Según los paleontólogos, hubo caballos en el continente americano desde el Pleistoceno, pero desaparecieron. Milenios después llegaron con los españoles.
Los hombres blancos, barbados, a caballo y con armas de fuego produjeron espanto. Pero los comanches y apaches se repusieron y adoptaron el caballo. Fue una tecnología apropiada, en el doble sentido de que reforzaba su cultura nómada y de que los caballos eran robados. A caballo, los cazadores de bisontes cazaron más que nunca. Y los caballos les sirvieron para combatir a los españoles.
Hay un testimonio de la conciencia indígena de la importancia del caballo en la Historia de Nuevo León con noticias sobre Coahuila, Tamaulipas, Texas y Nuevo México, escrita en el siglo XVII por Alonso de León, edición de Israel Cavazos Garza, p. 129 (Universidad de Nuevo León, 1961). Herido de muerte, el guerrero Cabrito “dejó encargado a sus compañeros que, si querían vencer a los españoles, les hurtasen todas las bestias; que, quitadas estas, los cogerían como pollos”.
Dos siglos después, el Periódico Oficial de Nuevo León todavía registra incursiones nómadas, según las noticias compiladas por Isidro Vizcaya Canales en La invasión de los indios bárbaros al noreste de México en los años de 1840 y 1841 (Instituto Tecnológico de Monterrey, 1968).
Las incursiones continuaron hasta principios del siglo XX. Hacia 1950, doña María de Jesús Garzafox de Marty me contó una bonita historia del Monterrey de fines del siglo XIX. En un asalto, los comanches se llevaron a una niña pequeña. Pero no se adaptó y se la pasaba llorando. Optaron por devolverla en el siguiente asalto.
En la Nueva España, los caballos sirvieron para el transporte, la agricultura y el cuidado de rebaños; en particular, los rebaños trashumantes, que pastan en distintos lugares según la época del año.
Como en España, los ganaderos del norte de México se asociaron en mestas, gremio de origen medieval. La palabra mesta viene “del latín mixta, abreviación de animalia mixta” (Corominas). La asociación servía para negociar acuerdos y evitar conflictos entre ganaderos o con agricultores afectados por el paso de los rebaños. Conflictos prefigurados en el Génesis: Caín (agricultor) mata a su hermano Abel (pastor).
El pastoreo produce menos por hectárea que la agricultura: necesita espacios mayores y abiertos, no cotos cercados. Las cercas matan el pastoreo.
La mesta marcaba la propiedad de los animales (caballos, reses, ovejas) con hierros distintivos; y asignaba los no marcados, sin dueño conocido, que andaban sueltos y eran capturados.
Algunos caballos escapaban al monte y se multiplicaban en manadas salvajes que los ganaderos de las mestas buscaban para recuperarlos o domarlos, en disputa con los apaches y comanches. Fueron llamados mesteños, mestencos o mostrencos.
La legislación llama mostrencos a los bienes sin dueño conocido, pero el uso de la palabra nació para referirse a los caballos salvajes. Según Corominas, es una alteración de mestengo, debida al influjo del verbo mostrar, “por la obligación que tenía el que encontraba animales sin dueño de hacerlos manifestar [en la mesta] por el pregonero o mostrenquero”.
Los vaqueros del sur de los Estados Unidos transformaron la palabra mestengo en mestang o mustang. El primer registro de mustang en el oed es de 1808: “Passed several herds of mustangs or wild horses.”
Washington Irving (The Rocky Mountains; or, Scenes, incidents, and adventures in the far West, 1837) habla de una mujer de la tribu nez percé que apareció montada en un “mestang, or half wild horse” (capítulo XIX).
Según Américo Paredes (With his pistol in his hand), los corridos mexicanos nacieron en el mundo de los cow-boys. Pero las tradiciones del cow-boy son de origen mexicano, como las palabras mustang (mestengo), lariat (reata), quirt (cuarta), hackamore (jáquima), stampede (estampida), bronc (bronco), cinch (cinchar), corraled (acorralado), ranch (rancho), barbecue (barbacoa), canyon (cañón), rodeo (rodeo) y muchas otras, que recuerdan Victoriano Salado Álvarez (México peregrino), Raúl Rangel Frías (“Teorema de Nuevo León”) y los editores de Spanish word histories and mysteries: English words that come from Spanish (American Heritage Dictionaries).
Curiosamente, según el oed, la palabra mustang llegó a Australia, donde los vaqueros ni se imaginan que usan palabras de origen mexicano. También curiosamente, bajo rodeo, cita a Charles Darwin con una buena definición: “Once every year there is a grand ‘rodeo’ when all the cattle are driven down, counted and marked.”
Cuando Lee Iacocca fue presidente de la Ford decidió crear un auto deportivo de uso familiar. Lo lanzó en 1964 con el nombre de Mustang. Según la Wikipedia, las ventas acumuladas hasta 1968 superaban los dos millones de unidades. Y la palabra de origen mexicano para el caballo salvaje circuló por todo el mundo. ~
(Monterrey, 1934) es poeta y ensayista.