Foto: Melissa Maraj/U.S. Customs and Border Protection [Public domain]

La violaciĆ³n de derechos humanos no es la forma adecuada de enfrentar al coronavirus

Muchas de las acciones que ha tomado el gobierno chino para contener el virus son agresivas y poco eficaces.
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Desde su apariciĆ³n en Wuhan, China, el 31 de diciembre de 2019, el nuevo coronavirus, 2019-nCoV, se ha propagado rĆ”pidamente, suscitando preocupaciĆ³n a nivel internacional y llamados a declaratorias de emergencia.

A estas alturas, uno podrĆ­a pensar que el mundo estĆ” preparado para una amenaza de este tipo, dado el Ć©xito en el control del brote anterior de coronavirus que como el SARS (sĆ­ndrome respiratorio agudo grave) y el MERS (sĆ­ndrome respiratorio de Oriente Medio) desde 2002. Sin embargo, como seƱalan Catharine I. Paules, Hilary D. Marsto y Anthony S. Fauci en el Journal of the American Medical Association, ā€œla apariciĆ³n de otro nuevo brote de enfermedad en humanos ocasionada por un [coronavirus] ā€¦ destaca el desafĆ­o permanente que representan las nuevas enfermedades infecciosas y la importancia de una preparaciĆ³n continuaā€.

Se trata de un desafĆ­o contemporĆ”neo aparentemente perdido para la OrganizaciĆ³n Mundial de la Salud, las instituciones del gobierno chino y otras autoridades nacionales. El jueves pasado, despuĆ©s de evaluar las evidencias disponibles en ese momento, el ComitĆ© de Emergencias de la OMS votĆ³ en contra de la declaratoria de una situaciĆ³n de posible emergencia de salud pĆŗblica de importancia internacional (ESPII). La declaratoria de emergencia es mĆ”s que una postura polĆ­tica. La PHEIC activa la aplicaciĆ³n del Reglamento Sanitario Internacional modernizado en 2007, especĆ­ficamente como respuesta a las lecciones que dejĆ³ el SARS.

El ComitĆ© de Emergencias de la OMS tomĆ³ esta determinaciĆ³n pese a ā€œque se espera que en cualquier paĆ­s surjan casos de contagioā€. Si bien estĆ” sujeta a una posterior reconsideraciĆ³n, su conclusiĆ³n parece desafortunada ante la rĆ”pida propagaciĆ³n de la enfermedad que se transmite entre humanos sin que hasta el momento se haya descubierto una cura, tratamiento vacuna para la misma, y cuyo Ć­ndice de mortalidad casi llega al cuatro por ciento. (Nota del editor: El 31 de enero, la OMS reconsiderĆ³ su decisiĆ³n anterior y declarĆ³ una emergencia de salud pĆŗblica de importancia internacional (ESPII) ante el brote de 2019-nCoV.)

Tal vez con la intenciĆ³n de evitar otra debacle global ocasionada como la que sufrieron por su mal manejo y flagrante tergiversaciĆ³n de la epidemia de SARS en 2002, las autoridades chinas han intensificado significativamente sus medidas. No obstante, muchas de las acciones emprendidas a la fecha han sido agresivas, infringen los derechos humanos y han resultado insuficientes para controlar esta nueva epidemia.

Los funcionarios chinos han creado un ā€œcordĆ³n sanitarioā€ alrededor de Wuhan y otras ciudades que se han identificado como focos de incubaciĆ³n y contagio del 2019-nCoV. BĆ”sicamente han bloqueado la salida de mĆ”s de 35 millones de personas de sus lĆ­mites jurisdiccionales. Al cancelar miles de vuelos, tambiĆ©n evitan la entrada de extranjeros.

