A mediados de los sesenta, los muchachos de entonces veรญamos con gusto un programa llamado “Chucherรญas” en el que Chucho Salinas (periodista circunspecto y profesional) entrevistaba a un risueรฑo y despistado personaje del pueblo, Hรฉctor Lechuga, quien aparecรญa con los atavรญos y el lenguaje desparpajado de un plomero, un taxista, un peluquero, un burรณcrata. Salinas le preguntaba su opiniรณn sobre temas de la vida cotidiana y Lechuga respondรญa de manera candorosa. Pero, poco a poco, las respuestas subรญan de tono e iban aludiendo a situaciones y personajes polรญticos (candidatos, ministros, presidentes) hasta volverse tan comprometedoras que Salinas suspendรญa la entrevista a como diese lugar, corriendo a Lechuga mientras รฉste (lenguaraz y dizque distraรญdo) seguรญa musitando tremendas revelaciones.
Recuerdo, por ejemplo, un programa sobre el regente del Departamento del D.F. Ernesto P. Uruchurtu, sonorense conocido por su disciplina y mano dura. A pregunta expresa de Salinas, Lechuga comenzรณ a cantar (con la tonada de la canciรณn porfiriana “Coronelas”) esta letra: “Cucurucho, Cucurucho, la Bondojo, te agradece, el agua, potable, que tiene desde ayer”. Y enseguida comenzaba a echar pestes sobre los problemas de la ciudad. Salinas detuvo la perorata, pero el apodo prendiรณ: “Cucurucho”. Y Uruchurtu tuvo que tolerarlo, de buen o mal grado.
Otro invento del dueto fue “Juan Derecho”. Lechuga representaba a personajes torvos que abusaban de la gente, pero de pronto aparecรญa Salinas, Superman mexicano (algo enclenque) blandiendo el chicote de la justicia. Mi abuela Clara se morรญa de la risa con รฉl y nos amenazaba con invocarlo.
Salinas y Lechuga provenรญan de la sรกtira polรญtica en teatros y carpas. Quizรก su primer exponente fue Roberto “el Panzรณn” Soto. A raรญz del asesinato de Obregรณn, Soto encarรณ a Plutarco Elรญas Calles con obras de crรญtica como “Segรบn te portes, Gil”, burla que aludรญa a la dependencia del presidente interino Emilio Portes Gil con respecto al temible Jefe Mรกximo. Cuando surge la pregunta “ยฟquiรฉn matรณ a Obregรณn?”, alguien responde “ยกCรกlleeessee!”.
Aunque Cantinflas practicรณ ese tipo de humor, su idiosincrรกtica genialidad era mรกs bien verbal. Y si bien hubo otros cรณmicos maravillosos en el cine (Consuelo Guerrero de Luna, “Chicote”, “Chaflรกn”), su perfil no era polรญtico, quizรก porque el medio no lo permitรญa. El teatro siguiรณ siendo el sitio natural de la sรกtira polรญtica hasta la รฉpoca de Alemรกn, cuando brillรณ Jesรบs Martรญnez “Palillo”, quien (en referencia al gabinete) inventรณ aquello de “Alibabรก y los cuarenta ladrones”, por lo que fue a parar a la cรกrcel. El pรบblico lo adoraba.
Aunque la radio fue un excelente vehรญculo de humor (“Panzรณn Panseco”, Emilio Brillas), la comedia polรญtica necesitaba la escena. Por eso “Chucherรญas” prendiรณ en la televisiรณn. Por desgracia, su vigencia fue breve. Gustavo Dรญaz Ordaz fue un sepulturero del gรฉnero. Lo mismo su heredero. Cuando en 1972 el Loco Valdรฉs โotro gran cรณmicoโ hizo un chiste sobre don “Bomberito” y doรฑa “Manguerita” Juรกrez, Echeverrรญa tronรณ en contra suya y fue vetado.
Desde tiempos de Echeverrรญa hasta el final de la “Dictadura Perfecta”, el humor polรญtico puro y duro desapareciรณ de la pantalla por obra de la censura y la autocensura. Una nueva camada de cรณmicos ejerciรณ una meritoria crรญtica social y cultural (pienso en el incisivo Hรฉctor Suรกrez o en Alejandro Suรกrez, el “Joy”), pero ninguno tocรณ al presidente ni con el pรฉtalo de una broma rosa.
El humor polรญtico es una prueba infalible de la democracia y, a veces, un instrumento de supervivencia. En los enloquecidos tiempos de Trump, la gran pelea por la libertad la estรกn librando los medios impresos tradicionales (el New York Times y el Washington Post) pero, sobre todo, humoristas de la televisiรณn como Stephen Colbert, Bill Maher y John Oliver, cuyo filo crรญtico, solidez informativa, rigor lรณgico y genio verbal resultan letales para el Calรญgula de la Casa Blanca.
En el sexenio de Fox, surgiรณ “Brozo” y la comedia polรญtica โsiempre activa en el teatroโ tuvo una reapariciรณn fugaz en la serie “El privilegio de mandar”. Pero tras las elecciones de 2006, quizรก debido al ambiente enrarecido y polarizado, se extinguiรณ. (Su espacio es la radio, por ejemplo “El Weso”). Deberรญa volver. Es extraรฑo que en tiempos de Lรณpez Mateos prosperara lo que ahora parece proscrito y que quizรก maรฑana, cuando mรกs lo necesitemos, podrรญa proscribirse de verdad.
Por mi parte, no olvidarรฉ a Lechuga y a Salinas, que me dieron tanta alegrรญa con sus “Chucherรญas”.
(Publicado previamente en el periรณdico Reforma)
Historiador, ensayista y editor mexicano, director de Letras Libres y de Editorial Clรญo.