Este mes de septiembre estamos de cumpleaรฑos. Esta pequeรฑa columna cumple cinco aรฑos o, lo que es lo mismo, sesenta meses. Sesenta oportunidades (esta es ya la sexagรฉsimo primera) de hablaros de asuntos variados relacionados con las lenguas, el lenguaje y los hablantes. Y para celebrar que llevo un lustro siendo feliz por aquรญ, he pensado que estarรญa bien hablar hoy de las vocales. Quizรก ahora no veรกis la relaciรณn. A ver si despuรฉs de leerme le encontrรกis mรกs sentido.
ยฟHabรฉis pensado alguna vez en quรฉ se diferencian las vocales de una lengua? Quiero decir: es normal diferenciar entre el sonido de la lluvia y el de un tambor de Calanda, porque las fuentes que crean sendos sonidos son bien distintas. Incluso podrรญamos pensar que es comprensible que diferenciemos entre un sonido [t], que se forma en los dientes y un [p], que se forma en los labios. Pero ยฟquรฉ ocurre con las vocales? ยฟEn quรฉ se basa su diferencia?
Comencemos por descartar culpables. Desde luego, la fuente de sonido es la misma. En todos los casos estamos ante la vibraciรณn de las cuerdas vocales, que provoca que se cree en la laringe una onda sonora que, mutatis mutandis, es siempre la misma y que, por tanto, no puede explicar por sรญ sola que distingamos unas vocales de otras.
Para entender lo que ocurre tendremos, pues, que acompaรฑar a esta onda sonora en su camino por nuestro aparato fonador. Se crea en la laringe, asciende por la faringe, deja atrรกs el velo del paladar y se introduce en nuestra boca. La boca. Ahรญ estรก la clave de todo.
Porque cuando la onda sonora entre en nuestra boca, las partรญculas de aire que la forman van a chocar, irremediablemente, con las paredes de la cavidad bucal, formando ondas sonoras adicionales, que se combinarรกn entre sรญ para crear nuevas frecuencias. Esto es, la onda sonora que entra en nuestra boca experimenta un fenรณmeno de resonancia que va a transformar sus caracterรญsticas acรบsticas. Si te apetece simular lo que ocurre, habla a travรฉs de un cono de papel y verรกs que la onda sonora no suena del mismo modo.
Este proceso de resonancia que te acabo de describir hace, en definitiva, que la onda que sale al exterior sea mucho mรกs compleja que la que naciรณ en nuestras cuerdas vocales. Como un rรญo que, a medida que fluye, se va nutriendo y llega al mar distinto al que naciรณ montaรฑa arriba. Ahora bien, esta complejidad no explica por quรฉ somos capaces de percibir distintas vocales. Aquellos de vosotros que habรฉis estudiado acรบstica, ya lo sabรฉis, pero dejadme de todos modos que lo cuente a mi manera.
Recordemos que, como decรญamos, las partรญculas de aire al entrar en la boca chocan con sus paredes, del mismo modo que lo hacen despuรฉs sobre el cono de papel. Ambos (boca y cono) estรกn actuando de resonadores. Su funciรณn es fundamental en esta historia, pues resulta que, al cambiar la forma del resonador, la onda que sale al exterior presenta frecuencias distintas. Haced la prueba y transformad el cono de papel en un tubo alargado. ยฟLo notรกis? Pues esto, exactamente, es lo que hacemos nosotros con la boca al hablar, para provocar que existan distintas vocales. En concreto, podemos controlar tres variables: lo mucho (a) o poco (i, u) que abrimos la boca, lo mucho (e, i) o poco (o, u) que adelantamos la lengua y lo mucho (o, u) o poco (a, e, i) que redondeamos los labios. Como vemos, las tres variables son de naturaleza gradual, por lo que las posibles combinaciones son casi infinitas y representan un continuo tal que podrรญamos pasar de una vocal a otra sin dejar de emitir sonido (aaaaeeeeeiiiiioooouuuu). En resumen: hemos encontrado al culpable de que diferenciemos vocales y no es otro que la forma de la boca. De ahรญ que se trate de un asunto de gran resonancia.
Pero ยฟquรฉ tienen que ver las vocales con el tiempo que llevo en esta columna? Quizรก nada. Pero esa infinitud de posibilidades de las que hablamos me recuerda al tiempo. Porque veo que podemos dividir todas estas frecuencias vocรกlicas en cinco categorรญas y diferenciar las cinco vocales del espaรฑol, del mismo modo que puedo contar el tiempo que he pasado hasta ahora con vosotros en aรฑos y decir que han sido cinco. Pero tambiรฉn podrรญa dividir todas esas frecuencias en seis y tendrรญa las vocales del รกrabe o en ocho y tendrรญa las del finรฉs; del mismo modo que podrรญa hablar de sesenta meses a vuestro lado o de mil ochocientos dรญas, con sus noches. Lo mida como lo mida, hablamos de vocales y de tiempo, pero segรบn cรณmo lo organice, el resultado parece muy distinto.
Gracias por estos cinco aรฑos juntos y por mucho tiempo mรกs.
Mamen Horno (Madrid, 1973) es profesora de lingรผรญstica en la Universidad de Zaragoza y miembro del grupo de investigaciรณn de referencia de la DGA
Psylex. En 2024 ha publicado el ensayo "Un cerebro lleno de palabras. Descubre cรณmo influye tu diccionario mental en lo que piensas y sientes" (Plataforma Editorial).