La lista de chequeo de la cultura de la cancelaciĆ³n

ĀæEn quĆ© consiste la cancelaciĆ³n? ĀæEn quĆ© se distingue del ejercicio de la libertad de expresiĆ³n y el debate crĆ­tico fundamentado? La cancelaciĆ³n tiene mĆŗltiples seƱales; esta lista ayuda a identificarlas.
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Hoy en dĆ­a, la cultura de la cancelaciĆ³n representa una verdadera amenaza a la libertad intelectual en Estados Unidos. De acuerdo con una encuesta reciente del Cato Institute, un tercio de los estadounidenses asegura que les preocupa en lo personal perder sus empleos u oportunidades de trabajo si expresan sus verdaderas opiniones polĆ­ticas. En ese paĆ­s, personas de todos los Ć”mbitos han sido avergonzadas de manera pĆŗblica, empujadas a ofrecer disculpas rituales o despedidas de forma sumaria.

Sin embargo, quienes critican a los crĆ­ticos de la cultura de la cancelaciĆ³n tienen una respuesta poderosa. Acusar a otros de cancelar, aseguran, puede ser una forma de estigmatizar la crĆ­tica legĆ­tima. Como Hanna Giorgis escribe en The Atlantic, ā€œlos tweets crĆ­ticos no son censuraā€.

Entonces, Āæen quĆ© consiste la cancelaciĆ³n? ĀæEn quĆ© se distingue del ejercicio de la libertad de expresiĆ³n y el debate crĆ­tico fundamentado?

La diferencia es clara a nivel conceptual. La crĆ­tica presenta pruebas y argumentos en un esfuerzo por persuadir. La cancelaciĆ³n, en contraste, busca organizar y manipular el Ć”mbito social o mediĆ”tico con el propĆ³sito de aislar, privar de una plataforma o intimidar a los oponentes ideolĆ³gicos. No intenta buscar la verdad, sino moldear el campo de batalla de la informaciĆ³n; su intenciĆ³n ā€“o al menos su secuela mĆ”s predecibleā€“ es forzar al conformismo y reducir el espectro de posibilidades crĆ­ticas que no han sido sancionadas por el consenso predominante de alguna mayorĆ­a local.

Sin embargo, en la prĆ”ctica, puede ser difĆ­cil percibir la diferencia entre crĆ­tica y cancelaciĆ³n, ya que ambas asumen la forma de una crĆ­tica al otro. Por eso es quizĆ” imposible diseƱar una prueba simple, objetiva y clara para delimitar en quĆ© consiste un ejemplo daƱino de cancelaciĆ³n.

Por lo tanto, un acercamiento diagnĆ³stico podrĆ­a ser mejor. Como los sĆ­ntomas del cĆ”ncer, los signos de la cancelaciĆ³n son numerosos. Aunque no todos los ejemplos presentan cada una de las variables, todos conllevan ciertas caracterĆ­sticas clave. Antes que presentar una prueba definitiva, este diagnĆ³stico de acercamiento nos permite esbozar una lista de las seƱales de advertencia. Entre mĆ”s signos identifiques, mĆ”s puedes estar seguro de que te enfrentas a una campaƱa de cancelaciĆ³n.

Mi lista de chequeo personal para identificar la cultura de la cancelaciĆ³n incluye seis seƱales de advertencia.

 

Punitivismo

ĀæExisten personas que te denuncian con tu jefe, tus grupos profesionales o tus contactos sociales? ĀæTu nombre aparece en una lista negra que te impide acceder a oportunidades sociales y laborales? ĀæTodo lo que se dice sobre ti tiene el propĆ³sito ā€“o el efecto previsibleā€“ de poner en riesgo tu modo de vida o de aislarte socialmente?

Una cultura crĆ­tica busca corregir antes que castigar. En el mundo de la ciencia, un error no se paga con la pĆ©rdida del empleo o de los amigos. Por lo regular, el Ćŗnico castigo es que alguien pierda la discusiĆ³n. Incluso la refutaciĆ³n de los estudios es un fenĆ³meno nuevo y, con justa razĆ³n, controversial, ya que para la ciencia el mĆ©todo mĆ”s comĆŗn ā€“y efectivoā€“ ha sido desechar los errores y seguir adelante. La mala ciencia y las respuestas equivocadas desaparecen sin mĆ”s. Los incentivos son positivos, no punitivos: el premio por tener la razĆ³n es que te citen, subas de puesto o ganes fama y premios importantes. Una actitud punitiva perjudica los procesos cientĆ­ficos, ya que el conocimiento avanza a travĆ©s de un proceso de prueba y error.

La cancelaciĆ³n, por su parte, busca castigar en lugar de corregir, y a menudo lo hace a causa de un solo tropiezo y no una larga cadena de fracasos. Un profesor jura que ā€œarruinarĆ” su reputaciĆ³n [la de un estudiante de posgrado] merecida y permanentementeā€. Los promotores de una campaƱa en contra de un curador de arte afirman que el hombre ā€œdebe ser destituido de su trabajo de manera inmediataā€. El punto es hacer sufrir a quien se ha equivocado.

