Richard Ford
Flores en las grietas
Traducciรณn de Marco Aurelio Galmarini, Barcelona, Anagrama, 2012, 224 pp.
Si uno googlea Flores en las grietas, el nuevo libro de no ficciรณn de Richard Ford, encuentra cero informaciรณn en inglรฉs. La razรณn es tan compleja como simple: el libro es un “invento” de Anagrama. No existe en el mercado anglo. Esto suena a casi imposible. Se podrรญa decir que este libro de Ford no es del todo de Ford. ¿Puede existir si no tiene original en su idioma nativo? Tema a discutir, pero la verdad es que sรญ. Claramente. Si bien es infrecuente, no es necesariamente malo o le resta mรฉritos. Lo que aumenta la rareza es que el autor estรฉ vivo. Parรญs era una fiesta de Hemingway o El Crack-Up de Scott Fitzgerald son pรณstumos y se armaron y editaron a partir de material disperso por gente cercana a ellos (Mary Hemingway, su mujer; y Edmund Wilson, el poderoso crรญtico literario, respectivamente) y resultaron libros de cabecera. Las semejanzas son el material autobiogrรกfico, la crรณnica o el ensayo periodรญstico-personal, el uso de la primera persona real que recuerda u opina sin recurrir a la ficciรณn. La gran diferencia es que aquellos salieron en su idioma y en su paรญs. En este caso, el libro (con un tรญtulo extraรฑo y poco fordiano) surgiรณ, segรบn dice la contratapa, “a sugerencia de Jorge Herralde”, su editor en nuestro idioma, y “reรบne por primera vez […] y como primicia, los textos memorialรญsticos y ensayรญsticos de este maestro de la narrativa norteamericana contemporรกnea”. Lo que no se dice es cuรกnta injerencia tuvo el propio autor, pero aquรญ estรก, sin dudas, Ford y su voz y su mundo.
Si yo fuera un fan de Ford que no supiera espaรฑol estarรญa tan emputecido como extraรฑado y, es probable, seducido por el “factor cool”: ¿por quรฉ el mundo de habla hispana conecta mรกs con mi autor favorito que mis compatriotas?
Mรกs allรก de su making of, Flores en las grietas es un gran libro de Richard Ford (o del mejor Ford o de ese Ford que se entiende mejor fuera de su paรญs y traducido). De hecho, este es el segundo libro que no ha llegado a librerรญas norteamericanas. Mi madre, un libro tan delgado como emocionalmente avasallador, es un texto madre en la obra de Ford, a travรฉs del cual muchos lectores acceden a รฉl (un librero amigo me dice que es uno de los mรกs comprados por hijos de cualquier edad cuando han tenido que pasar por el trance de perder a su madre) y tampoco estรก en inglรฉs. Correcciรณn: hace unos diez aรฑos, en la colecciรณn Vintage Books de Random House, se publicรณ una suerte de greatest hits de autores relevantes; Vintage Ford, en formato bolsillo, contenรญa, al final, Mi madre, pero puesto casi como bonus track.
Allรญ tambiรฉn estรก ese tono matter-of-fact, lo de relatar una situaciรณn que, de narrarse en presente, funcionarรญa menos o quizรกs serรญa intolerable:
Y conocรญ con ella ese momento que todos querrรญamos conocer, el momento de decir: “sรญ, las cosas son asรญ”. Un acto de conocimiento que confirma el amor. Conocรญ eso. Conocรญ muchรญsimos momentos como ese con ella, los conocรญ incluso en el instante en que ocurrieron. Y ahora. Y, supongo, los conocerรฉ siempre.
Clรกsico de Ford: el entender que “las cosas son asรญ”, que a veces suceden cosas malas pero que podrรญa ser peor; que algo se gana con eso. Esa forma de ver, que tiene mucho de midwestern y quizรกs puritano (no hacer mรกs drama del drama), es el soplo que da vida a los mejores textos de Flores en las grietas.
