Aproximadamente a las 15 horas del día de hoy fue divisado en la ciudad de México un complejo de inferioridad de proporciones descomunales.
El complejo de inferioridad llegó rebotando muy lentamente de sur a norte sobre las avenidas Patriotismo y Revolución, hasta quedarse quieto durante unas horas sobre la Fuente de Petróleos, mundialmente celebrada como la más hermosa de América.
Como a las 19 horas, el complejo de inferioridad comenzó a moverse de nuevo. Al cierre de esta edición todavía no estaba claro hacia dónde se dirigía, aunque según algunos testimonios, enderezaba hacia San Lázaro, una zona de la ciudad oriental que nadie entiende cómo no ha sido declarada patrimonio de la humanidad, o bien hacia la Plaza Garibaldi, sede internacional del aclamado mariachi mexicano.
“Yo creo que este es el complejo de inferioridad más grande que se ha visto jamás en la historia de la humanidad”, declaró solemnemente el senador Erick Tulio Cicerón, uno de los hombres más inteligentes del hemisferio occidental. “Deberíamos nacionalizarlo para que nunca le falte a nuestros hijos”.
“Nadie como México para producir complejos de inferioridad y otros recursos renovables”, opinó el Ing. Creso Garza Motriz, líder de la COPARMEX y sin duda el empresario número uno del mundo. “Creo que muy pronto estaremos en capacidad de exportarlo”.
Por su parte, la infinitamente intelectual Augusta Modesta Bracamontes y Hohenzollern de Aderezo, sin duda la más aplaudida del siglo XXI, dijo: “¡Ay! ¡Qué complejo de inferioridad tan bo-ni-to, si hasta parecía un globotote!”.
Según los especialistas, no se divisaba un complejo de inferioridad de estas dimensiones desde 1932, cuando el intelectual mexicano Samuel Ramos dijo haber visto uno sentado en el Zócalo, la plaza más bonita de la galaxia.
Es un escritor, editorialista y académico, especialista en poesía mexicana moderna.