| Salvador Elizondo, Autobiografía precoz, Aldus, México, 2000. Aldus reedita este desplante que ya parecía inconseguible para nuevos lectores. A Elizondo esta veta evocadora (Elsinore es otra muestra) no le viene mal: su estilo se desenrosca y podemos leer con claridad cómo el joven escritor se explica a sí mismo y la poderosa atracción que ejercieron sobre él las culturas alemana y china. Al texto lo acompañan un poema y dibujos del autor. Jorge García Robles, El disfraz de la inocencia. La historia de Jack Kerouac en México, Ediciones del Milenio, México, 2000. Biógrafo del fenómeno beat en México, García Robles registra las varias incursiones del autor de En el camino a nuestro país, territorio ideal para la escritura desenfrenada, la borrachera, los trances místicos y el pasajero amor. Un tema obsesionó a Kerouac en esas estadías: Dios, y no fueron pocas las páginas que esa obsesión produjo. Para los centenares de seguidores mexicanos de Kerouac, esta novedad es bibliografía indispensable. Carmen Villoro, Jugo de naranja, Trilce Ediciones, México, 2000. La sencillez matutina y solar de un jugo de naranja marcan el tono de este nuevo título de la colección de poesía Tristán Lecoq. La poesía en prosa de Villoro, compacta y breve, tiende más hacia la viñeta y la postal que hacia el paisaje abierto. Es de bolsillo: se puede pasear con ella con la confianza y comodidad de su compañía. Thomas de Quincey, Los últimos días de Emmanuel Kant, traducción de José Rafael Hernández Arias, Valdemar, Madrid, 2000. Esta postergadísima nueva edición de Los últimos días de Emmanuel Kant pone en manos del lector en español un ensayo fundamental de uno de los mayores prosistas del siglo XIX, que relata con humor y agudeza filosófica el ocaso del gran pensador alemán mediante la intervención de otro personaje no menos fascinante: el clérigo Wasianski, un misterioso discípulo de Emmanuel Kant rescatado de las sombras por De Quincey con un afán casi policiaco. – |