AdemĆ”s, a las personas atrapadas en Wuhan se les ha restringido el movimiento dentro de sus comunidades. Aquellos que muestran sĆ­ntomas de infecciĆ³n inundan los hospitales locales, donde son procesados y permanecen bajo supervisiĆ³n. Cientos de personas infectadas se han visto sometidas a un aislamiento forzado. MĆ”s de una docena de trabajadores de la salud se han infectado al intentar dar tratamiento a los casos confirmados.

Lo peor es que los medios y otras fuentes chinas estĆ”n minimizando la amenaza para la salud pĆŗblica. Recientes transmisiones chinas han evitado presentar al 2019-nCoV como un riesgo inminente para la poblaciĆ³n. Las plataformas de redes sociales estĆ”n ayudando a exponer la informaciĆ³n que el gobierno pretende ocultar, pero tambiĆ©n estĆ”n difundiendo rumores falsos acerca del virus y temores de represalias para quienes no informen de la presencia de sĆ­ntomas. Algunos funcionarios chinos han adoptado una postura severa para asegurar el cumplimiento de las medidas de salud pĆŗblica. Una publicaciĆ³n temporal en una red social de un comitĆ© del Partido Comunista anunciĆ³ que cualquier persona que deliberadamente oculte el contagio de la enfermedad, ā€œpermanecerĆ” clavado para siempre en la columna de la ignominiaā€.

Otros paĆ­ses estĆ”n imponiendo restricciones de viaje a los ciudadanos chinos. Corea del Norte ya cerrĆ³ sus fronteras a turistas extranjeros, a pesar de las jugosas ganancias que dejan a su dĆ©bil economĆ­a. BasĆ”ndose en lo acontecido anteriormente, algunos paĆ­ses no tardarĆ”n en considerar la posibilidad de restringir los vuelos de llegada y salida de China a pesar de la determinaciĆ³n de la OMS. (Nota del editor: Al menos 15 paĆ­ses han impuesto esta clase de restricciones desde la publicaciĆ³n original de este texto.)

Es comprensible que las nuevas enfermedades infecciosas, como el 2019-nCoV, contribuyan a los temores pĆŗblicos, que luego se ven exacerbados por este tipo de respuestas gubernamentales agresivas. Lo ideal serĆ­a que las disposiciones sobre salud pĆŗblica se anunciaran con fundamento en hallazgos epidemiolĆ³gicos especĆ­ficos e intervenciones ya probadas, directamente vinculadas con los riesgos reales sustentados en datos epidemiolĆ³gicos. Evidentemente, resulta difĆ­cil aplicar medidas para la salud pĆŗblica cuando los datos disponibles son imprecisos o poco confiables.

Por consiguiente, las instituciones internacionales de salud y los gobiernos nacionales o regionales tienden a: 1) Recurrir a decisiones ā€œsegurasā€ para evitar controversias polĆ­ticas (como es el caso de la determinaciĆ³n de la OMS de no declarar una PHEIC), o 2) aplicar medidas altamente restrictivas para limitar las repercusiones en la salud pĆŗblica (por ejemplo, la cuarentena/restricciones de viaje en las ciudades chinas). Lo cierto es que ninguno de estos dos enfoques funciona.

Lo que sĆ­ funciona son las intervenciones legales, Ć©ticas y con respeto a los derechos humanos que implican el uso de ciertos poderes pĆŗblicos a la medida de los riesgos comprobados, y que promueven el cumplimiento voluntario, siempre que es posible, con el fin de lograr los objetivos legĆ­timos y comunes. 

Tomemos como ejemplo las intervenciones de salud pĆŗblica para garantizar viajes aĆ©reos seguros. Sin duda alguna, los vuelos mundiales presentan riesgos de contagio de enfermedades. MĆŗltiples paĆ­ses, entre ellos Estados Unidos, ya tienen casos de 2019-nCoV confirmados de personas que han atravesado sus fronteras en viajes aĆ©reos. Con toda seguridad surgirĆ”n mĆ”s casos. Sin embargo, cancelar los viajes por vĆ­a aĆ©rea no es una opciĆ³n desde la perspectiva econĆ³mica ni tampoco rinde beneficios para la salud pĆŗblica. La mayorĆ­a de los pasajeros y tripulaciones no presentan riesgos de contagio del 2019-nCoV.

