RÉQUIEM DEL AHOGADO
Qué triste nos miraba la boca del ahogado
por los labios oscuros que encandiló el río.
Muchos que lo vieron vivo afirman
que el zumbido en sus pupilas fue ensordecedor.
Sin embargo, la corriente acalló sus sienes
a borbotones.
El lodo pobló las entrañas,
el agua anegó los huesos.
Estuvo tendido un rato,
escurriéndose como una pila de juncos.
Ahora
de las yemas de sus dedos
sólo quedan diez guijarros.
De las axilas
solo restan dos panales.
BALADA DE OTTO LILIENTHAL
((Pionero de la aviación, realizó los primeros vuelos en planeadores monoplanos y biplanos de la Historia. Las fotografías de sus vuelos dieron la vuelta al mundo. Falleció en un accidente en 1896 durante una demostración pública.))
Hombre pájaro blande sus alas;
recae tácito de una colina,
sus modales berlineses,
su bigote.
Cuervo en daguerrotipo,
antes solía desmenuzar las bicicletas.
Ahora
sacude su levita viento abajo,
se impulsa decidido,
se finge sastre de las aves.
Nació con un nido en el cerebro.
Su cabeza incuba pensamientos por la noche
que al amanecer estallan en esquirlas neuronales.
Por eso, sus instintos lo llevan al cielo
del
Reino
de
Prusia.
Antes de lograrlo,
se envolvió noches enteras en papel de China.
En sueños esforzó remos de bambú,
salvó mares de nubes en picada.
Ideas empolladas lo habían condenado
a la fama del orate.
Corriendo de avestruz dormida,
soñaba con el magnífico aparato
que lo elevó de niño:
pájaro hombre rememorando las cometas.
Por fortuna,
sus alas ya comienzan a darle algo de prestigio,
de reojo lo miran las muchachas,
le permiten refugiarse bajo los quitasoles.
Yo lo recuerdo con claridad en una película de Chaplin,
loma abajo,
justo antes de que el viento lo sostenga.
Dédalo,
Ícaro.
Pájaro de linaje en pluma, sin embargo,
no tardará en desbarrancarse.
Ya mañana serán de notar
las legiones nuevas de aeronautas
vistiendo corsés de ángeles.
Afanarán sus mecanismos,
dirigirán el timón hacia las nubes.
Saltarán
de los puentes,
de las columnas,
de las cornisas,
de las plataformas espaciales.
Una gravedad fabulosa
los arroja al cielo.
(Acapulco, 1983) es autor del libro de poemas Postales del ventrílocuo (Ediciones Sin Nombre, 2011). En 2021, su obra de literatura electrónica Bestiario marino fue ganadora de una mención honorífica en el Concurso Nacional Julio Torri de Literatura Digital. Algunos de sus textos han sido traducidos al francés.