Sobre agujeros negros

La divulgaciรณn de la imagen de un agujero negro supermasivo fue noticia hace unas semanas. Katie Bouman, doctora lรญder del equipo que desarrollรณ el algoritmo para obtener la fotografรญa, fue crucial en este esfuerzo y su historia sirve para volver a atender los obstรกculos que enfrentan las mujeres en las ciencias.
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Hace un par de semanas una foto apareciรณ en la primera plana de casi todos los periรณdicos del mundo y se compartiรณ millones de veces en redes sociales. La imagen, que viene de la galaxia Messier 87, aproximadamente a 55 millones de aรฑos luz de nuestro planeta, muestra un aro de luz anaranjada alrededor de un centro oscuro. Es un ojo estampado en el lienzo del universo: un agujero negro supermasivo.

La fotografรญa en cuestiรณn fue posible tras dos aรฑos de anรกlisis computacional de las observaciones hechas por el Telescopio de Horizonte de Eventos (EHT, por sus siglas en inglรฉs), una red internacional de ocho telescopios vinculados entre sรญ. Aunque la imagen requiriรณ la colaboraciรณn de equipos astrofรญsicos de todo el mundo, hay un nombre que se hizo especialmente cรฉlebre junto con ella: el de Katie Bouman, investigadora postdoctoral del Centro Harvard-Smithsonian de Astrofรญsica y experta en ciencias de la computaciรณn. Como estudiante de posgrado en el Instituto de Tecnologรญa de Massachusetts (MIT), de apenas 29 aรฑos, Bouman fue la lรญder del equipo que desarrollรณ el algoritmo que hizo posible obtener la foto. La doctora habla de su rol en el proyecto en esta charla TED que dio en el 2016, y explica cรณmo intentar ver este agujero negro desde la Tierra se parece mucho a intentar ver una naranja en la Luna.

Entusiasmada con un suceso que hace pocos aรฑos parecรญa imposible, Bouman publicรณ en su Facebook una foto que fue la segunda mรกs compartida en redes ese dรญa, despuรฉs de la del agujero. En ella aparece frente a una computadora, con un gesto de franca emociรณn, y escribe al pie: โ€œViendo con incredulidad cรณmo la primera imagen que hice de un agujero negro estรก en proceso de ser reconstruidaโ€.

Aunque en ella no hay gases ni polvo cรณsmico, esta foto tambiรฉn remite a un agujero negro: aquel en el que han terminado, histรณricamente, los nombres de las mujeres cientรญficas que han logrado hazaรฑas  como la de Bouman (por ejemplo Margaret Hamilton, la cientรญfica computacional que creรณ, a los 31 aรฑos, el software que le permitiรณ al Apolo 11 llegar a la Luna y cuya foto fue ampliamente compartida junto con la de Bouman).

 

Los obstรกculos que enfrentan las mujeres que desean desarrollar una profesiรณn cientรญfica no son un secreto para nadie. Segรบn datos de la UNESCO, sรณlo 30% de las investigadoras cientรญficas del mundo son mujeres. Y las que hay viven, y han vivido siempre, ninguneadas por sus colegas hombres y condenadas al olvido histรณrico y la invisibilizaciรณn. Como muestra, basta revisar algunas de las crรญticas de las ha sido objeto Bouman por haber recibido โ€œtanta atenciรณnโ€, poniendo en segundo lugar, segรบn dicen, a las demรกs personas (160 hombres y 40 mujeres, aproximadamente) que participaron en el proyecto. Los ataques sexistas eran de esperarse, claro: entre otras cosas, se dijo que Bouman solamente habรญa colaborado con pocas lรญneas del cรณdigo del algoritmo, mientras que su compaรฑero Andrew Chael, que escribiรณ muchas mรกs, se habรญa quedado sin crรฉdito.

Incluso concediendo que la atenciรณn centrada en Bouman trivialice de cierto modo el trabajo del resto de sus colegas, la difusiรณn de su foto no fue una estrategia de su ego, sino resultado de lo emocionante, por poco comรบn, que es ver en primera plana de los acontecimientos cientรญficos a una mujer joven que se atreve a sobresalir. De inmediato, la doctora declarรณ que la fotografรญa fue, por supuesto, resultado del esfuerzo conjunto del gran equipo con el que habรญa tenido la fortuna de trabajar y hasta el laboratorio del MIT, el CSAIL, publicรณ un hilo en Twitter que explica la foto es resultado un trabajo colectivo.

Con los dรญas, las fotos de Norte Dame en llamas han desterrado de los reflectores a las de Bouman y el agujero negro, pero el acoso misรณgino del que ha sido objeto permanece. Mientras tanto, yo he puesto la imagen sonriente de la doctora en mi salvapantallas. La deuda histรณrica que tenemos con las mujeres cientรญficas es grande. Recordar su rostro y su nombre es lo mรญnimo que podemos hacer.

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(Ciudad de Mรฉxico, 1984). Estudiรณ Ciencia Polรญtica en el ITAM y Filosofรญa en la New School for Social Research, en Nueva York.ย Esย cofundadora deย Ediciones Antรญlopeย yย autora de los libros Las noches sonย asรญย (Broken English, 2018), Alberca vacรญaย (Argonรกutica, 2019) y Una ballena es un paรญs (Almadรญa, 2019).


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