Pese a ser un autor intrรญnsicamente americano (nada de norteamericano o estadounidense: americano, asรญ a la antigua, como se ven a sรญ mismos los gringos, americano como los vaqueros o la ruta 66), lo cierto es que Ford (quรฉ mejor apellido para ser americano) no es un รญcono literario dentro de su paรญs. No es el Clint Eastwood de las letras, por mucho que asรญ se lo perciba desde fuera. O desde el mundo hispano. No es que sea un marginal. Nunca ha tenido, digamos, un estatus de outsider o de “apreciado solo por los europeos” a lo Fante, Bukowski o, mรกs recientemente, Auster. Ha ganado el Pulitzer, el PEN/Faulkner, y ha ingresado al Everyman’s Library con su trilogรญa (El periodista deportivo, El Dรญa de la independencia, Acciรณn de gracias) narrada y protagonizada por Frank Bascombe, la obra que mรกs ha conectado en todo sentido con los lectores y el establishment americano. El Ford que mejor funciona fuera, sin embargo, estรก mรกs al oeste, en los territorios de Wyoming y Montana, un mundo de gente tan desolada como el paisaje. Y Flores en las grietas sirve como bisagra para acceder a parte de esas zonas fronterizas pobladas de vaqueros errantes en camionetas, donde se emplazan libros como Rock Springs, Incendios y ahora la novela Canadรก.
Los textos de Flores en las grietas se centran en vidas mรญnimas (su padre, un golfista negro que trabajaba en un hotel de Arkansas, un exalcohรณlico que se convierte en escritor llamado Raymond Carver) y en ciertos autores: Richard Yates, los cuentistas americanos clรกsicos que lo formaron y Chรฉjov. En ellos estรก Ford recordando y estรกn sus juicios como autor, su plan, el credo de un escritor cuyo mayor compromiso es emocionar. No se ve a sรญ mismo como un intelectual ni mucho menos como alguien con una responsabilidad polรญtica.
A los escritores no se les pide que sean democrรกticos. Y nuestra obligaciรณn no es halagar al lector ni crear modelos positivos, sino intentar, por encima de todo, contar al lector algo que no sabรญa acerca de un tema que le interesa, y que una vez que lo conoce, se vuelve esencial.
Sus ideas lo acercan a otro gran artista con su mismo apellido: John Ford. Cuando los crรญticos intentaban hablar de la puesta en escena de sus pelรญculas, de sus temas subyacentes, de si Centauros del desierto era una obra maestra, el viejo John los desinflaba haciรฉndose el desentendido. “Yo hago westerns”, decรญa, como dejando claro que aquel que intenta programadamente hacer arte es un falso y que lo que un artista debe hacer es simplemente hacer bien su trabajo. Richard Ford piensa manera parecida:
En estos treinta aรฑos me he puesto como objetivo estricto dejarme largos periodos sin escribir, tanto que mi vida de escritor parece tener mรกs de no escritura que de escritura, lo que apruebo calurosamente […] A mi juicio uno de los beneficios de tomarse tiempo libre entre grandes proyectos de escritura –novelas, digamos– son evidentes y mรบltiples. Una razรณn es que se pone en primer lugar la vida vivida.
La vida como algo que se vive, y luego se recuerda. La vida como una aventura terrenal, no como una actividad intelectual. Ford no cree que la literatura nace de solo leer, de escribir. Es un trabajo, dice, como cualquier otro y necesita dedicaciรณn, valentรญa y humildad. A Ford claramente no le interesa escribir sobre literatura; escribe libros; con algo de memoria, con no poca curiosidad, con una fe inmensa en sus personajes. A partir de eso que รฉl tan bien ha denominado “vida vivida”, crea algo que a veces parece imposible: vida, pero por escrito. ~
(Santiago de Chile, 1964) es escritor y cineasta. Entre sus obras recientes se encuentran la pelรญcula Mรบsica campesina (2011) y el libro Missing: Una investigaciรณn (Alfaguara, 2011).