El 2012 trajo consigo no una, sino dos películas del los estudios Warner en las que su escudo dorado sobre un cielo azul poblado de nubes es sustituido por la W encerrada en un cuadrado de bordes curvos negro sobre fondo rojo diseñado por Saul Bass. La primera fue la saga de striptease varonil Magic Mike de Steven Soderbergh, la segunda el thriller político Argo de Ben Affleck. Ambos autores descartan la versión actual del logotipo con la resplandeciente WB y ocupan la versión tricromática de Bass, vigente en las películas del estudio durante los setenta y ochenta, consiguiendo un efecto singular y trasladando al espectador de cierto rango de edad a esa época cinematográfica.
En el caso de Affleck, es una decisión lógica y casi obvia. Desde que se inició como director con Gone Baby Gone ha presumido una sensibilidad de cineasta de antaño, dotado de narrativa económica y estilo poco ostentoso. El uso del logo de Bass en Argo invita a deseadas comparaciones con cintas del estudio durante la época, como All the President’s Men o Dog Day Afternoon. En el caso de la cinta de Soderbergh su inclusión es menos clara. Magic Mike no es la cinta ambientada en el pasado de Affleck, y su sensibilidad está muy lejos del producto del estudio en aquel tiempo. En una entrevista para MSN, Soderbergh explica que había querido usar el logo desde que trabajó en la trilogía de Ocean’s Thirteen para los Warner, pero que siempre encontró trabas burócratas por parte de los ejecutivos. Sabiendo que Magic Mike sería su última película para Warner, hizo un intento final que para variar resultaría exitoso. Todo partiendo de una obsesión con Bass y los años en los que el logo aparecía al inicio de las películas del estudio.
El uso del logo retro no es nada nuevo. The Sting de George Roy Hill utilizó el logo de los cuarentas de Universal en pleno 1973 para transportarnos a los treintas. De ahí en adelante, distintos directores han utilizado versiones antiguas de logos, ya sea por razones estéticas, o para armonizar con la época de la cinta. Es un truco usado por una variedad de directores amplia, desde David Fincher con el logo viejo de la Paramount en Zodiac hasta Sam Raimi llevándonos a los ochenta (la mejor era del terror) con el logo de esa década de Universal en Drag Me To Hell. Sin embargo, la W de Saul Bass trae consigo mucho más contexto.
Bass es conocido en el mundo del cine quizás como el diseñador de títulos más destacado de todos los tiempos. Su trabajo tocó todos los géneros a lo largo de casi 5 décadas. Innovó tremendamente para autores como Alfred Hitchcock; basta ver los créditos de North By Northwest, recargados discretamente en la diagonal creada por la fachada de los edificios, o su delirante espiral al inicio de Vertigo. En la última etapa de su vida, engalanó el trabajo de Martin Scorsese, otorgando su trabajo al remake de Cape Fear y Casino. Por otro lado, en el mundo del diseño gráfico y la identidad corporativa, el trabajo de Bass es igualmente reconocido. El diseñador es creador del mundo de AT&T, la cálida letra a mano de Kleenex y el agradable rostro de Quaker Oats.
Su logo para la Warner representa una fusión de estos dos rubros: el cine y la imagen institucional, un logotipo perfectamente integrado al movimiento. Su manejo casi constructivista del espacio positivo y negativo inicia con las tres franjas diagonales que forman de manera abstracta la W en rojo sobre negro acercándose a la pantalla hasta llenarla. En el camino “Warner Bros” aparece en la parte de abajo en una tipografía blanca, y nunca deja de moverse. Cuando la pantalla se funde en rojo el movimiento se repite, ahora con un W en blanco que se centra, se enmarca en el cuadrado de bordes redondos negro, con el subtítulo “A Warner Communications Company”. La síntesis gráfica, sensibilidad moderna y modestia visual dejan claro que se trata del trabajo de Bass.
La insignia de Bass representa una ruptura en la iconografía del estudio. Desde 1923 la W de Warner acompañada de la B de Brothers restringidas por el escudo han sido la imagen de la productora.
Cambiando de una manera u otra hasta que en 1948 llegó a una versión muy similar a la que conocemos ahora.
La cual varió de manera muy sutil hasta la versión del día de hoy, estandarizada en 1998.
La versión de Bass es el frijol en el arroz.
Esta ruptura estética, sucedida de 1972 a 1984, coincide con uno de los periodos más fructíferos para el estudio y la industria hollywoodense en general. El tiempo concuerda parcialmente con el momento bautizado como The New Hollywood por Peter Biskind en su libro Easy Riders, Raging Bulls. Son los años que iniciaron con la respuesta a la libertado creativa que trajo consigo Easy Rider, y terminaron con el nacimiento del blockbuster veraniego con el éxito de Jaws, tiempo delimitado por la contracultura de los sesenta y el clima conservador de Reagan en los ochenta. Es aquí posiblemente que Hollywood se encontró en su etapa más ambiciosa y creativamente productiva, durante la cual los estudios Warner distribuyeron una cantidad de obras insuperables. Clásicos que hoy es imposible disociar del escudo de Bass. Es difícil separar películas emblemáticas como Barry Lyndon, The Exorcist, The Shining, Mean Streets, McCabe & Mrs. Miller, Dirty Harry, Deliverance, Enter the Dragon, Blazing Saddles, Superman, Excalibur o Blade Runner de esta versión del logotipo.
En 1985 el logo fue retirado completamente de la gama cinematográfica del conglomerado, pero es utilizado hasta el día de hoy para su rama discográfica Warner Music y su rama editorial Warner Books, donde pierde por completo el dinamismo de verlo en movimiento, parte importante de la composición de Bass. Y en 1998, con la llegada del DVD, el estudio decidió sustituir el logo en todas sus películas, incluyendo aquellas que llevan el de Bass, por su versión actual. Para un espectador que creció escuchando las primeras notas del score de Wendy Carlos sobre el amenazante rojo del logo de Bass en The Shinning, la sustitución resulta desconsolante. La W de Bass es parte fundamental de la estética de la época, y la desatinada decisión de Warner es una pérdida importante.
Sin embargo el logotipo de Bass estará siempre anclado al periodo más valioso del estudio. Y queda claro que en el caso de Affleck y Soderbergh, el uso de Bass va mucho más allá que una simple decisión estética. Es una declaración de que ya no las hacen como antes, generando una vaga ilusión de que existen cineastas que sin embargo lo siguen intentando.
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