En lugar de restringir o prohibir los vuelos desde China, como lo han hecho algunos paĆ­ses en epidemias anteriores (incluso China), las autoridades sanitarias de Estados Unidos han establecido medidas de monitoreo no invasivas para ciertos vuelos, con el fin de evaluar el riesgo entre los pasajeros y las tripulaciones.

El 17 de enero, los Centros Federales para el Control y PrevenciĆ³n de Enfermedades de Estados Unidos comenzaron a intensificar la detecciĆ³n de 2019-nCoV, primero en tres aeropuertos de Estados Unidos (JFK, LAX, SFO). Muy pronto extendieron la medida a otros dos aeropuertos (ORD, ATL). Los mĆ©todos de monitoreo intensificado se basan en el rastreo de casos posibles en los aeropuertos que reciben a la gran mayorĆ­a de los pasajeros provenientes de los paĆ­ses afectados. Estos pasajeros primero deben responder un cuestionario y pasar revisiones de temperatura no invasivas en puntos de llegada y salida.

DespuĆ©s de la revisiĆ³n en el aeropuerto, en raras ocasiones se necesita aplicar medidas mĆ”s invasivas, como la cuarentena. Son muy pocos los pasajeros a los que se les diagnostica la infecciĆ³n mediante estas medidas de monitoreo. El 8 de agosto de 2014, cuando la OMS declarĆ³ una PHEIC debido al brote de Ć©bola en Ɓfrica Occidental, los paĆ­ses con transmisiĆ³n activa de la enfermedad efectuaron monitoreos en las salidas de sus aeropuertos internacionales. En el Aeropuerto Internacional de Freetown, en Sierra Leona, 166,242 pasajeros fueron sometidos a revisiones en vuelos de salida entre septiembre de 2014 y febrero de 2016. Diez pasajeros se identificaron con posibles sĆ­ntomas, a cinco se les negĆ³ el viaje debido a que estaban contagiados de malaria y tifoidea (dos casos), pero ninguno de Ć©bola. Con las tĆ©cnicas de monitoreo empleadas en varios aeropuertos de Estados Unidos durante la misma epidemia no se detectĆ³ ningĆŗn caso confirmado durante un periodo de 30 dĆ­as en 2014.

Pese a que la eficacia del monitoreo limitado y no invasivo en aeropuertos para enfermedades como el Ʃbola y el 2019-nCoV puede ser cuestionada, su legalidad y utilidad no lo son. La OMS y los CDC consideran que este tipo de monitoreo es un componente esencial de las medidas de respuesta globales para fomentar la conciencia en el mundo, detener viajeros que posiblemente estƩn enfermos, rastrear y monitorear casos posibles y promover la confianza entre todos los pasajeros acerca de la seguridad continua en los viajes aƩreos.

Entonces, ĀæcuĆ”l es la lecciĆ³n mĆ”s importante que se debe aprovechar de estas aproximaciones al control de los brotes? Que se necesitan respuestas en tiempo real, pero no si infringen los derechos humanos sin justificaciĆ³n alguna. Como en brotes anteriores, la mejor forma de proteger a la poblaciĆ³n es reunir datos precisos con ciencia sĆ³lida y respeto por los derechos humanos.

 

Publicado originalmente el 24 de enero de 2020.

Este artĆ­culo es publicado gracias a una colaboraciĆ³n de Letras Libres con Future Tense, un proyecto de SlateNew America, y Arizona State University.

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es profesor y director del Center for Public Health Law and Policy de la Arizona State University. Desde 2010 ha sido director de la oficina de la regiĆ³n Oeste de la Network for Public Health Law.


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