La polka bibliófila

La acumulación de libros por leer señala un problema de tiempo y un problema de espacio, la no resolución del segundo permite la solución del primero con un picoteo guiado por el azar.
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El azar es, entre otras cosas, el método del individuo apresurado. Recurro a él para enterarme de qué dicen algunos de los libros que se me acumulan sin leer, a los que querría hacer más caso, el caso suficiente para leerlos, y para que me llegue algo de las ganas que tenía de leerlos cuando los compré, o cuando me los regalaron. Nos las vemos con un problema de tiempo y nos las vemos con un problema de espacio. Así como los cds empezaron a acumularse en archivadores donde ya solo se guardaba el disco y la carátula, mientras que la caja se tiraba a la basura, para los libros está la posibilidad de hacerle una foto a la cubierta e imprimirlas todas y ponerles un canutillo. O tomar notas a la desesperada. Repaso mis estanterías, saco uno y otro, una loca danza por el pasillo. 

Ritos y mitos equívocos. Julio Caro Baroja. Ediciones Istmo. Comprado el 11 de febrero de 2020. Página 115 (sobre la fiesta de San Juan en San Pedro Manrique): “El rito pierde majestad porque, mientras dura, una banda toca varios bailables modernos, que se hallan poco en consonancia con el misterio de la vieja fiesta solsticial. También los curiosos y turistas de la clase burguesa (entre los cuales me cuento) venidos de las ciudades le quitamos intimidad y carácter”. 

Navegar mares prohibidos. Dinámica de la literatura norteamericana. Cándido Pérez Gállego. Cupsa editorial. Sin fecha. Página 79: “El arte de Hawthorne va centrándose en una sombría versión de unos hechos en otros y la coreografía del medio ‘brasas medio apagadas’, ‘huésped inmóvil’, ‘penumbra de la vieja sala’, etc… constituyen por sí mismos un ambiente, que algo tiene de Ibsen o de Strindberg donde un dramatismo se espera, pero no llega”. Creo que hay faltas de concordancia en la frase, pero quizá se atisba la idea.

Aprecio que en los dos primeros libros hayan aparecido sendas alusiones al baile. También me doy cuenta de que estas notas remedan el hojear los libros en una librería, mientras se elige cuál comprar. 

Gente independiente. Halldór Laxness. Turner. Sin fecha. Página 416: “Recuerdo, por ejemplo, un domingo de Pentecostés, cuando mi pobre padre sacó la vaca para que pudiese mordisquear unas pocas briznas de hierba marchita que asomaban a través del hielo. Y no era en modo alguno extraordinario que una tormenta de nieve cayese precisamente el día de San Juan”.

¿No es llamativo que este fragmento se hile con los anteriores por la fiesta de San Juan, ya no por el baile? ¡Ha sido casual! El azar debe de ser algo más. Veamos qué viene ahora.

El bosque de la noche. Djuna Barnes. Seix Barral. Sin fecha. Página 69: “En el vestíbulo, Nora dijo: ‘Me llamo Nora Flood’ y se quedó aguardando. Después de una pausa, la muchacha dijo: ‘Robin Vote −miró en derredor con desconsuelo−. No quiero estar aquí.’ Pero fue todo lo que dijo; no reveló dónde quería estar”.

No doy con el hilo.

Diario de un hombre engañado. Pierre Drieu La Rochelle. Bruguera. 29 de diciembre de 2009. Página 89: “Me horroriza la Costa Azul”.

El entenado. Juan José Saer. Destino. 19 de julio de 2012. Página 138: “De mis versos, toda verdad estaba excluida y si, por descuido, alguna parcela se filtraba en ellos, el viejo, menos interesado por la exactitud de mi experiencia que por el gusto de su público, que él conocía de antemano, me la hacía tachar”.

Ética y estética de los sexos. Rafael Cansinos Assens. Júcar. 5 de enero de 2003. Página 114: “Mas, ¿podéis imaginároslo como una realidad por sí mismo, desprendido de nosotros, despojado, pobre núcleo no más interesante que un germen vegetal de la fronda suntuosa de que nuestra imaginación le orna?”.

Se le reconoce aun en tan pocas líneas.

La imaginación liberal. Lionel Trilling. Editorial Sudamericana. 1 de mayo de 2016. Página 132: “En honor a la verdad, Huckleberry Finn es un libro subversivo: nadie que comprenda la dialéctica de la gran crisis moral de Huck volverá jamás a aceptar sin disputa y cierta ironía las presunciones de la moralidad respetable en que vive ni jamás tendrá otra vez la certeza de que los que él considera claros dictados de la razón moral no son meramente las inveteradas creencias habituales de su época y lugar”. 

Mientras ejecuto esta operación me llevo la sorpresa de que la proporción de los que no he leído no es tan alta. Hay libros que quiero leer desde hace quince o veinte años, pero algunas pilas de los no leídos son muy recientes, así que me pregunto cuánto tiempo tiene que pasar sin ser leído un libro desde que lo metes en casa hasta que puede considerarse dado por perdido, nunca-a-ser-leído, aquí o en Mar-a-Lago. Eso me hace recordar algo que cuenta Bioy Casares sobre las picaduras de araña, que debes matar al bicho cuanto antes, porque el trecho que recorra en su huida será de la misma longitud que el camino que recorra el veneno hasta tu corazón. Vale para todo. Quizá no sean solo los libros, sino una tarde perdida de la adolescencia. El último libro que he sacado hoy es:

La vida es buena. Johan Wolfgang Goethe. Visor. Primavera de 2017. Página 137: “De la verdadera apariencia, / del serio juego, alegraos de veras. / Ningún ser vivo es uno, / siempre es un mucho”.

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Es escritora. Su libro más reciente es 'Lloro porque no tengo sentimientos' (La Navaja Suiza, 2024).


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