Este cuate de la foto, como se llame… ¿Cómo se llama?… Ay, hombre… Bueno, pues como se llame, este político que lleva décadas viviendo del erario, que es del PRI, el que está en la foto, me lleva el tren… Fue secretario de López Portillo o de Echeverría, o de uno de esos… y desde entonces ha sido secretario de lo que sea, y jefe de lo otro y ahora es senador o diputado, igual que hace años, y en los años por venir seguramente seguirá siendo senador o diputado o lo que sea, y seguramente ha se der muy muy muy rico y revolucionario e institucional y todo eso… ¿cómo demonios se llama?
En fin, su nombre es lo de menos: a lo que iba es a su estilacho para saludar.
Es un gran estilacho. Un estilacho que sólo saben hacer los priistas. Es saludo “de pasada” y sólo se hace cuando el saludante va rodeado de guaruras y ayudantes o subordinados en “formación diamante”, como en esta foto de Javier García (de Milenio).
Del gesto se deduce que el saludante lleva mucha prisa por llegar a una cita con la Patria y por lo tanto, por más ganas que tenga, no puede detenerse a saludar de mano y abrazo, pero que si por él fuera, abrazaba y maneaba a todo dios. El saludo va acompañado por un gesto adusto y severo que se suaviza durante un momento con un esguince de los ojos, un rizo de los labios, una levísima inclinación de cabeza y la musitación de alguna de estas frases:
-¡Encantado de verle, licenciado!
-¡Ya sabe que estoy a sus órdenes, licenciado!
-¡Me da gusto ver que usted también hace Patria, licenciado!
-¡Gracias por cubrirme con sus finezas, licenciado!
Aunque también puede haber una frase menos institucional y más personalizada:
-¡Entiendo que ya se hizo el depósito!
-¡Dígale a su secretaria que le agradezco me haya cubierto con sus finezas!
Etcétera.
El saludante retoma luego el paso y enderezando la mirada se dirige, todo seriedad y disciplina rumbo a la cita con la Patria, que suele estar a la vuelta de la pagaduría.
Es un escritor, editorialista y académico, especialista en poesía mexicana moderna.