En los siglos XVI y XVII, nobles, soldados y eruditos irlandeses huyeron de la colonización inglesa para buscar una vida nueva en el Imperio español. Uno de los más pintorescos de estos “gansos salvajes”, como expresivamente se les llama en la historiografía irlandesa, fue Guillén de Lámport: un soldado-erudito de Wexford, arrestado en 1642 por la Inquisición mexicana debido a sus planes de derrocar al gobierno español, abolir la esclavitud y asumir la corona de un México independiente. La vida de Lámport atravesó muchos entornos del mundo atlántico del siglo XVII: los salones de El Escorial, los campos de batalla de Flandes, las redes de exiliados irlandeses en Europa y la metrópolis multicultural de la Ciudad de México.
Lámport ha fascinado por mucho tiempo a estudiosos y narradores debido a que su vida proporciona un recurso muy inusual entre los individuos marginales de su siglo: un extenso e interesante rastro documental. Fue prisionero de la Inquisición mexicana durante diecisiete años, por lo que se tiene amplio registro de su juicio, y los oficiales confiscaron un cofre de sus documentos personales. Al adentrarse en estos archivos, no es difícil quedar cautivado por los ingeniosos alardes de Lámport, sus fugas de prisión a medianoche, o sus mordaces respuestas a inquisidores que saben menos de teología que él. Sin embargo, como es tan accesible y entretenida, la biografía de Lámport ha propiciado una falta de atención académica seria hacia sus ideas y sus tratados, que son tan abundantes como sus hazañas y ocurrencias. Andrea Martínez Baracs, en An Irish rebel in New Spain, responde a esta laguna y provee una selección cuidadosa de los escritos de Lámport, traducidos al inglés por Hank Heifetz. Publicado en la colección de Latin American Originals por Pennsylvania State University Press, An Irish rebel in New Spain se asoma a los escritos de Lámport como un espejo de la política del siglo XVII.
A fin de que los lectores comprendan el contexto de los escritos que integran este volumen, Martínez Baracs provee una introducción biográfica sustentada en una investigación minuciosa. Desde la breve infancia de Lámport en Irlanda hasta sus conflictos con los inquisidores de México que lo sentenciaron a muerte, Martínez Baracs ofrece nuevas reflexiones a partir de hallazgos en los archivos. La autora navega los múltiples Lámports que han emergido: el rebelde sincero, el impostor, el mentiroso patológico, el cortesano errante, entre otros, y entrega un retrato convincente de Lámport como un “luchador social humanista” (p. 38). En su introducción y sus notas a los textos, la investigadora fundamenta las luchas políticas de Lámport en su vasta erudición y sus trabajos como estudiosa.
La selección de los textos en este volumen hace justicia a la riqueza y la amplitud de la escritura y el pensamiento de Lámport. Tenemos un atisbo de sus esfuerzos por garantizar el apoyo de los españoles a la reconquista irlandesa de su isla, que enmarcó en un discurso claramente anticolonial. Las denuncias de Lámport sobre los abusos inquisitoriales y la corrupción son evidentes en una proclama que pegó en las murallas de la Ciudad de México. Los lectores también tienen la oportunidad de leer el “Regio Salterio” de Lámport, una colección de salmos que escribió en sábanas de la cárcel inquisitorial. Las estrofas revelan el pensamiento revolucionario de Lámport. “Decidme”, escribía desde su celda a inicios de la década de 1650, a propósito de la explotación y venta de esclavos africanos, “¿por qué compráis y vendéis a los hombres como bestias? […] ¿Por qué, contra la ley de Dios, compráis etíopes, y no queréis ser comprados por ellos?” (p. 107). Este radicalismo es más evidente en su proclama de la independencia de la Nueva España en 1642, que traza un amplio plan para la abolición de la esclavitud y el trabajo forzado para la apertura de la Nueva España al comercio internacional y para reconocer la soberanía de las poblaciones indígenas, “pues es suyo el reino” (p. 63). En esa sociedad futura, no sería la raza sino los actos de un individuo los que tendrían importancia. Por supuesto, había un detalle: Lámport esperaba que la población recién liberada de México reconociera sus esfuerzos y sus talentos, así como su sangre real (totalmente inventada), y esperaba que, como agradecimiento y por voluntad propia, lo eligieran para ser rey.
Si algo falta en este volumen, quizá sea el gusto de Lámport por la extravagancia. Para aquellos que ya estén familiarizados con la leyenda de Lámport, esta omisión tal vez pueda parecer sorprendente. Los esfuerzos del irlandés por otorgar legitimidad a su plan de volverse rey de México, como el urdir un cuento asombroso que lo hacía hermano ilegítimo del rey Felipe IV de España mediante el amorío de Felipe III con su hermosa madre irlandesa, no fueron un incidente aislado en lo absoluto. Lámport recurrió a los poderes del peyote –obtenido de un vendedor del Zócalo– mientras redactaba su proclama independentista, presumía de poder transportar aguardiente de Irlanda a México en un solo día y calendarizaba sus ambiciones de acuerdo con la astrología. Si bien muchos de los biógrafos de Lámport han sucumbido a esos encantos, Martínez Baracs, muy encomiablemente, demuestra que sus ideas deben ser contextualizadas de forma rigurosa. Esta es la gran contribución de Martínez Baracs. Al hacer accesibles los textos de Lámport, este magistral volumen permite que los estudiantes del México colonial, de la primera diáspora irlandesa y de las políticas radicales en el mundo atlántico contemplen con mayor frialdad a este brillante y malinterpretado rebelde e intelectual. ~
Traducción del inglés de Luis Fernández.
Publicado originalmente en Hispanic American Historical Review.
s historiador y
profesor en la Universidad de Colorado en
Denver. Sus investigaciones están dedicadas
a América Latina en el periodo colonial.