 

PrivaciĆ³n de plataformas

ĀæAquellos que hacen campaƱas evitan que publiques un trabajo, vayas a juntas o hables en pĆŗblico? ĀæAfirman que se sienten inseguros o que se comete un acto de violencia en contra de ellos si se te otorga la palabra?

Una cultura crĆ­tica tolera los desacuerdos en vez de silenciarlos. Entiende que pueden parecer molestos, daƱinos, antipĆ”ticos y, desde luego, inseguros. Para minimizar los daƱos innecesarios, hace todo lo posible para animar a que las personas se expresen de una manera respetuosa. Sin embargo, tambiĆ©n entiende que, en ciertas ocasiones, un disidente incĆ³modo puede tener la razĆ³n y no lo silencia ni busca quitarle plataformas de expresiĆ³n.

Por el contrario, la cancelaciĆ³n busca acallar y paralizar a sus objetivos. A menudo las personas que cancelan entienden un simple desacuerdo como una amenaza a su integridad, incluso como un acto de violencia. Miembros del personal del New York Times declararon que la mera publicaciĆ³n de un artĆ­culo de opiniĆ³n controversial los ponĆ­a en peligro. Trabajadores del New Yorker exigieron que a Steve Bannon se le quitara su plataforma.  Los gritos, el retiro de invitaciones, las disculpas obligatorias y las renuncias son la moneda de cambio de aquellos que cancelan.

 

OrganizaciĆ³n

ĀæLas criticas parecen estar organizadas y dirigidas? ĀæLos organizadores reclutan a otros para sumarse en tu contra? ĀæSientes que te acecha una multitud? ĀæHay personas que hurgan en tu trabajo y en tus redes sociales para encontrar municiones que usar en tu contra?

La cultura crĆ­tica confĆ­a en la persuasiĆ³n. La forma de ganar un argumento es convencer al otro de que tienes la razĆ³n. Es cierto que, con frecuencia, se forman escuelas de pensamiento, y las discusiones entre ellas pueden ser acaloradas. Pero organizar campaƱas de presiĆ³n en contra de un blanco polĆ­tico o ideolĆ³gico normalmente estĆ” fuera de los lĆ­mites de lo permitido.

En cambio, es comĆŗn ver a personas que cancelan movilizar a cientos de personas para firmar peticiones o a miles de usuarios de redes sociales para desenterrar y perseguir una acusaciĆ³n. Por ejemplo, recientemente, unos organizadores de campaƱas de cancelaciĆ³n hurgaron dentro de las publicaciones de las redes sociales del psicĆ³logo Steven Pinker, con la esperanza de exhumar algĆŗn caso en contra de Ć©l. Aunque solo encontraron cuestiones triviales, como el hecho de que usĆ³ dos veces tĆ©rminos como ā€œcrimen urbanoā€ y ā€œviolencia urbanaā€, lograron que cientos de firmantes se unieran a una denuncia colectiva.

 

Boicots secundarios

ĀæHay una amenaza, explĆ­cita o implĆ­cita, dirigida a las personas que te apoyan, que indica que sufrirĆ”n el mismo castigo que tĆŗ? ĀæPresionan a empleadores o colegas para que te despidan o dejen de asociarse contigo? ĀæLas personas que te defienden, o que son crĆ­ticas de la campaƱa en contra tuya, temen sufrir consecuencias adversas?

Una cultura crĆ­tica, en su compromiso por explorar una amplia gama de ideas y de corregir en lugar de coaccionar al que comete un error, no ve ningĆŗn sentido en instaurar un clima de temor. Pero esto es, justamente, lo que intenta una cultura de la cancelaciĆ³n. Al escoger objetivos de manera impredecible (casi cualquier cosa puede desencadenar una campaƱa), sin proporcionar refugios seguros (incluso los conformistas corren el riesgo de convertirse en blancos), y simplemente amenazando a cualquiera que estĆ© de parte de los atacados, la cancelaciĆ³n emite el siguiente mensaje: ā€œtĆŗ puedes ser el prĆ³ximoā€.

De esta manera, un periodista cancelado perdiĆ³ rĆ”pidamente su empleo, sus contactos profesionales y su editorial, volviĆ©ndose ā€œradiactivoā€, segĆŗn sus palabras. (La Ćŗltima vez que se supo de Ć©l habĆ­a solicitado ingresar a escuelas de derecho.) En medio de un clima de esta naturaleza, a menudo la gente se sumarĆ” a las denuncias pĆŗblicas o se abstendrĆ” de defender a los acusados que cree inocentes, con tal de alejarse de la controversia.

 

Exhibicionismo moral

ĀæEl tono del discurso es ad hominem, repetitivo, ritualista, afectado, acusatorio y resentido? ĀæLos acusadores te satanizan, borran tus mĆ©ritos, te cuelgan etiquetas incendiarias y promueven una superioridad moral? ĀæLa gente ignora lo que dices realmente y habla de ti y no contigo?

Como el discurso puede llegar a ser daƱino, la cultura crĆ­tica rechaza la retĆ³rica extrema. Invita a las personas a escucharse unas a otras, a recurrir a la evidencia y a los argumentos, a comportarse razonablemente y a evitar los ataques personales.

