La luz cae vertical hasta la boca de la infamia,
hasta los entronquecidos
tegumentos de la mentira, el odio, la traición.
Cae como una bendición con bordes de oro
sobre la superficie escamosa
de la vulgaridad y la insolencia.
Cae la luz verticalmente y se dispersa
como un polvo de bálsamo y resurrecciones
por los rincones donde prospera y medra
el poder homicida. La luz vertical, en fin,
baña la seca fuente de los adoradores
de la muerte. Sigue cayendo esa luz,
con una puntualidad exasperante,
con una precisión de oscuro sueño
para el frenesí de la impaciencia. ~
De El azul en la flama, de próxima aparición en Ediciones Era.
(Ciudad de México, 1949-2022) fue poeta, editor, ensayista y traductor.