La muerte no siempre es una tragedia. Depende de quiรฉn se muera. Depende de dรณnde estemos parados con respecto al muerto. Depende de la humanidad o saรฑa de quien mira la muerte. Depende de la herencia.
Para Ivรกn Ilich, es enorme desgracia la muerte de Ivรกn Ilich, mientras que su mujer y su hija, โinmersas en el torbellino de la vida social, no se daban cuenta de nada, bien lo veรญa รฉl. Lo รบnico que les incomodaba era que se mostrara tan mohรญno y exigente, como si ellas tuvieran la culpa de lo que le pasaba. Aunque trataban de ocultarlo, รฉl comprendรญa que se habรญa convertido en un estorbo para ellas, su familia ya lo empieza a considerar un estorbo y aceptan de buen grado que llegue la hora del finโ. Ivรกn, en cambio, piensa: โJusto ahora que me sentรญa un poco mejor y los medicamentos empezaban a hacerme efecto, me sobreviene esta maldita desgracia, esta desdichaโ.
Un 27 de diciembre de 2014 estuve en Cracovia bebiendo vino con Xavier Farrรฉ y recordando al poeta Tomaลพ ล alamun, en especial un poema que habla de la desgracia que serรญa para el mundo que muriese Tomaลพ ล alamun. Recibimos un mensaje de que justo entonces morรญa el poeta en Liubliana. El mundo no temblรณ como con la muerte de Cristo, pero a nosotros sรญ nos provocรณ tristeza la noticia a la vez que asombro porque nos hubiera dado por hablar de รฉl en ese momento.
En la vieja literatura espaรฑola era habitual toparse con quien llamaba a la muerte con la fรณrmula mรกs suplicante que imperativa de โven, muerteโ. Entre estos, los versos mรกs populares los cita Cervantes:
Ven, muerte, tan escondida
Que no te sienta venir
Porque el placer de morir
No me torne a dar la vida.
Hay otros a los que es difรญcil desentraรฑarles el sentido. Asรญ los refiere Baltasar Graciรกn:
La vida, aunque dรฉ pasiรณn,
No querรญa yo perdella,
Por perder la ocasiรณn
Que tengo de estar sin ella.
Lope de Vega habla de un anciano que constantemente invocaba a la muerte para que lo librara del trabajo que tenรญa de cargar leรฑa. Ven, muerte. Ven, muerte. Pero el viejo se asusta cuando por fin se le aparece la muerte.
โDime quรฉ quieresโ, le dijo;
y el viejo, temblando en verla:
โQue me ayudes a cargarโ,
le dijo, โaquel haz de leรฑaโ.
Hay, por supuesto, muertes que alegran al que no muriรณ.
En el cuento โUn hombre en un estucheโ, Chรฉjov relata la historia de Bรฉlikov, un maestro que impone en el pueblo una disciplina moral que ahoga a los habitantes. Cuando al fin muere, el narrador nos dice: โReconozco que enterrar a personas como Bรฉlikov es un gran placer. Cuando regresรกbamos del cementerio, todos tenรญamos una expresiรณn seria y contrita; nadie querรญa exteriorizar ese sentimiento de satisfacciรณn similar al que experimentรกbamos mucho tiempo atrรกs, en los dรญas de nuestra infancia cuando los mayores salรญan de casa y corrรญamos por el jardรญn una o dos horas, disfrutando de una completa libertad. ยกAh, la libertad, la libertad!โ.
Cada quien puede cambiar el nombre โBรฉlikovโ por el que lleve en su รกnimo y deseo. Las buenas conciencias nos dicen que no debemos desearle a nadie la muerte, pero no siempre somos tan virtuosos.
Cuando Nuestro Seรฑor Jesucristo asegura: โMas yo les digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulterรณ con ella en su corazรณnโ, supongo que abre la puerta para extrapolar: โY si uno mira a alguien con el deseo de verlo en la tumba, ya asesinรณ en su corazรณnโ.
En las redes sociales hay fiesta cada vez que aparece algรบn video en el que matan a un asaltante. โHermosas imรกgenesโ, dice alguien. โFinal felizโ, aplausos o solicitud de premios para el justiciero. En tales casos, sin importar nuestro estado de รกnimo, los que escribimos โsensatamenteโ estamos obligados a garrapatear algunas futilidades sobre la descomposiciรณn social, los inconvenientes de la justicia por propia mano y a hacer un llamado a las autoridades para queโฆ bla bla.
Tengo en casa una botella de champaรฑa aguardando a que le llegue la hora a alguno de mis Bรฉlikov. Ojalรก sea pronto porque la champaรฑa no espera de muchos aรฑos.
Quiero llegar a beberla, y no que la descorche mi viuda.
(Monterrey, 1961) es escritor. Fue ganador del Premio Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores 2017 por su novela Olegaroy.