Amantísimas, despegadas, neuróticas, trabajadoras, disparatadas, heroicas, cómplices, reticentes, abnegadas, orgullosas, frustradas, admirables, cercanas y misteriosas, el símbolo del amor y la protección y el objeto de un complejo cultural-industrial, las madres son muchas veces el primer adulto que conocemos bien –el personaje más inolvidable que vamos a encontrarnos, como diría Alexander Portnoy– y con el tiempo descubrimos que hay muchas cosas que ignoramos de ellas. En un momento en que la maternidad y la paternidad se presentan como un proyecto personal teñido de narcisismo, o como material para una guerra cultural que no parece acabar nunca, en este número hemos reunido unos textos de hijos e hijas que miran a su madre.