La economรญa mexicana necesita capital, pero lo desperdicia. La prensa y la Auditorรญa Superior de la Federaciรณn seรฑalan, una y otra vez, que tal obra costรณ el doble o el triple de lo presupuestado y que se terminรณ (o no se ha terminado) meses o aรฑos despuรฉs de lo previsto. Y, aun de las pocas obras terminadas a tiempo y con el presupuesto original, habrรญa que ver si se justificaron. El paรญs estรก lleno de obras pรบblicas y privadas que costaron mucho y se usan poco. No sรณlo obras: tambiรฉn instalaciones de tecnologรญa costosa que no se aprovecha o ni siquiera se desempaca.
Un legendario alcalde de Lagos de Moreno mandรณ hacer un puente, y no se usaba. Todos preferรญan cruzar el vado como siempre. Molesto por el desaire a su buena obra, puso un letrero que se volviรณ famoso: “Este puente se hizo en Lagos y se pasa por arriba”.
Las inversiones producen buena conciencia, aunque no produzcan mรกs que eso. Dan la satisfacciรณn de haber hecho algo valioso. El caso extremo son las inversiones que producen buena conciencia precisamente porque no se usan. Sucede con el armamento defensivo, y se comprende. Lo que no se comprende es la buena conciencia de invertir en automรณviles para inmovilizarlos. Merecen un letrero que diga: Esta inversiรณn se hizo en Mรฉxico, pero no se usa.
El propรณsito inicial del programa “Hoy no circula” fue retirar de la circulaciรณn la quinta parte de los automรณviles en el Distrito Federal, durante el invierno que empezaba a fines de 1989. La medida extrema, pero transitoria, se debiรณ a una crisis ambiental. Tuvo un efecto inmediato: el desahogo vial. Fue celebrada, y, a partir de ese รฉxito polรญtico, el programa se volviรณ permanente, se extendiรณ a la zona conurbada del estado de Mรฉxico, se reforzรณ con el Programa de Verificaciรณn Vehicular, se extendiรณ a los sรกbados y ahora se habla de introducir mayores restricciones: a ciertas horas, en ciertos lugares y sin excluir los coches nuevos, hasta ahora exentos.
Si en el Distrito Federal y รกrea metropolitana hay cinco millones de vehรญculos con un valor promedio de $100,000, inmovilizar la quinta parte representa un desperdicio permanente de un millรณn de vehรญculos: 100 mil millones de pesos invertidos para nada. ยฟSe justifica?
A pesar de que el programa estรก por cumplir un cuarto de siglo y es un gravoso impuesto en especie, no se ha gastado mucho en evaluarlo. No hay mediciones oficiales del costo social ni del beneficio social. Peor aรบn, hay evaluaciones tรฉcnicas externas donde resulta que el supuesto beneficio ambiental no se ha visto. Pueden leerse buscando en Google “Anรกlisis del Programa Hoy No Circula” del Instituto de Fรญsica de la UNAM y “The Effect of Driving Restrictions on Air Quality in Mexico City” de la Universidad de Michigan.
El primero seรฑala que en 1989 mejorรณ la vialidad, pero “no se observรณ ninguna reducciรณn en la contaminaciรณn del aire en la ciudad”; y cuando se introdujo el “no circula” sabatino en 2008 “pasรณ lo mismo que en 1989”. El segundo concluye que “No se ha visto una mejorรญa en la calidad del aire”. Ademรกs, seรฑala algo importante: que las restricciones llevaron a la compra de 325,000 autos adicionales, sobre todo usados, traรญdos de otras ciudades de Mรฉxico y de los Estados Unidos.
Cuando los mรฉdicos confiaban en las sangrรญas para curar toda clase de enfermedades, ยฟquรฉ hacรญan si el enfermo no mejoraba? Sangrarlo mรกs. No se les ocurrรญa pensar que las sangrรญas no curan. Sucede lo mismo con el Hoy No Circula. Si la contaminaciรณn no cede, a pesar de restricciones cada vez mayores, lo razonable es suponer que el remedio no funciona. Pero se opta por sangrar la circulaciรณn todavรญa mรกs.
Para reducir la contaminaciรณn, hay que buscar mejores soluciones que el desperdicio patrimonial: mejorar la calidad de los combustibles, la calidad de los motores, la calidad de las verificaciones, la calidad y capacidad del transporte pรบblico. Hay que desviar la circulaciรณn forรกnea que no viene a la ciudad, sino la cruza, porque no tiene vรญas de circunvalaciรณn. Tambiรฉn hay que reducir la contaminaciรณn no vehicular.
Descongestionar las calles es un objetivo distinto que reducir la contaminaciรณn, pero tampoco se logra con restricciones que terminan en comprar automรณviles adicionales. La descongestiรณn de 1989 se explica porque habรญa menos vehรญculos (dos millones) y la medida se anunciรณ como transitoria. Pero la sorpresa no es repetible, y ahora hay mรกs vehรญculos que capacidad vial.
Polรญticamente, es difรญcil eliminar el programa: serรญa reconocer el fracaso. Pero hay salidas. Por ejemplo: apoyar en grande el programa de prรฉstamo de bicicletas (Ecobici), que ha sido bien recibido, y anunciar que ha tenido tal รฉxito que no hace falta mรกs. El teatro polรญtico puede empezar suprimiendo el “no circula” sabatino, continuar limitรกndolo a las horas pico entre semana, luego a los meses de invierno y finalmente a crisis ocasionales. Es la tรกctica de los generales empantanados en una guerra que no va a ninguna parte. Declaran que ganaron y se van.
(Reforma, 30 junio 2013)
(Monterrey, 1934) es poeta y ensayista.