Dentro de un régimen democrático, la oposición tiene entre sus tareas la de poner límites al gobierno en turno, para mantener el equilibrio entre las intenciones de la autoridad y el apego a la legalidad. El Presupuesto de Egresos de la Federación, la creación de la Guardia Nacional o la postura de México ante la situación política de Venezuela son temas que han provocado el rechazo de algunos miembros de los partidos políticos de oposición. Sin embargo, la crisis de legitimidad por la que atraviesan no les permite ser un contrapeso fuerte que logre que las medidas tomadas desde Palacio Nacional sean informadas y objetivas.
De acuerdo con el jurista argentino Ricardo Haro, la oposición tiene tres funciones dentro de una democracia: colaboración, control y contestación. Una oposición sólida no se construye solamente a partir de votos en contra de las propuestas presentadas por el Ejecutivo y su partido político, sino también en la discusión con sus adversarios de los mecanismos con los que se solucionarán las problemáticas de un país. El pluralismo y la convivencia en el disenso son, en palabras de Haro, “presupuestos inexcusables de la democracia”. La oposición debe buscar gobernar desde la colaboración y asumir la responsabilidad de disentir y de apoyar buscando el mayor bienestar para la población.
En el Congreso de la Unión, la fuerza del partido en el poder es indiscutible. Del total de iniciativas presentadas en la LXIV Legislatura, desde que inició sus funciones, el 1 de septiembre del año pasado, al 12 de febrero, Morena ha presentado 364 iniciativas, de las cuales 10 han sido aprobadas. El partido de oposición que más iniciativas ha presentado es el PAN, con 252, de las cuales ninguna ha sido aprobada. Le siguen MC, con 166 y una aprobada y el PRI, con 149 y una aprobada. Entre las iniciativas de Morena aprobadas destacan la creación de la Ley Orgánica de la Fiscalía General de la República, la declaratoria del Año de Zapata y las reformas a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal. Por otro lado, algunas de las iniciativas presentadas por los partidos de oposición y que han sido turnadas a comisiones están relacionadas con la protección a población vulnerable y al cuidado del medio ambiente.
Aunque no esté en el poder, la oposición necesita “hacerse oír, para debatir, criticar, denunciar, investigar, ilustrar a la opinión pública, mostrar cuál es la ‘politique de rechange’ y ejercer su derecho a convertirse en mayoría”, de acuerdo con Haro. Una oposición muda o ausente deja el camino libre para que las decisiones respondan únicamente a los intereses de un grupo político. Por ejemplo, durante la votación del Presupuesto de Egresos de la Federación para el Ejercicio Fiscal de 2019, 71 diputados del PAN, 43 diputados del PRI, la totalidad del grupo parlamentario de MC y nueve del PRD votaron en contra del presupuesto. Después de varias modificaciones realizadas por la asamblea, los diputados del PAN, PRI, PRD y la mayoría de MC decidieron no asistir a la votación. Pese a su inconformidad, el presupuesto fue aprobado con 303 votos a favor, 7 en contra y 190 ausencias.
A mediados de la década de los setenta, el politólogo italiano Giovanni Sartori advirtió acerca de las “oposiciones irresponsables”. Según él, una oposición se comportará de manera responsable si está consciente de que tendrá que rendir cuentas. Por otra parte, “se espera que una oposición sea tanto menos responsable cuanto menos esperanzas tenga de gobernar”. Esto tiene como consecuencia que los partidos opositores débiles, en un intento por obtener beneficios de quienes están en el poder, olviden su tarea de control y antepongan sus intereses a los de la ciudadanía.
A pesar de que la sociedad civil ha exigido una revisión al dictamen de creación de la Guardia Nacional para evitar la militarización del país, el pronunciamiento de los partidos opositores no ha sido lo suficientemente claro. En la votación realizada el 16 de enero en la Cámara de Diputados, 42 de 47 diputados del PRI votaron a favor de la Guardia Nacional, lo que permitió que el proyecto tuviera 362 votos a favor y se turnara al Senado. Esta semana, iniciaron en dicha cámara las audiencias sobre el tema, en las que participan especialistas y miembros de la sociedad civil. Los coordinadores parlamentarios del PRI y el PAN, Miguel Ángel Osorio Chong y Mauricio Kuri, han manifestado que apoyarán el proyecto siempre y cuando se le hagan cambios a la minuta aprobada por los diputados, entre estos, que tenga un mando civil y que se garantice el respeto a los derechos humanos.
