Pushkin no necesita estatuas

Desde el comienzo de la guerra, veinte localidades ucranianas han eliminado sus estatuas del poeta ruso. En un paรญs todavรญa bilingรผe, la renuncia al mรกximo exponente literario de uno de los dos idiomas es una declaraciรณn de intenciones.
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La instalaciรณn en la vรญa pรบblica de una estatua suele transmitir un mensaje y su desmantelamiento el contrario. Esto es lo que ha pasado recientemente en Kiev con la retirada del monumento al poeta y dramaturgo ruso del siglo XIX Aleksandr Pushkin. Por supuesto, la acciรณn estรก enmarcada dentro de un proceso legal mucho mรกs amplio de โ€œdesrusificaciรณnโ€ y โ€œdes-sovietizaciรณnโ€ simbรณlica de Ucrania iniciado en 2014 con las protestas del Euromaidรกn y que ganรณ intensidad el aรฑo pasado con el comienzo de la invasiรณn rusa del paรญs.

No es la primera representaciรณn del artista en ser retirada de las calles. Desde el comienzo de la guerra, unas veinte localidades ucranianas han eliminado sus estatuas del poeta. La de Kiev es, sin embargo, la mรกs simbรณlica de todas. Hasta ahora, la figura del fundador de la literatura y la lengua rusa modernas habรญa corrido algo de mejor suerte que la de otros literatos rusohablantes estrechamente relacionados con Ucrania, como los escritores Mijaรญl Bulgรกkov o Nikolรกi Gogol, nacidos en Kiev y Poltava respectivamente. La encantadora casa-museo de Bulgรกkov en la capital cerrรณ el pasado marzo a peticiรณn de la Uniรณn de Escritores de Ucrania (aunque las obras de ambos seguirรกn enseรฑรกndose en los centros educativos por considerarse autores nacionales). El prestigio de Pushkin ha acabado por resquebrajarse del todo en la capital del paรญs, que vive una guerra convencional en el frente y otra cultural en la retaguardia. Como el resto de sociedades occidentales, la ucraniana no es ajena a los conflictos que inundan la vida cultural, que en los รบltimos aรฑos se manifiestan de manera mucho mรกs confrontativa.

Las generaciones mรกs jรณvenes usan a menudo el concepto apropiaciรณn cultural y acusan a los rusos de haberles robado desde la sopa de remolacha borshch hasta la mรบsica folclรณrica (la Academia Nacional Ucraniana de la Mรบsica Tchaikovsky estรก a un paso de cambiar de nombre por este motivo). Aunque para ser justos, de ser tal, esta apropiaciรณn serรญa tan inocua como lo serรญa en Estados Unidos la de la pizza italiana y los cรกnticos de los esclavos negros reconvertidos en jazz. A ambos lados del ocรฉano el uso de esas supuestas apropiaciones como municiรณn de guerra cultural es igual de desafortunado.

Pero en Ucrania, a diferencia del resto de paรญses de su entorno, el enemigo no se encuentra dentro del paรญs, sino al otro lado de la frontera (es de esperar que una lejana paz en el futuro revierta esta tendencia) y son los antepasados artรญsticos rusohablantes quienes forman la quinta-columna que se debe combatir en el interior. En el pedestal del monumento a Pushkin, cuyo rostro habรญa sido vandalizado con una mancha de pintura roja (ya habรญa sido atacado en anteriores ocasiones), podรญa leerse en ucraniano: โ€œLa descolonizaciรณn no se detieneโ€. En un paรญs todavรญa bilingรผe, la renuncia al mรกximo exponente literario de uno de los dos idiomas es una simbรณlica declaraciรณn de intenciones. El alcalde de Kiev, el ex boxeador Vitali Klichkรณ, se encargรณ de explicitarla el mismo dรญa de la retirada: โ€œPushkin no se considera parte de la cultura ucranianaโ€.  

Paradรณjicamente, Pushkin hubiera estado de acuerdo con Klichkรณ en el desmantelamiento de todos sus monumentos, aunque por motivos totalmente distintos. ร‰l sabรญa que la supervivencia de su trabajo para las generaciones futuras no dependerรญa de ellos. Un monumento no creado por la mano me he erigido/ el sendero del pueblo que a รฉl conduce/ no llegarรก a cubrir la hierba/ mรกs alto se alzarรก que la insumisa testa del pilar alejandrino (Uso la traducciรณn de Fulvio Franchi, que me parece menos literal pero mรกs natural en espaรฑol). Con estos cuatro primeros versos empieza su poema Exegi Monumentum.

Los ucranianos marcados por la invasiรณn ciertamente verรญan en sucesivos versos del poema a un Pushkin imperialista, que como tantos artistas de la Rusia imperial fue innegablemente usado por el rรฉgimen soviรฉtico como herramienta de expansiรณn cultural, donde la rusa fue la cultura dominante a partir de los aรฑos 30:

En toda la gran Rusia se oirรก de mรญ,

y cada ser me nombrarรก en su lengua,

mi orgulloso descendiente eslavo, el finรฉs y el tungรบs,

aรบn salvaje, y el calmuco, su amigo de la estepa.

Pero al mismo tiempo podrรญan ver reflejadas en la siguiente estrofa sus penurias de una guerra que luchan con sobrada justificaciรณn contra la tiranรญa, tanto militar como culturalmente:

Y serรฉ largamente amado por el pueblo,

por haber despertado buenos sentimientos con la lira,

por haber ensalzado la Libertad en mi siglo cruel

y pedido piedad por los caรญdos. 

No es estrictamente necesaria la presencia de monumentos para apreciar el trabajo de los grandes poetas y escritores rusohablantes (lo dice alguien que aprecia a Pushkin sin que posiblemente haya un monumento suyo digno de tal nombre en varios miles de kilรณmetros a la redonda) porque sus obras son sus propios monumentos. Sin duda, parte de las generaciones de ucranianos que crecieron y fueron educados en la Uniรณn Soviรฉtica verรกn en el desmantelamiento de la estatua de Pushkin otro ataque a la cultura y a su visiรณn del mundo y tendrรกn razรณn; para las generaciones mรกs jรณvenes, en cambio, apenas significarรก algo y no tiene nada de reprochable.

Pushkin, sin embargo, seguirรก siendo leรญdo en Ucrania, de la misma manera que lo son en todo el mundo sin prestar mucha atenciรณn al idioma o a la nacionalidad los grandes autores de la literatura universal. Ahora mismo el paรญs se encuentra enfrascado en una guerra con los vivos en el frente y con los muertos en la retaguardia. Esta รบltima es una pรฉrdida innecesaria de energรญas, pero se entiende en el contexto de un paรญs que desea potenciar su propia cultura, que siempre fue vista como una versiรณn de marca blanca de la rusa. El odio que inoculan todas las guerras tambiรฉn juega un importante papel. 

Llegarรก el dรญa en que los ucranianos, una vez que hayan construido el paรญs que desean, leerรกn a Pushkin no sintiรฉndolo como al poeta de un patrimonio cultural heredado e impuesto, sino reconociรฉndole simplemente, una vez superado el odio con el tiempo, como al gran artista universal que siempre fue. En la lectura de su prosa y sus poemas mantendrรกn intacto el monumento que el poeta se erigiรณ a sรญ mismo. 

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Daniel Delisau es periodista.


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