La tradiciรณn occidental se obcecรณ durante demasiado tiempo en el denominado dualismo ontolรณgico, que consiste en creer que la mente humana (tambiรฉn llamada alma) es algo distinto y separable del cuerpo que la alberga. No es que no existieran pensadores que afirmaran lo contrario, pero digamos que durante siglos la propuesta dualista tuvo un atractivo indudable. Afortunadamente, la ciencia vino a poner las cosas en su sitio y hoy sabemos que no se pueden diferenciar los procesos mentales de los corporales: porque los circuitos neuronales que procesan el dolor corporal y el dolor psรญquico son (al menos parcialmente) los mismos; porque hay enfermedades fรญsicas provocadas por un conflicto psicolรณgico y otras que provocan problemas de salud mental; y porque actuar sobre el cuerpo tiene repercusiones en mi estado de รกnimo y en mis pensamientos, pero cambiar mi forma de ver el mundo tambiรฉn tiene consecuencias corporales. Somos cuerpo. Un cuerpo maravillosamente construido, capaz de desarrollar una actividad mental interesante.
Con esta reflexiรณn presente, hoy quiero que hablemos de la voz como parte de nuestra identidad personal. Evidentemente, cada uno de los hablantes de una lengua oral tenemos una voz รบnica. Escuchamos hablar a alguien a nuestra espalda y lo podemos reconocer con la misma seguridad que si lo estuviรฉramos viendo. Esta huella vocal es fruto de las caracterรญsticas fรญsicas de nuestra anatomรญa: es importante, por ejemplo, el tamaรฑo de nuestras cuerdas vocales y la forma de los huesos de nuestro crรกneo, especialmente de la mandรญbula, que actuarรกn como resonadores. Pero tambiรฉn contribuyen a nuestra identidad vocal los rasgos de nuestra personalidad (ser extrovertido o no; impaciente o sosegado; autoritario o dialoganteโฆ) y otras muchas variables personales, como la educaciรณn recibida. Nuestra huella vocal es un indicio mรกs de nuestra naturaleza รบnica, en la que mente y cuerpo se entrelazan para formar quienes somos.
La voz se presenta, por tanto, como una marca tan personal como el iris de nuestros ojos o las huellas dactilares de nuestros dedos. Tanto es asรญ que puede utilizarse como una prueba pericial en un juicio. Cuando los testigos escuchan al agresor sin verlo, en los laboratorios de acรบstica forense se hace una rueda de reconocimiento en la que la voz del sospechoso se presenta entre diversas muestras de habla de personas de la misma comunidad y similares rasgos vocales. Del mismo modo, para saber si una determinada nota de voz pertenece a una persona en concreto, 20 informantes la comparan con otras 5 muestras de su voz de las que no se duda que es el emisor. En los tribunales espaรฑoles este tipo de pruebas ya se considera vรกlido.
Pero mรกs allรก de identificarnos como personas รบnicas, nuestra voz tambiรฉn nos permite presentarnos ante la sociedad como miembros de un grupo social concreto. De este modo, nuestra voz es una tarjeta de visita que nos asocia a un gรฉnero, a una edad, a una determinada clase social, etc. Los hablantes somos conscientes de que a partir de nuestra voz se van a generar una serie de expectativas sobre cรณmo somos y cรณmo vamos a comportarnos. Los estereotipos sociales no son ajenos a nuestra huella vocal. De ahรญ que ya existan logopedas especializados en acompaรฑar a las personas que desean modificar determinadas caracterรญsticas de su voz.
Llegados a este punto, queda por tratar el asunto mรกs delicado de todos: el que ataรฑe a aquellas personas que, por diversos motivos, entre los que destaca sufrir la enfermedad de ELA, pierden el habla y tienen que recurrir a la tecnologรญa para que transforme sus enunciados escritos en ondas sonoras. Ya sabemos lo suficiente de la importancia de la voz como para entender que la propuesta mecanizada que se ofrece en ocasiones no responda a las necesidades de las personas. Para solucionar este problema, la compaรฑรญa espaรฑola Irisbond (http://irisbond.com/me-regalas-tu-voz) lleva a cabo un proyecto desde hace unos aรฑos por el que se puede donar la voz. Con estas donaciones se estรก creando un banco de voces al que los enfermos pueden recurrir para mejorar la apariencia de la voz sintรฉtica. Este proyecto entiende la necesidad de las personas de mantener su identidad y se pone a trabajar colaborativamente para hacerlo posible en las circunstancias mรกs complejas.
En definitiva, nuestro cuerpo, nuestra personalidad y nuestra historia personal se reflejan en nuestra voz. Tambiรฉn nuestras emociones, pero de eso hablaremos otro dรญa.
Mamen Horno (Madrid, 1973) es profesora de lingรผรญstica en la Universidad de Zaragoza y miembro del grupo de investigaciรณn de referencia de la DGA
Psylex. En 2024 ha publicado el ensayo "Un cerebro lleno de palabras. Descubre cรณmo influye tu diccionario mental en lo que piensas y sientes" (Plataforma Editorial).