Lo de las patentes
El asunto que más pareció irritar a quienes comentaron la entrevista de la que hemos venido hablando fue el de las patentes. Yo lo mencioné de pasada y en el contexto del interés manifestado por el rector de la UNAM, Dr. José Narro, por vincular más a la investigación científica con los sectores productivos, un tema –insisto– que, obviamente, indigna a “cierta” UNAM…
Fue fatigante repetir, siempre en vano, que fue el rector quien sacó el tema a colación. Lo hizo en su informe de 2009, donde menciona las 17 patentes (“cinco patentes nacionales, dos internacionales y diez solicitudes”) y lo hizo durante un balance público de su gestión.
Como alguien me acusó de haberme inventado el tema, o de haberlo sacado de contexto, revisé mi archivo y encontré que fue precisamente en La Jornada donde apareció el comentario del rector durante dicho balance, publicado el 9 de diciembre de 2009. Según el reportero Emir Olivares Alonso, el rector
admitió que aún hay buena cantidad de asignaturas pendientes en áreas como orientación vocacional, generación de patentes, internacionalización del estudiantado, seguridad, titulación en algunas carreras, enseñanza de idiomas, vinculación de la investigación básica con el sector productivo, rejuvenecimiento de la planta académica y fomento de una actitud emprendedora entre los egresados. Ante lo anterior, se comprometió a realizar un esfuerzo adicional para revertir estas “faltas”…
Así las cosas, fue el rector quien consideró que el escaso número de patentes es una falta y que repararla era una “asignatura pendiente”. A partir de ahí –como soy un universitario que considera que hay que tomarse en serio lo que dice su rector– se me ocurrió revisar la información del Instituto Mexicano de Propiedad Intelectual (IMPI) y encontré el dato del escaso otorgamiento de patentes a universidades mexicanas, y que eran el ITESM y la UANL las que más patentan y ahí se armó la gorda con los patentófobos e ITESMfobos.
Bueno, pues resulta que el asunto de las patentes le parece al rector a tal grado relevante que informó que la UNAM ha diseñado y puesto en marcha un programa llamado “Programa para el fomento al patentamiento y la innovación”, así como una “incubadora de empresas” que se llama InnovaUNAM.
Y por si fuera poco, agrega el rector
Para consolidar las relaciones universidad-empresa, la Coordinación de la Investigación Científica trabaja en métodos y prácticas de administración sistémica como el Sistema de Enlace Universidad-Empresa; un sistema de alertas tecnológicas tempranas, para captar información de oficinas de patentes (nacionales e internacionales) y sobre tecnologías aún sin comercializar; un sistema para difundir a investigadores, empresarios y terceros interesados, e información novedosa sobre gestión de tecnología y de innovación.
Y no sólo el rector. Por ejemplo la Dra. Rosaura Ruiz, recién nombrada directora de la Facultad de Ciencias de la UNAM, propuso en su plan de trabajo que para impulsar la innovación y la vinculación es fundamental
Impulsar los resultados y alcances de investigación sobre temas prioritarios para el desarrollo nacional que permitan generar desarrollo científico-tecnológico y que conduzcan al registro de patentes y a la transferencia de conocimiento.
Así pues, ¿quedará claro? No, yo no inventé lo de las patentes ni lo de la importancia que les otorga la UNAM. No. Que no. QUE NO. NO.
Ahora que, por otro lado, como el Sr. Arnaldo Córdova ya dijo que se trata de “patentes chatarra” quizás debería apresurarse a decirle al rector y a la directora de la facultad de ciencias que no hagan sistemas, ni programas, ni incubadoras, ni registros, ni nada de eso, y que con el dinero que se ahorre, por ejemplo, se pueda combatir la desigualdad…
Culminará…
Es un escritor, editorialista y académico, especialista en poesía mexicana moderna.