El mapa de Cuauhtinchan

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Cuauhtinchan es una población en el centro del estado de Puebla. En un paisaje de temporal, poco poblado, se levanta un imponente conjunto conventual proyectado a mediados del siglo XVI como fortaleza y para atender a miles de indígenas nahuas y pinomes. Las epidemias dieron cuenta de esas multitudes. Al interior de la iglesia y el claustro, pinturas cristianas adornadas por el águila y la serpiente, símbolos de Cuauhtinchan, la Casa del Águila, despiertan la memoria.

La comunidad de Cuauhtinchan conservaba todavía en 1892 tres mapas cartográficos indígenas y otros manuscritos. De ellos destacan, por su complejidad, belleza y grado de conservación, el Mapa de Cuauhtinchan núm. 2 y la Historia tolteca-chichimeca, un libro elaborado en formato europeo, con texto náhuatl en alfabeto latino y pictografías indígenas. El Mapa… fue originalmente estudiado por Francisco del Paso y Troncoso en 1892 y por Bente Bittmann Simons en 1968, mientras que la Historia… cuenta con una excelente edición y estudio de 1976 –uno de los grandes orgullos de la etnohistoria mexicana– a cargo de Luis Reyes García, su maestro Paul Kirchhoff y Lina Odena Güemes (México, CISINAH/SEP). Entre los años setenta y noventa, primero en el Centro de Investigaciones Superiores del INAH (CISINAH) y luego en el (CIESAS), abundaron los estudios relacionados con esos documentos pictográficos y muchos otros de las áreas Mixteca-Puebla y tlaxcalteca. Keiko Yoneda, a partir de su tesis de la Escuela Nacional de Antropología e Historia en 1978, dedicó largos años a la lectura sistemática de todos los glifos del Mapa..., cuadro por cuadro, en una época en que esos empeños parecían estudios crípticos, sobre grises fotocopias, de documentos misteriosos, muy poco conocidos y reproducidos. Mientras que Luis Reyes (fallecido en 2004) continuaba la labor con la Historia… y otros numerosos documentos del área, hasta realizar una historia de Cuauhtinchan del siglo XII al XVI (1988). Esta historia llegaba al detalle de discernir la filiación étnica, el linaje preciso y los nombres de muchos de los personajes representados, y seguir sus carreras de documento a documento.

Recientemente Ángeles Espinosa Yglesias compró el Mapa… –que ya estaba en manos privadas–, lo mandó restaurar y encargó a John H. Coatsworth formar un equipo interdisciplinario para realizar la mejor edición posible de este, incluyendo una descripción de la restauración, reproducciones del mapa por secciones y completas, y numerosos estudios. El resultado es una edición ejemplar, Cave, City, and Eagle’s Nest / An Interpretive Journey through the Mapa de Cuauhtinchan No. 2 (Albuquerque, University of New Mexico Press, 2007), editado por David Carrasco y Scott Sessions, en la que participaron tres investigadores que trabajan en México: Keiko Yoneda, Guilhem Olivier y Ethelia Ruiz Medrano. El primer estudio de la obra es de Elizabeth Hill Boone, autora del gran clásico de nuestro tiempo sobre códices mexicanos cartográficos y genealógicos, nahuas y mixtecos: Stories in Red and Black (Austin, University of Texas Press, 2000).

El Mapa… es una gran hoja de papel de amate, hecha de hojas más pequeñas pegadas unas con otras, de 109 por 204 centímetros. Está sembrado de escenas situadas en distintos contextos geográficos, pintadas con hermosos colores –ocres, negros, verdes, rojos, azules– y con detalle y gracia sobre un fondo color arena. Las escenas contienen personajes indígenas precisamente representados, con indumentaria y atavíos; numerosos glifos de tiempo, lugar y onomásticos; elementos de la naturaleza, como plantas y animales, y escenas de diversos rituales, incluidos el fuego nuevo, ayunos, flechamiento de nopales que sangran, sacrificios humanos e iniciaciones, además de bodas y alianzas étnicas y de linajes, entronizaciones y caídas de reyes, y conquistas de los cuauhtinchantlacas. Pocas escenas bélicas son representadas.

En su lado izquierdo sigue caminos dispuestos en bustrófedon (un zigzag curvo) con pisadas humanas: es el recorrido, geográfico e iniciático, desde el origen, las Siete Cuevas (Chicomóztoc), hasta Cholula, Puebla, de siete etnias chichimecas invitadas como refuerzo guerrero por Cholula mediante dos enviados, sacerdotes toltecas. La escena de la salida de Chicomóztoc es la más notable del códice: siete personajes vestidos de pieles y portando arcos –siete linajes chichimecas– salen volando de la cueva-útero de siete lóbulos guiados por una guerrera también voladora, probable Itzpapálotl, que lleva en su mano derecha, como estandarte, una pierna humana. Las etapas, principalmente rituales, de su camino –de veinte días– son fechadas con glifos calendáricos y marcadas, de lugar en lugar, por glifos topónimos. Después de contribuir a algunas victorias bélicas de Cholula, los recién llegados, ya civilizados como nahuas, y celebrando alianzas con mixtecos y popolocas, fundarán en las proximidades Cuauhtinchan, tema del lado derecho de la pintura.

Este lado derecho se divide del anterior por un hermoso río verde-azul chalchihuite: el Atoyac, todavía límite nororiente entre Cholula y Puebla. Ya no representa un recorrido temporal sino la habitación de una área geográfica, la cual es descrita con mayor naturalismo: pueblos y montañas circundantes, incluidos Chapultepec, Tenochtitlan, Matlalcuéyetl (La Malinche), Orizaba al este, y el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl al poniente. Cholula ocupa el centro del mapa y es representada con sus templos y palacios en torno a una plaza central.

El estilo y los contenidos del documento lo señalan como prehispánico, de estilo y de factura nahua, con rasgos pinomes y cierta presencia mixteca-popoloca. A los linderos, originalmente representados por tenues líneas negras, fueron añadidos otros durante el periodo virreinal, burdos y esquemáticos, en color rojo, verosímilmente en apoyo a litigios sobre tierras; también fueron añadidas pocas glosas en náhuatl con caracteres latinos y algunas iglesias cristianas en los poblados.

Uno de los mejores estudios del libro, el de Florine Asselbergs, llega tras un desarrollo inteligente y riguroso a una conclusión, ya alcanzada por Luis Reyes en 1988: que el Mapa… fue creado por los linajes reinantes, tanto nahuas como pinome, de Cuauhtinchan, para declarar cuáles fueron las tierras y la extensión de su señorío antes de la conquista de Tepeaca y de la propia Cuauhtinchan por los mexicas en 1466. Ningún acontecimiento posterior a esa fecha es representado. Las tierras de Cuauhtinchan fueron divididas por los victoriosos mexicas entre cinco altépetl: Tepeyacac (Tepeaca), Tecamachalco, Quecholac, Tecalco o Tecalli y Cuauhtinchan. El Mapa de Cuauhtinchan núm. 2 es un documento –o es una copia antigua de un documento– producido por los cuauhtinchantlacas poco después de 1466 para pelear ante los mexicas sus derechos conculcados. ~

 

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(ciudad de México, 1956) es historiadora.


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