Todos merecemos ser celebrados

En una cultura terapรฉutica como la actual, es insoportable que no se nos diga que somos bellos o que debemos ser celebrados.
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Una sociedad en caรญda libre moral conllevarรก a la postre tambiรฉn su caรญda libre intelectual. Este extremo ya se alcanzรณ en la anglosfera, y tarde o temprano la seguirรกn los demรกs paรญses posprotestantes del norte de Europa. Lo irรณnico es que los arquitectos de ese declive intelectual creen honradamente que ellos mismos son justicieros y no vรกndalos. En cualquier caso, la situaciรณn es ya incluso mรกs acusada en los campos de la ciencia, la tecnologรญa, la ingenierรญa y las matemรกticas (STEM, en inglรฉs) que en los de las humanidades, aunque ello podrรญa solo deberse a que ya nadie entiende realmente para quรฉ sirven las humanidades y, por ende, estรกn desapareciendo, y en cambio todos saben que en el siglo XXI las disciplinas STEM son indispensables. Como Jerry Coyne y Luana Maroja sostienen (en “La subversiรณn ideolรณgica de la biologรญa”), “los cientรญficos, tanto fuera como dentro del entorno acadรฉmico, estรกn entre los primeros que comenzaron a desbrozar polรญticamente sus campos tergiversando o incluso mintiendo sobre verdades inconvenientes. Se lanzaron campaรฑas que eliminaban de la jerga cientรญfica palabras consideradas ofensivas, para asรญ asegurarse de que los resultados que pudieran “perjudicar” a las personas tenidas por oprimidas fueran eliminados de los trabajos de investigaciรณn, y para desviar hacia la reforma social recursos financieros otrora dedicados a la ciencia y a la investigaciรณn. El gobierno estadounidense se negรณ incluso a hacer pรบblicos datos genรฉticos recopilados con dinero de los contribuyentes si su anรกlisis podรญa calificarse de ‘estigmatizador'”.

Pero culpabilizar casi enteramente a lo woke es concederle demasiado crรฉdito. Las purgas con motivaciones รฉticas que Coyne y Maroja consideran errรณneamente polรญticas son, de hecho, el “cierre del acuerdo” del triunfo de una cultura terapรฉutica que, por supuesto, es muy anterior a lo woke. Estas manifestaciones contemporรกneas, como se originan en la cultura acadรฉmica, son especialmente bidimensionales y febriles, y confirman la afirmaciรณn de Weber en La ciencia como vocaciรณn de que “las profecรญas lanzadas desde una cรกtedra podrรกn crear sectas fanรกticas, pero nunca una auntรฉntica comunidad”. Aunque el mundo posprotestante, incluso sin lo woke, nunca habrรญa podido resistirse a la marea terapรฉutica. Su triunfo habrรญa demorado solamente un poco mรกs.

Coyne y Maroja se refieren con razรณn a la reciente renuencia en el รกmbito STEM a estudiar campos o a divulgar datos y conclusiones, incluso si se han efectuado estudios, que puedan estigmatizar o perjudicar de algรบn modo a grupos oprimidos y “marginados” de la sociedad. Si bien, en una cultura obsesionada con el reconocimiento, la estigmatizaciรณn es intolerable. Justo lo contrario, todos deben ser celebrados por la sociedad en su conjunto. Como afirmรณ el fiscal general de California, Ray Bonta, en su declaraciรณn oficial que conmemoraba el Mes del Orgullo: “Como aliado comprometido con el colectivo LGBTQ+, creo firmemente que todo el mundo merece estar a salvo, gozar de buena salud, prosperar y que se le celebre por lo que es, al margen de cรณmo se identifique o a quiรฉn ame”.

Resulta, en realidad, a todas luces extraordinario que nadie se sobresalte ante la idea de que las personas deberรญan ser celebradas en pรบblico por lo que son. Sobra decir que las personas en cuanto tales deberรญan verse celebradas en privado por sus seres queridos y colegas del trabajo. Pero sostener que todo el mundo debe serlo en cuanto tal equivale a afirmar que la celebraciรณn, como sistema polรญtico, es una suerte de deuda moral y social con cada individuo y cada grupo. Aunque en la cultura posprotestante, repito, semejantes expectativas sean muy anteriores a lo woke, a los postulados de la interseccionalidad y a la teorรญa racial crรญtica. Piรฉnsese en una de las canciones populares estadounidenses mรกs conocidas de la dรฉcada de los setenta, “Everything is Beautiful in its Own Way” de Ray Stevens.

Sostener que todo es bello, o que todos en cuanto tales necesitan ser celebrados, es, por supuesto, privar al concepto de belleza (o de celebraciรณn) de sentido alguno. Pues si todo el mundo es bello, ยฟquรฉ falta nos hace el concepto de belleza? De igual modo, si todos necesitan verse celebrados sin cesar, ยฟquรฉ puede significar celebrar? Y sin embargo, en una cultura terapรฉutica como la actual, es insoportable que no se nos diga que somos bellos o que debemos ser celebrados. Se perturba la sensaciรณn de bienestar de la gente, y como escribiรณ mi padre en 1987 en su obra El triunfo de lo terapรฉutico, [La] “sensaciรณn de bienestar se ha convertido en el fin, en lugar de ser producto del esfuerzo por alcanzar algรบn fin comunitario superior”. De este modo, ser humano y ser celebrado por la manera en que se es humano han quedado inextricablemente unidos. Y asimismo, no ser considerado bello, no ser objeto de celebraciรณn, etc. se convierte en una afrenta intolerable, lo que explica en buena medida la causa por la cual vivimos en una sociedad en la que tantas personas se sienten constantemente afrentadas, ofendidas o a punto de sentirse asรญ. Sรณlo un Niรกgara de elogios es moralmente aceptable.

Y hay apenas un paso entre querer ser celebrado y querer ser una celebridad. En este sentido, Andy Warhol, con su predicciรณn de que todo el mundo serรญa famoso quince minutos, es un punto de partida preferible, si se quiere entender el desastre cultural que se ha producido, que las panaceas woke de Ibram Kendi o Robin DiAngelo.

Traducciรณn del inglรฉs de Aurelio Major.

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David Rieff es escritor. En 2022 Debate reeditรณ su libro 'Un mar de muerte: recuerdos de un hijo'.


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