El mundo comienza su segundo año de pandemia con ánimo optimista. Desde finales de 2020, las vacunas que han pasado las pruebas de efectividad comenzaron a distribuirse, aunque eso no signifique que la ansiada normalidad regrese de manera general a nuestras vidas. Algunos expertos urgen a poner en práctica las lecciones aprendidas: no solo un sistema de salubridad más robusto sino una nueva relación con el medio ambiente y un liderazgo político que incluya tanto respuestas nacionales como globales. A la par, otros analistas sugieren hablar de la crisis en su justa dimensión: aunque se trató de una situación inédita en rapidez y alcance –nunca se había experimentado un confinamiento a este nivel–, la covid-19 no trajo consigo el autoritarismo que muchos temían ni llevará a la gran transformación social que otros más pregonan.
El tiempo transcurrido desde la aparición de la pandemia ayuda a poner las cosas en perspectiva: el papel del Estado, el aprendizaje ciudadano, la desinformación, los costos desiguales de las medidas económicas entre hombres y mujeres, la brecha en aumento entre generaciones y países. Este número de Letras Libres quiere aportar elementos para la discusión. Enfocados en los aspectos políticos, económicos, laborales y de salud pública, nuestros colaboradores ponderan los cambios que el coronavirus y la consecuente crisis económica están impulsando. Dos recuperaciones históricas –los casos de Nueva York en 1918 y de Padua en 1631– ayudan a vincular nuestra circunstancia actual con la que ha vivido la humanidad en otras épocas, con no menos miedo y no menos esperanza.