Dentro del mapa universal del futbol, Mรฉxico es uno de los paรญses mรกs sufridos. Es el deporte mรกs popular pero algo no funciona. Cuando estuvo a cargo de la selecciรณn, un tรฉcnico argentino, Cรฉsar Luis Menotti, encontrรณ en los jugadores prendas que aconsejaba fomentar: tesรณn, resistencia, picardรญa, cierta capacidad para actuar en concierto, para hilar con paciencia. โUsted debe ser famoso, Menotti, porque mi sirvienta me ha pedido su autรณgrafoโ, le habrรญa dicho Borges, sorprendido de que un hombre culto dedicara su inteligencia al futbol. Pero lo interesante del asunto es que el futbol se juega menos con los pies que con la cabeza. Y no solo los jugadores y el entrenador necesitan usarla. Tambiรฉn los directivos.
Una vez concluido el Mundial de Qatar, quizรก serรญa aconsejable que โtodos los que aman y todos los que quieren al futbolโ (apotegma de mi tocayo Bermรบdez) vean la serie documental sobre la historia de la Selecciรณn mexicana en seis capรญtulos titulada Al grito de guerra, que se transmite en la plataforma Vix. Tiene el valor de una psicohistoria.
No es una narraciรณn lineal, sino temรกtica, centrada en un conjunto de rivales (Bulgaria, Alemania, Estados Unidos, Argentina, Brasil) con quienes el equipo tricolor sostuvo varios encuentros significativos que, vistos en conjunto, arrojan diversas tendencias o patrones. Un coro de voces (jugadores, entrenadores, fanรกticos, cronistas, narradores y escritores) recuerdan, aรฑoran, reviven y exploran esas experiencias. La serie no se propone celebrar los triunfos ni lamentar las derrotas. Consigna ambos pero su misiรณn es comprender lo que ha ocurrido para acaso responder a un enigma: ยฟpor quรฉ nos quedamos casi siempre al borde del triunfo? ยฟPor quรฉ retrocedemos como ante un abismo? ยฟA quรฉ temen los jugadores cuando fallan un penal? ยฟQuรฉ pavor primigenio les impide meter un gol?
En varios episodios aparece Hugo Sรกnchez. Es la excepciรณn que confirma la regla. No ha sido el รบnico jugador mexicano โtocado por el golโ (hay otros, notablemente Luis Garcรญa, y otro innombrable que derivรณ a la polรญtica), pero solo la mezquindad del ambiente puede escatimarle el titulo de nuestro mejor futbolista. Reflexivo y apasionado, Hugo recuerda la prรฉdica inspiradora de su padre, recrea sus primeros pasos, sus triunfos en Mรฉxico, sus penalidades en Espaรฑa y su conquista postrera de ese territorio, especie de reversiรณn simbรณlica de la historia hecha por un mexicano al que los aficionados en Madrid gritaban โindioโ para terminar sacando los paรฑuelos blancos ante sus goles certeros, inagotables y a menudo inverosรญmiles.
El terror al gol no es el รบnico enigma. Hay otros casi tan nocivos, como el complejo de superioridad (futbolera) ante Estados Unidos que hace unas dรฉcadas se revirtiรณ debido a un no menos irracional complejo de inferioridad (histรณrica). Es triste comprobar cรณmo los mitos se apoderan del deportista para inmovilizarlo de dolor e impotencia.
Creada (debo aclarar) por Leรณn Krauze, dirigida por Carlos Armella y producida por Pablo Cruz, la serie despliega un material visual riquรญsimo. Las entrevistas no predominan sobre las jugadas memorables o los episodios dramรกticos. Abundan las escenas en que los jugadores abren su intimidad, como el momento en que el astro bรบlgaro Hristo Stoichkov ve a Jorge Campos (gran portero) tirado en el cรฉsped, solo, llorando tras la derrota (en penaltis, por supuesto). Se le acerca, lo abraza, lo consuela. Aรฑos mรกs tarde, ambos se vuelven a abrazar en el homenaje nacional a Stoichkov en Sofรญa. Ahora es el bรบlgaro el que llora de emociรณn.
En el futbol, como en la vida, el azar es un dios, pero la destreza natural, el toque artรญstico, la preparaciรณn fรญsica y, desde luego, la inteligencia del tรฉcnico pueden domarlo (hasta cierto punto). Cuando esos factores se han conjugado con una estructura directiva de altura, el resultado no ha sido malo. No fuimos predestinados para el futbol (como los brasileรฑos o los argentinos), pero podemos mejorar y hasta superar nuestros complejos y limitaciones. Hay que exportar jugadores a las grandes ligas europeas, dar seguimiento a los talentos que sobran en canchas llaneras y sembrar academias de futbol en todo el paรญs. Que los futuros Hugo Sรกnchez ensayen cientos de miles de veces, desde todas las distancias (preferiblemente con la cabeza y los pies), el momento decisivo de meter el gol.
Historiador, ensayista y editor mexicano, director de Letras Libres y de Editorial Clรญo.