Señor director:
Sobre la ilusión del progreso (número 72, noviembre), pienso que vale de ella la autoeducación como fiel del desarrollo cultural alcanzado. Porque, parodiando el apotegma hipocrático, aunque hay enfermedades, lo importante es el enfermo. Y la encuentro como cuando sobre el espejo de un lago cae una piedra. Resultan a priori prácticamente inmensurables las amplitudes culturales, sociales, comunitarias que alcancen las ondas. Durante la ejecución de un concierto de la OFUNAM, una viola aumenta los decibeles de su parte sin responder a las indicaciones del director; entonces éste, con amable gesto, la invita a ocupar el sitio del solista terminando la total partitura, con la ovación del público cuando llegó a su final.
Atentamente
La red de redes
El 11 de septiembre del año 2001 me encontraba en el sofá de mi casa viendo el Telediario de Televisión Española cuando a la periodista encargada de dar cuenta de aquello que…
Don Salvador Elizondo
En la entrada del jardín de la casa de don Salvador Elizondo, en el barrio de Santa Catarina, hay un sobrecido plumbago blanco que, aunque crece adentro, desparrama sus flores y sus…
La novela de mi padre
Las cuatro últimas palabras que papá me dijo nunca se las había escuchado en cuarenta y dos años: “Vete al carajo, hijo.” La orden me hizo gracia y…
Los amigos
Nueva York, 21-05-01. El servicio postal es aquí una respetadísima, orgullosa y casi venerada institución. Cualquier actividad criminal que ataque o simplemente tenga que…
RELACIONADAS
NOTAS AL PIE
AUTORES