Junto a Oculus, Housebound o The Babadook, It Follows comprobó que el 2014 fue un gran año para los que amamos el cine de horror. El segundo largometraje de David Robert Mitchell, director deThe Myth of the American Sleepover, fue primus entre pares, un escalofriante relato de angustia adolescente. En una época en la que hasta el mejor cine de horror tiende a ser un poco referencial, It Follows se siente cien por ciento original. Y aterradora.
Cuando se anunció, The Lego Movie fue inmediatamente prejuzgada como un comercial de dos horas para la famosa marca de juguetes. La gran sorpresa fue un comercial de dos horas para la famosa marca de juguetes lleno de irreverencia y brío. Además, fue una de las películas más hermosas, chistosas y divertidas del año.
Para los detractores de Wes Anderson,The Grand Budapest Hotel resultó una especie de regreso triunfal. La cuestión no deja de ser irónica dado que la película está construida sobre todos sus vicios y tics: nunca se aleja del esquema “forma sobre fondo” que tanto se le criticó. Prueba, más bien, de que Wes Anderson nunca se fue.
The Duke of Burgundy es una gran historia de amor. De lo difícil que puede ser el amor. Y, quizá, de lo tedioso que puede ser el amor. Del director de Berberian Sound Studio, la película nos engaña pretendiendo ser otro homenaje al cine europeo setentero. Pero al final muestra ser mucho más original (y divertida) que eso.
Under the Skin es una colección de momentos extraños y perturbadores. Cada uno desde el punto de vista de un personaje que creemos que es (o tal vez no, como cuestiona Alonso Ruvalcaba acá) un extraterrestre. El resultado es una inquietante mirada a lo cotidiano, interrumpida por instantes que son todo menos cotidianos.
Los grandes aciertos de Boyhood se encuentran en las cosas que decide no hacer. No busca recorrer los hitos de la niñez. Al contrario, los esquiva y se concentra en lo que sucede entre ellos. No busca la universalidad tampoco, y se enfoca en una familia que más que americana es tejana. A fin de cuentas, un retrato, donde es tan importante lo que está a cuadro como lo que está afuera.
En Inherent Vice, la muerte del mito de América en los sesenta es tan palpable como la muerte del mito de la novela inadaptable al cine. Véanla cuantas veces les sea necesario para encontrar el cameo de Thomas Pynchon.
Nymphomaniac es una película sobre un montón de cosas. Se ha escrito mucho sobre cómo es una película sobre sexo, sobre feminismo, sobre pornografía. Se ha escrito poco sobre como Nymphomaniac habla sobre la relación entre narrador —Joe— y oyente —Seligman— y sobre el papel que juega nuestro contexto al momento en el que escuchamos historias.
Club Sándwich me parece muestra clara de que Fernando Eimbcke, además de ser uno de los cineastas más talentosos trabajando en México, es tal vez el mejor joven guionista que tiene nuestro cine. Su tercer largometraje comprueba su economía y elegancia como narrador y su fineza para la exposición, virtudes que nunca deberíamos pasar por alto.
Por último: quisiera viajar al pasado, encontrarme con mi versión de quince años y contarle que Jim Jarmusch hará una película de vampiros. Se llamará Only Lovers Left Alive. Y sí: será estupenda.
El 2014 fue un año generoso para el cine en general. Otras cosas que vi que me parecieron dignas de mención, además de The Babadook, Housebound y Oculus. En el rubro del horror está la excelente comedia What We Do In the Shadows también. Y Whiplash, The Double, Nightcrawler, Los insólitos peces gato, Edge of Tomorrow, How to Train Your Dragon 2, Gone Girl, Frank, Dawn of the Planet of the Apes, Jodorowsky’s Dune, Maps to the Stars, Proxy, The Missing Picture, Blue Ruin, The Guest y Snowpiercer.
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