¿Algún recuerdo lo persigue? Una amarga separación, un aroma que lo altera, un miedo que lo petrifica. En fin, un recuerdo que lo conduce a una espiral de sensaciones que ya no desea, pero de las que no se puede deshacer y que lo han tenido al menos una vez tumbado en un sillón deseando un olvido que se antoja imposible. ¿Aceptaría que alguien eliminara ese recuerdo por usted?, ¿o que le diera un buen final a esa historia? No, esto no es un anuncio publicitario de Lacuna Inc., la empresa encargada de eliminar recuerdos en Eternal Sunshine of the Spotless Mind.
La manipulación de la memoria, que parecía una hipótesis lejana, hoy es una realidad en manos de Steve Ramirez y Xu Liu, un par de científicos que durante sus investigaciones en el MIT, descubrieron una forma para hacerlo e, incluso, para implantar recuerdos que se activan a la velocidad de la luz.
En síntesis, la manipulación de la memoria se trata de 1) identificar las células involucradas en la creación de un recuerdo, 2) etiquetarlas y 3) activarlas a la velocidad de la luz. Para el primer paso, las células cerebrales, que se activan en la formación de un recuerdo, dejan tras de sí una huella que permite identificarlas. Para el segundo paso, con la finalidad de que las neuronas puedan responder al estímulo de la luz, se les implanta channelrhodopsin, que hace las veces de un switch fotosensible que se integra a un virus genéticamente modificado para ser inyectado en el cerebro y que hace posible activar las células relacionadas con un recuerdo en particular. Finalmente, para activar esas células, sin los efectos secundarios que puede tener un medicamento, se utiliza un rayo láser.
El experimento ocurrió de esta manera: un ratón fue colocado dentro de una caja, donde recibió una suave descarga eléctrica en las patas. El ratón se quedó paralizado de miedo. Co las células que alojaron ese recuerdo identificadas e inyectadas con channelrhodopsin, el ratón fue puesto en una caja completamente diferente, donde no había recibido ningún estímulo negativo. Se comportó normalmente y curioseó por toda la caja hasta que recibió un disparo láser y se quedó paralizado. El recuerdo del miedo había sido reactivado. Finamente, todo es cuestión de subir el switch.
La manipulación de la memoria funcionó. El paso siguiente sería la edición de recuerdos o, como a Steve Ramirez le gusta llamarla: Project Inception.
Al editar los recuerdos mientras están siendo reactivados, se puede modificar su contenido, de modo que pueden ser recordados hechos introducidos artificialmente. Nuestros recuerdos podrían ser editados y la remembranza sería de una experiencia que no ocurrió.
La implantación de recuerdos mostrada en películas como Inceptiony Dark City, fue concebida por Phillip K. Dick en el cuento "We Can Remember It for You Wholesale", publicado en 1966como parte del libro homónimo y cuyo argumento dio pie al guión de la película Total Recallde 1990 y su remake de 2012. En dicho cuento, la empresa REKAL promete implantar en sus clientes los recuerdos que desearan. Algo así como hacer realidad los deseos sin tener que hacerlos, de hecho, realidad. Unas vacaciones incosteables son un sencillo ejemplo. El conflicto entra cuando los recuerdos reales que han sido borrados, comienzan a reaparecer en el protagonista y chocan con los recuerdos implantados.
Pero ¿qué pasaría si al tratar de eliminar por completo un recuerdo quedan rastros confusos?, ¿la falta de aprendizaje tras una el olvido de una mala experiencia nos conduciría a su repetición? Steve Ramirez pensó en esa posibilidad y por ello contempla que más adelante se pueda borrar únicamente la sensación dolorosa causada por una ruptura amorosa, dejando intacto el recuerdo de esa persona. Entonces, ¿qué pasaría con el eslabón final, el de la ruptura?, ¿sería editado para volverlo indoloro?, ¿podría esa edición quedar deshecha o maltrecha por algún evento posterior?
Apenas en agosto pasado en Estados Unidos se convocó a una reunión para abordar los aspectos éticos asociados con la iniciativa BRAIN (Brain Researc through Advancing Innovating Neurotechnologies) y con los trabajos en curso en el campo de la Neurociencia. La normatividad que circundará la manipulación de la memoria apenas comienza a gestarse. Por el momento no cuenta con más regulación que la ética de quienes lo desarrollan.
Es cierto que los recuerdos otorgan identidad. Su pérdida involuntaria es motivo de tristeza y tiene nombre: Alzheimer. Su olvido fortuito puede arrebatarnos, aunque sea momentáneamente, el propósito de nuestras acciones, como le ocurrió a los marinos enviados por Ulises a la isla de los Lotófagos donde el consumo de la flor de loto les permitía olvidar todo sufrimiento y todo objetivo.
Por otra parte, los recuerdos pueden convertirse en una carga infranqueable, como en la película Jacob's Ladder. En ese contexto, la aplicación médica de este descubrimiento puede ayudar al manejo del desorden por estrés postraumático, al borrar voluntariamente evocaciones tortuosas que impiden a la persona superar esa etapa y continuar con su vida.
Es común recordar algunos episodios de la vida con exageración o ligereza respecto de lo que objetivamente ocurrió pero, ¿a dónde nos conduciría saber que lo que recordamos ni siquiera ocurrió?, ¿qué son, después de todo, los recuerdos sino la interpretación subjetiva de la experiencia?. Idealmente aprendemos de ellos, ¿pero acaso siempre lo hacemos?
Nació el mismo año que se estrenó Blade Runner. Abogada, especialista en tecnología y protección de datos.