Una teología aséptica(1)
“La situación que vive actualmente el ciclismo, y el circo del alto rendimiento deportivo en general, recuerda, en el fondo, la manera en que los primeros cristianos les arruinaron el gusto por los juegos crueles a los romanos. Me parece que, hoy por hoy, realmente debemos pensar en analogías de tan amplio alcance. La resistencia de los cristianos al circo romano continuó durante varios siglos hasta que, finalmente, los cristianos lograron imponerse, y los juegos desaparecieron. Hoy ya no es el cristianismo lo que sofoca los juegos sino la religión sanitaria y su clero médico, pero el efecto es el mismo. Alemania se encuentra actualmente en el centro del nuevo movimiento reaccionario contra los juegos —un país en el que está prohibido doparse y donde todos los deportistas deben convertirse en protestantes higiénicos.”
Las palabras y las costras
“(En España e Italia)… la tradición católica de la autodestrucción gozosa forma parte de la cultura popular. Los italianos simplemente no pueden creer que allá arriba, en el norte, los bárbaros protestantes nuevamente estén causando estragos. Creen, en serio, que nos hemos vuelto locos. Y es que los italianos y los españoles son miembros de una cultura en la que la escisión entre el parecer y el ser forma parte de la metafísica popular. Los alemanes, y en especial los protestantes, quieren, en cambio, que las palabras y las cosas vuelvan a estar en concordancia. Somos, creo yo, la única nación del mundo donde se cree en los recomienzos honestos. Seguimos siendo imprevisibles —en 1945 nos volvimos democráticos; en 2007 quedamos libres de dopaje.”
Más allá del Olimpo
“Más bien debemos contar con un avance infinito de la malaise y, por lo tanto con la ruina progresiva de la idea del deporte en general. En medio del boom corporal a nivel mundial todos percibimos que algo se aproxima a su fin. En casi todas las disciplinas, los récords han entrado en la zona límite de la fisiología. Los Juegos Olímpicos de Pekín amenazan con convertirse en el mayor despliegue de dopados desde que el primer hombre lanzara una piedra. La sospecha lo corroe todo, incluido el goce ante las victorias de nuestros propios compatriotas, el cual, hoy como ayer, proporciona el afecto clave para interesarse por los resultados deportivos.”
El Übermensch en camiseta
“El deporte es a la vida cotidiana lo que lo sacro a lo profano. El deporte constituye un mundo modelo en el que todo lo que se conoce del mundo promedio se presenta con una condensación mayor. Aquí rigen los mismos valores que en todas partes, pero en una encarnación pura. Por eso aquí la idea de un rendimiento puro es más importante que en ningún otro lado. En la zona intermedia de lo normal, el fraude es normal; en el mundo modelo debe quedar prohibido. Ese mundo especial, enmarcado por reglas claras y perpetrado por sí mismo como una esfera artificial, tiene, por lo mismo, una misión singular: En él celebra sus axiomas la sociedad meritocrática. Por eso es, si así se quiere, una zona inmanentemente trascendental. Los deportistas no pueden ser ni santos ni sacerdotes, pero al menos deben servir de algo como representaciones de héroes. Y si ya no lo quieren, o ya no pueden, son entonces como todos los demás y podemos mandarlos a vivir de Hartz IV(2).”
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(1)Pasajes de la entrevista realizada en julio de 2008 por el semanario alemán DER SPIEGEL. Traducción, subtítulos, omisiones, paréntesis y notas de Salomón Derreza.
(2)Programa de ayuda para desempleados en Alemania.
Escritor mexicano. Es traductor y docente universitario en Alemania. Acaba de publicar “Los fragmentos infinitos”, su primera novela.