
¡Niños! Vengan a ver.En las praderas
de lirios mariposas
y asteres azules
cantan los katsinas.Padres nuestros, madres nuestras,
que rezan por nosotros
en todas direcciones
a donde están las nubes
cargadas de lluvia,
con vientos de polen.Mientras fuman, rezan
entre nubes de humo
rogando por la lluvia
que llega con vientos de polen,
como nubes que llueven
sobre las plantitas
resplandecientes de crecer.Algo grato sucede. De allá,
donde estaban guardadas,
las nubes aparecen
con ánimo tranquilo.
Vienen a llover.
Llueve y llueve.
Los katsinas truenan de júbilo.
Fuente: Emory Sekaquaptewa, Kenneth C. Hill, Dorothy K. Washburn, Hopi katsina songs, Lincoln, ne: University of Nebraska, 2015, pp. 73-74, 103, 126, 247. ~
(Monterrey, 1934) es poeta y ensayista.