Vuelta de Joy Division

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Aceptemos que las formas musicales derivadas del rock and roll forman parte sustancial de la cultura moderna, y con esto, que al lado de las historias consagradas de los รญcaros desaparecidos, muy despeinados y muy rebeldes, existe una historia paralela de decesos lamentables que apenas tocan la superficie. Olvidรฉmonos por un instante de Jim Morrison, Kurt Kobain y Michael Hutchence y pensemos en Rozz Williams (1963-1998), por ejemplo, del que casi no se menciona palabra y que fue front man de Christian Death y Shadow Project, pilares del gothic rock actual. O pensemos, finalmente, en Ian Curtis (1956-1980), la รบltima resurrecciรณn del mundo rocanrolero.

Parte de este revival de una banda clave del rock actual se debiรณ al film Control (2007) de Anton Corbijn, basado en el libro Touching From a Distance, la biografรญa de Curtis escrita por su viuda, Deborah. Control funcionรณ como la invitaciรณn perfecta para escuchar de nuevo Transmission y Love Will Tear Us Apart, y para, asimismo, extender el culto a Joy Division desde una perspectiva cinematogrรกfica, la cual es altamente adictiva. No obstante, faltaba una panorรกmica sobre la escena musical britรกnica del periodo que transcurre desde la debacle de los Sex Pistols, hasta la culminaciรณn del proyecto Bauhaus, algunos aรฑos despuรฉs. Y este trรกnsito no fue tan sencillo como parece a vuelo de pรกjaro.

Para documentar este periodo y aportar mรกs datos sobre la gรฉnesis, mutaciรณn y agonรญa de Joy Division, Grant Gee encendiรณ las cรกmaras para dirigir Joy Division (2008), un documental en plena forma que procura rescatar, desde la perspectiva de los miembros vivos de la banda, pasando por mรกnagers, amigos y compaรฑeras ocasionales, cรณmo Joy Division, a la par de un organismo vivo, partiรณ desde unos orรญgenes punketos ruidosos y pedestres, de muy pobre intenciรณn social, y se convirtiรณ en acordes helados y guitarras รกsperas que aรบn hoy siguen teniendo influencia.

La manufactura del documental es de primera lรญnea: sin aplausos secos y sin vanidades rosas. Grant Gee, quien se habรญa probado con un extenso documental sobre Radiohead, Meeting People Is Easy (1999), era la mirada adecuada para emprender la aventura. En particular, Gee partiรณ de la dificultad para reconstruir los aรฑos setenteros de Manchester, cuna de la banda, una ciudad industrial de muy poco desarrollo y cuyas probabilidades de expansiรณn estaban muy limitadas. Habรญa que repasar las noches del Pipโ€™s Nightclub y del The Eletric Club. Lejos estaba Londres y el Tรกmesis y mรกs aรบn Liverpool, madre de The Beatles. En Manchester todo estaba por inventarse y empezaron por los Factory Records.

Llama la atenciรณn en Joy Division su desdรฉn por la teatralidad propia del rock. Su interรฉs principal parecรญa fijo en la experimentaciรณn del sonido, antes que por causar un shock emocional en la audiencia. Para eso estaban Peter Murphy, Billy Idol, David Bowie y demรกs cosecha. Incluso sus camisitas de vestir y su pelo recortado se antojan una provocaciรณn frente a la textura rasposa y sanguinolenta de sus letras y sus acordes. Y ese baile elรฉctrico de Curtis, provocador e inimitable, incluso para Murphy, que lo intentรณ y tuvo que nutrirlo de velos y vampiros. Joy Division: estรฉtica de la austeridad, precusores de lo mรญnimo, gestualidad que apenas se antoja manifiesta, sonidos que apenas rozan la insinuaciรณn y rock sรณlo por homologaciรณn y simplicidad taxonรณmica.

Enfermo de epilepsia y lector voraz de Dostoyevski y William Burroughs, Ian Curtis aportรณ un par de piezas para armar el puzzle del desastre moderno, espiritual y material: โ€œSomeone take this dreams away, that lead me to another dayโ€, escribiรณ Curtis. Y finalmente los sueรฑos se extinguieron por una sobredosis.

La deficiente historiografรญa del rock le atribuye al front man las virtudes de una banda. En el caso de Joy Division la norma se cumple. Mรบsicos del asfalto, urbanos a lo mรกs, contemporรกneos con apenas equipo, radiรณgrafos de la asfixia actual, Joy Division permanece como referencia inexcusable para entender el decurso de la mรบsica actual, y a Gee se debe el acercamiento mรกs certero para entender a Joy Division y no sรณlo a Ian Curtis.

– Luis Bugarini

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(ciudad de Mรฉxico, 1978) es escritor y crรญtico literario.


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