El pasado 28 de febrero se publicó el informe del Grupo de Trabajo II del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), que aborda los impactos, vulnerabilidad y adaptación al cambio climático a nivel global.
El reporte muestra que la naturaleza y la vida de miles de millones de personas en el mundo está siendo afectada por el cambio climático inducido por la actividad humana, y advierte que el planeta enfrentará peligros inevitables en las próximas dos décadas si se alcanza un aumento de temperatura atmosférica promedio de 1.5 grados centígrados.
El informe fue posible gracias a la participación de 270 científicos de 67 países, entre ellos 8 mexicanos. Los autores evaluaron, de forma voluntaria, todo el conocimiento científico actual sobre los impactos, vulnerabilidad y estrategias de adaptación al cambio climático.
En más de 3 mil páginas se describen los impactos y estrategias de adaptación al cambio climático en distintos sectores, como los ecosistemas, la salud humana, la agricultura y las ciudades. En las ciudades habita más de la mitad de la población mundial. En ellas, el cambio climático afectará la vida y sustento de las personas, así como la infraestructura, energía y sistemas de transporte.
“Más del 80% de la población mexicana vive en ciudades. Muchas de ellas no cuentan con servicios adecuados, suficientes y accesibles de agua, saneamiento, de salud y transporte. Ya tenemos vulnerabilidades que no nos permiten recuperarnos rápidamente de eventos extremos que ante el cambio climático se están haciendo más intensos, como precipitaciones, tormentas, huracanes, sequías y ondas de calor”, explica en entrevista Patricia Romero Lankao, editora mexicana del capítulo 6 sobre Ciudades, asentamientos e infraestructura clave del informe del IPCC.
El documento revisa los efectos que ya se han registrado en distintas regiones. En Norteamérica ha aumentado la frecuencia y severidad de peligros inducidos por el clima y de eventos extremos.
Se espera que esta tendencia se mantenga. Por ejemplo, las inundaciones costeras, ribereñas y urbanas se volverán un riesgo predominante en las ciudades y conducirán al desplazamiento de personas, a impactos en la actividad económica, al igual que daños en la infraestructura de transporte y de comercio.
Por su parte, los incendios forestales pondrán cada vez más en peligro las vidas, medios de vida, salud mental y física, propiedades, infraestructura, actividades económicas, calidad del aire y de agua.
“Hemos observado inundaciones en ciudades de Norteamérica, Canadá y México. En la Ciudad de México ocurren debido a la acumulación de lluvias que exceden los parámetros normales, a la planeación urbana involucrada y a la infraestructura que es incapaz de soportar ese volumen de lluvias”, detalla en entrevista Mauricio Domínguez, uno de los autores mexicanos del reporte del IPCC.
Domínguez es investigador de la Unidad de Ciencias Sociales del Centro de Investigaciones Regionales de la Universidad Autónoma de Yucatán. Recuerda que en 2020 la península de Yucatán fue golpeada por tres tormentas tropicales en un periodo de aproximadamente diez días, por lo que varias partes de la ciudad de Mérida se inundaron. Explica que a pesar de que las zonas afectadas no eran asentamientos irregulares, sino fraccionamientos planeados, había un componente de escala que era importante: el manto acuífero cercano estaba saturado. “La comunidad desconocía que la inundación era un posible riesgo, pero quedó demostrado que la infraestructura y planeación no fue lo suficientemente adecuada para prever esto”, dice.
A la vez, añade, hay ciudades en el norte del país que están en zonas sujetas a un estrés hídrico muy fuerte, por lo que los impactos climáticos son muy sensibles y tienen repercusiones en todos los sectores.
La vulnerabilidad a los efectos del cambio climático depende del nivel de exposición a un riesgo –por ejemplo, a una onda de calor, a un huracán o a un incendio forestal–, así como de aspectos sociales (género, violencia, equidad), económicos, geográficos y ambientales.
“¿Por qué algunas comunidades son más vulnerables? Muchas veces tiene que ver con asentamientos irregulares, a diferencia de otros países de la región. También por las infraestructuras viejas y sobre todo por la vulnerabilidad social, asociada a las poblaciones que viven en esas ciudades”, señala Mauricio Domínguez.
El científico detalla que en ciudades costeras muchas veces se combinan una serie de factores, por ejemplo, un huracán con el incremento en el nivel medio del mar, si bien este sigue siendo bajo. Cuando ambos eventos suceden en el mismo lugar y de manera simultánea, se generan impactos mayores en la sociedad y ecosistemas.
A esto se le conoce como efectos de cascada del cambio climático. Patricia Romero Lankao, investigadora del Centro Nacional de Investigación Atmosférica (NCAR) de Estados Unidos, lo ejemplifica con una sequía: cuando ésta se acompaña de ondas de calor y problemas de escasez de agua, y se suma a otras vulnerabilidades como rezagos en materia de inversión en agua, saneamiento o crecimiento urbano, los riesgos y vulnerabilidades se agravan por el cambio climático. “No estamos preparados para enfrentar ondas de calor. El norte del país y las costas tienen sistemas de aire acondicionado pero no todos los usan”.
De este segundo informe se desprende que “el cambio climático interactúa con otras tendencias globales, como el uso no sostenible de recursos naturales, una mayor urbanización, desigualdades sociales, pérdidas y daños por eventos extremos y una pandemia que pone en peligro el desarrollo futuro”.
Por ello, el reporte recomienda que el gobierno, el sector privado y la sociedad civil atiendan estos desafíos y prioricen la reducción de riesgo, la equidad y la justicia.
“El cambio climático es una amenaza para el bienestar humano y la salud del planeta. Cualquier retraso en la acción global perderá una ventana que se cerrará rápidamente para asegurar un futuro habitable”, fueron las palabras de Hans-Otto Pörtner, copresidente del Grupo de Trabajo II del IPCC en el comunicado de prensa de la presentación del reporte.
A pesar de los impactos que sufren, el reporte indica que las ciudades también proporcionan oportunidades para la acción climática, como las edificaciones verdes, suministros confiables de agua limpia y energía renovable, y sistemas de transporte sustentable. Para que esas acciones de adaptación sean realmente efectivas, el IPCC sugiere involucrar a la gente en la planeación de dichas acciones, atender la equidad y la justicia, y aprovechar el conocimiento local e indígena.
Romero Lankao señala que tenemos varias opciones para salir adelante y enfrentar esas amenazas, como implementar alertas tempranas para proteger a la comunidad en caso de eventos extremos (huracanes o incendios forestales), así como procesos de movilización de la sociedad civil y de trabajo con distintos sectores para planear formas de vivir más sustentables.
Además de un mejor manejo y planeación urbana, otra gran opción es restaurar ecosistemas que han sufrido degradación y conservar del 30 al 50% de los hábitats terrestres, oceánicos y de agua dulce, a través de un adecuado financiamiento y apoyo político, resalta el informe.
Romero Lankao añade que ya hay esfuerzos de adaptación, como son regulaciones más estrictas en los usos de suelo que, sin embargo, no se aplica.
“Ponemos las soluciones de adaptación a disposición de la sociedad para que el mundo entienda que no todo está perdido, queremos encontrar opciones que beneficien a todos”, sostiene la científica.
es periodista especializada en medio ambiente e integrante de la Red Mexicana de Periodistas de Ciencia.