John H. Elliott
Haciendo historia
Traducción de Marta Balcells Marce,
Madrid, Taurus,
2012, 304 pp.
La historia, además de ser una disciplina académica fundamental en la formación de toda persona culta y preparada, es uno de los géneros literarios más populares entre los lectores, especialmente en el mundo de habla inglesa, donde los libros de historia y las biografías figuran a menudo en las listas de los más vendidos. Un libro escrito por un maestro de historiadores que explique cómo se escribe la historia y la evolución que ha experimentado la historiografía siempre tiene interés para los que escriben historia y también para los que la leen. Pero este libro significa mucho más para el público de habla española de ambos lados del Atlántico, pues su autor es, desde hace varias décadas, uno de los más destacados especialistas en la historia de España y del Imperio español.
El historiador británico John H. Elliott ha hecho una contribución esencial al conocimiento de la historia de España desde el siglo XVI al siglo XVIII, del Imperio Español y del mundo atlántico, con una extensa obra entre la que caben destacar títulos como La España Imperial (RBA, 2006),El conde-duque de Olivares (Crítica, 2004), una biografía magistral sobre el poderoso estadista español, e Imperios del mundo atlántico (Taurus, 2006), una ambiciosa obra que compara la expansión imperial de España con la de Gran Bretaña en América. Además de difundir el interés por la historia de España entre la comunidad académica, Elliott, a través de sus investigaciones sobre los siglos XVI y XVII, logró lo que Raymond Carr hizo en sus estudios sobre los siglos XIX y XX: desmitificar la historia de España, superar tópicos e ideas estereotipadas que se han impuesto en el exterior y lograr que el país sea percibido como lo que realmente es: una gran nación que con sus luces y sus sombras desempeña un papel fundamental en la historia de Europa y América, y un país cuya larga, rica y a veces turbulenta historia aporta claves fundamentales para entender muchas de las pautas de desarrollo y los desafíos que deben afrontar las naciones en su camino hacia la modernidad.
Este libro es una mezcla muy bien hilvanada de autobiografía intelectual y ensayo historiográfico. En él responde a una pregunta que muchos de sus lectores se han hecho: cómo un estudiante de historia británico sin ninguna vinculación con España descubre este país y decide dedicar su carrera profesional al estudio de su época de expansión imperial y posterior declive como gran potencia.
Como relata en este libro, John Elliott viajó por primera vez a España en 1950, cuando era un joven estudiante universitario. El país, que aún vivía bajo los efectos de la posguerra, le impresionó, según sus propias palabras, por su riqueza cultural e histórica y por la dignidad de sus gentes, pues incluso los más pobres eran conscientes de su valía. Al visitar el Museo del Prado quedó fascinado por el retrato del conde-duque de Olivares hecho por Velazquez, y decidió dedicar sus estudios de posgrado a la España de la época del Felipe IV, un tema especialmente relevante para el Reino Unido en los años cincuenta, que era, como España en el siglo XVII, una potencia imperial en declive. Su estudio sobre el conde-duque de Olivares le abrió las puertas de un tema fascinante que por vicisitudes históricas había sido muy mal estudiado desde el mundo anglosajón: la España imperial.
Elliott confiesa haber tenido la gran suerte, al igual que sus compatriotas Raymond Carr y Hugh Thomas, de haberse especializado en un tema poco trillado por la historiografía británica como era la historia de España, y de haberse beneficiado además de una época en la que los españoles estaban muy interesados por examinar su historia desde la perspectiva exterior. Describe con aire nostálgico el entusiasmo que le producía trabajar en archivos como el de Simancas o el archivo de la Corona de Aragón en Barcelona y la emoción de abrir legajos que aportaban las claves del pasado, una sensación de estar en contacto con épocas pasadas que desgraciadamente queda muy disminuida hoy en día con los archivos informatizados, a pesar de lo mucho que estos facilitan la tarea investigadora. Muestra ante todo una gran pasión por España: “feliz el historiador cuyo país de elección tiene tanto que ofrecer”, escribe.
La obra histórica de John Elliott ha hecho mucho más que difundir el interés por la España imperial entre el público anglosajón, pues el historiador confiesa haberse preocupado por llegar tanto a los lectores extranjeros como españoles. Sus obras han supuesto una contribución esencial para lograr que los españoles, y también los iberoamericanos, entiendan mejor su pasado y sobre todo se reconcilien con él. Pues Elliott logra desmontar ese mito de España como país diferente al resto de Europa occidental y superar la leyenda negra que incluso había llegado a influir en la historiografía española. Ante todo, transmite al lector la importancia capital que tiene la historia de España para entender la expansión europea por el mundo y lo sumamente útil que resulta estudiar su fase de auge y declive como potencia imperial y su evolución como Estado-nación para entender las pautas de desarrollo de la Europa moderna.
El capítulo segundo de esta obra, titulado “Historia nacional y transnacional”, es especialmente oportuno en estos momentos en que la relación entre Cataluña y el resto de España atraviesa un momento crítico debido al desafío independentista del nacionalismo catalán. Uno de los grandes temas que ha abordado Elliott en sus estudios es el de las consecuencias del centralismo de la dinastía de los Austrias y la imposición de Castilla sobre los demás reinos de la monarquía hispánica. Fruto de este interés fue su ensayo sobre la revuelta de los catalanes en el siglo XVII, escrito tras un periodo de inmersión en la historia y sociedad catalanas y una rigurosa investigación de sus archivos; con la ponderación que caracteriza sus escritos, La rebelión de los catalanes (RBA, 2006) iba a convertirse en una referencia obligada para entender las causas y consecuencias de este conflicto más allá de los mitos nacionalistas. El historiador británico advierte que la fragmentación política lleva consigo el virus de la fragmentación histórica, y alerta también del peligro de que una nueva generación en España oriental alcance la madurez pensando que la historia de su territorio natal acaba en la orilla del Ebro. Es precisamente la misión de los historiadores evitar que se impongan esas historias sesgadas inspiradas por objetivos políticos nacionalistas.
Elliott no solo ha sido un maestro de historiadores de la España de los siglos XVI y XVII, sino que ha iluminado a especialistas de muchos otros países y épocas de la historia. A lo largo de su vasta obra ha cultivado muchos géneros históricos, como la biografía, la historia del declive de las naciones y los imperios, la historia política y la historia cultural y del arte, y sus reflexiones en este libro constituyen una guía esencial para todo el que quiera cultivarlos o entender su relevancia actual. Desde la perspectiva de más de seis décadas dedicadas al oficio de historiador, John Elliott aporta reflexiones fundamentales para los investigadores del siglo XXI, sus experiencias escribiendo la historia de España ofrecen claves esenciales para entender la historia de otros muchos países, y ante todo este magnífico ensayo muestra la enorme importancia que tiene la historia tanto en el mundo del pensamiento y la literatura como en el de la política y las relaciones internacionales. ~
(Madrid, 1970) es historiador y analista de la Europa contemporánea. Colabora frecuentemente en medios como el periódico ABC.