La cultura de la cancelaciĆ³n estĆ” mĆ”s interesada en lo que los filĆ³sofos Justin Tosi y Brandon Warmke definen como ā€œexhibicionismo moralā€: el despliegue de indignaciĆ³n moral para impresionar a tu grupo de pares, dominar a otros, o ambas cosas. Los exhibicionistas que condenan a una persona no estĆ”n interesados en persuadirla o corregirla; de hecho, no estĆ” pensando siquiera en hablar con ella. En lugar de eso, la utilizan en su campaƱa como un objeto con el cual elevan su propio estatus. Las acusaciones colectivas, los ataques personales y la guerra por mostrar la mayor indignaciĆ³n son formas de exhibicionismo moral.

 

Verdadosidad

((Truthiness, en el original. La palabra, segĆŗn el diccionario Merriam-Webster, que la aƱadiĆ³ en abril de 2020, ā€œse refiere a la cualidad de parecer verdadero pero no necesaria o realmente verdadero de acuerdo con los hechos conocidosā€. Se distingue de truthness, que se traduce como veracidad. En la traducciĆ³n propuesta se juega con la idea de que algo no es verdadero, sino ā€œverdadosoā€.
))

ĀæLas cosas que se dicen sobre ti son imprecisas? ĀæA las personas que las dicen no parece importarles su veracidad? ĀæSe sienten con la libertad de distorsionar tus palabras, ignorar las correcciones y hacer acusaciones falsas?

La estrella polar de la cultura crĆ­tica es la preocupaciĆ³n por la exactitud. No todo el mundo conoce todos los hechos, como tampoco todas las personas estĆ”n de acuerdo en lo que es verdadero; sin embargo, en una cultura crĆ­tica, las personas intentan presentar sus puntos de vista, asĆ­ como los de otros, de manera honesta y exacta. Aunque en algunos casos puede que yo no cumpla con este estĆ”ndar, reconozco que debo responder a lo que verdaderamente dijiste, y no sacarlo de contexto o hacer de ello una caricatura incendiaria.

Una de las tantas razones por las cuales Donald Trump es una amenaza para la democracia es porque ve a la verdad como un instrumento, algo que puede utilizar, explotar o ignorar, dependiendo de sus necesidades en el momento. Repite una y otra vez afirmaciones desmentidas, o pasa de un fundamento a otro cuando alguna de ellas es desacreditada definitivamente. Las personas que cancelan normalmente juegan el mismo tipo de ā€œcalvinbolā€ retĆ³rico.

La forma en que, por ejemplo, un grupo de personas caracterizĆ³ un artĆ­culo de la filĆ³sofa Rebecca Tuvel era demostrablemente incorrecta. La persona que iniciĆ³ la campaƱa de cancelaciĆ³n admitiĆ³ que ni siquiera habĆ­a leĆ­do el texto supuestamente cuestionable. En una declaraciĆ³n pĆŗblica, Tuvel lamentĆ³: ā€œMuy poco de lo que se ha dicho estĆ” fundamentado en una lectura real de lo que escribĆ­ā€.

Pero eso no detuvo a nadie. Porque cancelar no tiene el propĆ³sito de buscar la verdad o de persuadir a otros; sino que es una de las formas que asume la guerra de la informaciĆ³n, en la cual la verdadosidad es mĆ”s que suficiente si es Ćŗtil para la causa.

***

Estas son mis seis seƱales de advertencia. Si reconoces una o dos, debes temer que una cancelaciĆ³n se lleva a cabo en tu contra; si detectas cinco o seis, puedes estar seguro de ello.

Desde luego, el mĆ­o no es el Ćŗnico acercamiento. Personas como Emily Yoffe y Greg Likianoff tambiĆ©n han tratado de definir el clima actual de la cultura de la cancelaciĆ³n. Esperamos, no obstante, que a estas les sigan otras propuestas mĆ”s precisas.

Como sucede con la mayorĆ­a de los conceptos, es posible que nunca lleguemos a un consenso total sobre cuĆ”l es la mejor definiciĆ³n. Aun asĆ­, predigo que no estamos lejos de alcanzar un entendimiento mĆ”s sofisticado sobre quĆ© es la cultura de la cancelaciĆ³n y tambiĆ©n (algo igualmente importante) quĆ© no es. 

Aunque nuestros crĆ­ticos suelen afirmar que quienes nos preocupamos por la cultura de la cancelaciĆ³n simplemente no queremos ser criticados en internet, se trata de un fenĆ³meno muy real. Y aunque pueda parecer, en ocasiones, que la cultura de la cancelaciĆ³n guarda un parecido superficial con la cultura crĆ­tica, ambas son diametralmente opuestas, y no es muy complicado diferenciarlas.

 

Publicado originalmente en Persuasion y reproducido con autorizaciĆ³n.

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es autor de Kindly inquisitors: The new attacks on free thought y miembro emĆ©rito del Brookings Institution. PublicarĆ” su Ćŗltimo libro, Constitution of knowledge, en la primavera de 2021.


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