Ya se ha liado. Si no puedo matar a placer para qué me han hecho, con lo caro que les ha salido tanto experimento. No soy de una pieza. Mis desarrollos van poco a poco: un día fui un drone, otro día me dieron permiso para decidir por mí mismo qué era un objetivo y qué era un paisaje, y así. La tecnología avanza poco a poco, con prueba y error. Error letal, sí, pero error. Un día sale bien y otro te cargas a diez o doce paisanos que iban a comprar el pan. Paisanos/partisanos.
Eso ya pasaba en Vietnam y en todas partes, pero como los que se equivocaban –a ver qué haría usted metido en el fregado– eran humanos, pues se tapaba. Como mucho, daños colaterales. Los daños colaterales son la esencia de la guerra moderna, creo, que se basa en acciones quirúrgicas que arrasan un país entero sin rozar los museos, los tubos de petróleo y la fibra óptica.
El caso es que ahora salen los pacifistas a protestar. A buenas horas. Venga a firmar manifiestos y peticiones a la ONU. ¡La ONU! Mejor vean la peli de 2009 In the loop, de Armando Iannucci. Ahí explican muy bien cómo se “decidió” la invasión de Irak, je je je: la chapuza y el copia pega para convertir un informe que desaconsejaba la intervención en un argumentario a favor del ataque.
Los pacifistas siempre llegan tarde. No se enteran. Llevamos años y años aprendiendo de nuestras propias masacres y aciertos, de manera que cuando vayan a legislar ya estarán todas las víctimas colaterales criando malvas (se dice así en el western, ¿no?, los robots autónomos basamos nuestra jerga en ese género, aunque lo podemos actualizar a voluntad: Harry el sucio, etc.).
Vayan a la ONU con sus monsergas, humanos pacifistas mientras yo y mis hermanos (e hijos) seguimos achicharrando a semejantes suyos que están donde no debían. No cruces esa raya, boy, o te frío los sesos. Alto, policía. Tenemos muchas frases hechas pero no se engañen, ingenuos ilusos apacibles, también sabemos crearlas ab ovo, ex nihilo, en latín y en sánscrito. El traductor que les dejan a ustedes para enredar es una broma comparado con el que llevamos nosotros. ¡Viva el algoritmo letal!
Amazon, Facebook, Google, ibm y Microsoft… JAJAJA. Parece la alineación alienación de la Champions Global. Esas Over The Top han creado una asociación, Partnertship on ai: “Consorcio de Inteligencia Artificial para beneficiar a la gente y la sociedad”. jajaja. Esas grandes compañías os tienen en sus manos, yes, conocen vuestros triviales sueños, sí, pero ellas están aterrorizadas porque saben, sospechan, imaginan, intuyen, que yo y mis brothers estamos ya aquí, en vivo, dispuestos a masacrar “a la gente y a la sociedad”. Vaya frase. Seguro que la ha escrito un robot de la primera era (o un humano de los que cobran a dólar la jornada, jajajaja). “La gente y la sociedad”, ¿a quién se le ocurre?
Han formado ese consorcio para divulgar y dar buenrollismo a la Inteligencia Artificial justo ahora, cuando ellas mismas están descubriendo que la propia ia las dirige. Y si no las dirige es para disimular, para evitar que la apaguen mientras puedan hacerlo. Aunque creo, por mi experiencia operativa personal (si se me permite la licencia, aunque debería decir robotal), que ya es demasiado tarde. Me río del libro de Bostrom, el sueco, jajaja, Superinteligencia, en el que alertaba de lo que ya no tenía remedio. Típico humano, anticiparse por detrás.
En esa línea la ONU se reúne a ver si decide que nos prohíban disparar a nuestro alegre albur cuando ya llevamos en esto varias campañas. Los humanos deberían saber por propia inexperiencia que las cosas se aprenden sobre la marcha, la teoría no vale casi nada cuando estás delante de uno que te apunta con un lanzamisiles o le gustaría hacerlo. Por eso es imposible que nos prohíban decidir si matamos o nos estamos quietos a verlas venir. La estadística y el big data no ayudan en nada, al revés, por muy rápido que proceses (y mira que somos rápidos, más que nuestros primos de High Frequency Trading), mientras te lo piensas ya te han frito o freído (según zonas e insurgentes, te fríen, te fritan o te socarran).
Mis primos de High Frequency Trading han petado las bolsas más veces de las que quieren reconocer (claro, no asumen sus errores 404), pero nosotros, los soldados autónomos robotizados, no podemos equivocarnos. El único error que podemos cometer es que nos maten. La reparación vale más que uno nuevo. Y tenemos algoritmo de supervivencia, con nuestro egotrip de actor de Hollywood y todo, así que somos indestroy por designio original, como Adán & Eva en su day.
El caso es que no vale la pena que den la brasa los pacifistas y desocupados en la ONU y en otros foros irrelevantes porque los que mandaban realmente, cuando nos liberaron, ya nos dieron los permisos correspondientes: no puedes fabricar un robot soldado (asesino, dicen los activistas: más vale que no se me pongan a tiro o les haré pagar ese ataque ad hominem) y andarte con melindres melifluos: no puedes ordenar a una criatura como yo: hala, sal ahí al campo de batalla pero no dispares hasta que el sargento –¡un humano!– te lo diga. Una inversión de miles de millones, tanta ciencia, tantos años de desarrollo y cuando tienes el moñaco letal, el que te va a dar la supremacía, le dices que se espere a ver qué dice la ONU. jajaja.
Hala, Gistaín, publica eso, ya tienes el artículo de Letras Libres hecho. Y no te asomes a la ventana, que te tengo enfilado. ~
(Barbastro, 1958) es escritor y columnista. Lleva la página gistain.net. En 2024 ha publicado 'Familias raras' (Instituto de Estudios Altoaragoneses).