El 22 de mayo del 2009, Mauricio Morales Duarte, alias Punky Mauri, chileno de 27 años, guardó en su mochila un artefacto explosivo hecho con un extintor y pólvora negra. Subió a su bicicleta y se dirigió a la Escuela de Gendarmería en la comuna de San Bernardo, en Santiago de Chile. Tenía la intención de accionar la bomba casera en aquel sitio, con la esperanza de que las esquirlas se incrustaran donde más hicieran daño, llámese cuerpo, construcción o quimera.
Pero el plan de Punky salió mal y el extintor explotó en sus manos. La autopsia concluyó que murió de traumatismo craneoencefálico, aunque también tenía el rostro quemado y algunos miembros del cuerpo desprendidos.
Mauricio Morales Duarte era un joven anarquista sospechoso de participar en diversas protestas antisistema, en las que se habían registrado más de 90 bombazos. A raíz de su muerte se supo que no solo era un hombre de “acciones”, también era un ideólogo reconocido entre varias células anarcolibertarias del mundo, como el Frente de Liberación de la Tierra (FLT) y el Frente de Liberación Animal (FLA), cuyas líneas de acción se basan en la batalla diaria en contra del “antropocentrismo y sus consecuencias”: el sufrimiento de los animales, la tecnología y la degradación del planeta.
El Frente de Liberación Animal tuvo su origen en Inglaterra a mediados de los setenta. Al principio liberaban animales de granja o desorientaban cazadores, ahora son una (anti)organización internacional con células que no se conocen entre sí –una de sus fortalezas- y cuyo discurso ha añadido frentes de lucha. Ya no se trata únicamente de la defensa del planeta y los animales, sino también, de la lucha contra la civilización. Y así lo hacen saber a la mínima oportunidad.
México
El mes pasado, la madrugada del 23 de mayo, las Células Autónomas De Revolución Inmediata – Praxedis G. Guerrero conmemoraron el segundo aniversario luctuoso de Punky Mauri, haciendo explotar un par de artefactos hechos con tanques de gas butano; uno de ellos en una sucursal bancaria, y el otro en una cafetería Starbucks, ambos en el Distrito Federal.
No es la primera vez que esto sucede. Tan solo en abril del año pasado, el Comité de Seguridad de la Asociación de Bancos de México, reportó que durante 2009 hubo 23 atentados a cajeros automáticos que las células del FLA y FLT se adjudicaron en varios blogs. Durante ese mismo año también hicieron estallar artefactos en sucursales de McDonalds, Burguer King, KFC, plantas distribuidoras de Coca Cola, tiendas Oxxo y boutiques de ropa.
Durante 2008, la revista anarcolibertaria Bite Back documentó que los anarcoecologistas intervinieron en 120 atentados, algunos de ellos de bajo impacto y con cierta dosis de ramplonería: liberación de aves de corral o animales de granjas o laboratorios escolares.
No a la carne, sí a la destrucción.
Adrián Magdaleno Gómez. 21 años. Estudiante del séptimo semestre de psicología en la FES Aragón. Consignado en el Reclusorio Norte. Delito: Ataques contra la paz pública. El 4 de febrero del 2010, un día antes del aniversario de la Monumental Plaza de Toros México, colocó una “garra de tigre” (tanques de gas butano, cuetones y una vela) en un vagón del metro que corría de General Anaya a Tasqueña. La explosión no perforó la superficie de los tanques. No hubo fuego, solo humo.
Adrián Magdaleno, vegano y anarquista (anarcoecologista), pertenece al FLA y cree que la única forma de acabar con las injusticias de este mundo, es “mediante la destrucción total de los factores que la propician, como las máquinas y la tecnología”. Por eso no utilizaba herramientas fabricadas en serie, solo caseras. No le importaba la política, solo la destrucción para poder empezar de cero, el caos.
Opacados
Las acciones de los anarcoecologistas mexicanos han aumentado año con año – 4 en 2007, 120 en 2008, 240 de enero a septiembre de 2009-. Pero ganar visibilidad a punta de cohetones caseros, en un país metido de lleno en la guerra contra el narco, parece una broma de chicos.