La función contestataria corresponde a uno de los roles con los que más se asocia a la oposición. Para Segundo V. Linares Quintana, “Tan importante como la acción del partido en el poder, es la crítica constructiva del partido opositor”. Pero dicha crítica no puede confundirse con la descalificación, el insulto, la especulación o la queja. Como plantea Haro, para ponderar los objetivos a lograrse, “es preciso cuestionar los ‘por qué’, los ‘para qué’ y también los ‘cómo’” Desde la oposición se tienen que ofrecer propuestas concretas a los desafíos que se presentan.
Quizás el único tema donde la oposición en México ha sido algo más contundente es en la postura neutral que el gobierno asumió frente a la crisis venezolana. El PAN, el PRI y el PRD compartieron comunicados de prensa en favor de Juan Guaidó. Marko Cortés, presidente del PAN, asumió con Guaidó el compromiso de exhortar al gobierno de López Obrador a reconocerlo como presidente encargado de Venezuela, pero, tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados, las bancadas de Morena, PT y PES se opusieron a que estos exhortos llegaran al pleno, turnándolos a las comisiones de Relaciones Exteriores. La presión no ha hecho mella en el presidente López Obrador, quien insiste en que la crisis humanitaria debe ser atendida por la ONU y que su gobierno no intervendrá en otros países.
La falta de una voz desde la oposición contribuye a que el poder se concentre en una sola figura. Para Jan-Werner Müller, mientras que el populismo necesita enemigos, la democracia requiere oposición. “La democracia requiere pluralismo y el reconocimiento de que es necesario encontrar términos justos para convivir como ciudadanos libres e iguales, pero también irreductiblemente distintos”, escribió el politólogo alemán.
Un correcto ejercicio del poder político podrá existir cuando la oposición dirija la crítica también hacia sí misma. De lo contrario, será incapaz de ver los vicios que juzga en los otros. Algunos representantes de la oposición se han manifestado en contra del recorte presupuestal a las estancias infantiles, sustentado en sospechas de corrupción y malos manejos. No obstante, se trata de figuras que han estado vinculadas con la corrupción y opacidad que la actual administración denuncia, lo que le resta legitimidad a su postura. Por ejemplo, Josefina Vázquez Mota, quien presidió la asociación civil Juntos Podemos y recibió 900 millones de pesos del gobierno de Peña Nieto, o Felipe Calderón, en cuyo sexenió ocurrió el incendio donde 43 niños perdieron la vida en la guardería ABC de Sonora. En opinión de Salvador Camarena: “Mientras la oposición no comprenda que en ella no caben todos, así hayan logrado curules y escaños, que no tienen futuro si no revisan y se deslindan del pasado que resulta pernicioso y ofensivo, mientras no salden cuentas de la derrota, estarán condenados, y a suerte similar condenarán al país, a que Andrés Manuel le baste la sospecha y unos cuantos datos para instalar cuanta ocurrencia le venga en gana”. Por lo tanto, es necesario que la oposición se deslinde de la clase política que López Obrador critica y rechaza, la misma en la que ellos trabajaron y cuyas dinámicas afianzaron.
Resulta conflictivo pensar que la oposición solo tiene que ser una y que esta incluye por igual secretarios de administraciones pasadas presuntamente relacionados con casos de corrupción y a miembros de la sociedad civil inconformes con el modo en que el presidente ejecuta sus planes. No es la primera vez que en la democracia mexicana existe un partido hegemónico. Hoy se requiere de una oposición partidista que actúe de manera diferente y no permanezca inerte ante los ejercicios absolutos del poder. Retomando a Haro, se necesita una “oposición lúcida y clarividente”, en el sentido de que “ilumine el proceso político” a través de la información, la experiencia, el conocimiento, la seriedad y la honestidad. Si los partidos políticos de oposición resultan insuficientes porque han perdido el respeto y credibilidad, habría que mirar hacia los organismos no gubernamentales, los políticos independientes y los ciudadanos que trabajan en otras maneras de refutar a quien está en el poder.
Con investigación de Karla Sánchez.